El Congreso da mal ejemplo sobre el uso de la mascarilla: pocas y para las cámaras de TV

Cuando empezó la pandemia de covid, los políticos fueron un mal ejemplo en cuanto al uso de test. Cuando no había para la población, ellos disponían para hacérselos incluso asintomáticos y algunos, como Pablo Iglesias, se saltaron públicamente el aislamiento domiciliario que recomendaban para la población. Con la nueva normalidad, vuelve el mal ejemplo.

Pese a que las mascarillas son obligatorias en espacios cerrados, el Congreso de los Diputados protagonizó un pleno en el que muchos diputados decidieron prescindir de la defensa fundamental contra el covid. Algún diputado, como el popular Gabriel Elorriaga, aparecía detrás de Pablo Casado sin mascarilla —y sin distancia de seguridad respecto a sus compañeros—. Cuando el líder de la oposición replicaba a Sánchez y las cámaras le enfocaban, Elorriaga destacaba sin la mascarilla. Entonces, una compañera le avisó y se la puso. No fue el único diputado sin mascarilla. Tampoco la llevaban los socialistas Rafael Simancas y Adriana Lastra. Algunos al menos intentaban dejar un escaño vacío a su lado.

Las mascarillas fueron de lo más comentado. No solo por su ausencia, sino porque Sánchez estrenó una con la bandera de España. En la ‘supercumbre' de Bruselas, que duró cuatro días y tuvo en vilo a todos los miembros de la Unión por si finalmente no había acuerdo, Sánchez lució una mascarilla de un negro riguroso, mientras que los principales líderes, como el francés Macron, lucían sus banderas nacionales. Hasta ahora, han sido sobre todo los dirigentes de PP y Vox los que se apuntaron a la moda de la insignia en la mascarilla. El partido de Santiago Abascal distribuyó a muchos de sus diputados desde el primer día algunas color verde y con la rojigualda plantada en un lateral.

También en el PP tienen customizadas las suyas. Incluso tienen unas azules con el nuevo lema de la formación, “Activemos España”, acompañando la bandera. Por eso, la sorpresa fue mayúscula cuando el presidente del Gobierno, que en Bruselas pasó de insignia nacional, se plantó en el Congreso este miércoles cuando se votaban los pactos de la reconstrucción con una color blanco y la bandera de España destacada.

El día anterior, Gabriel Rufián había criticado ese tipo de mascarillas desde la tribuna. Sánchez decidió apuntarse a la moda de los europeos, que en España solo había capitalizado la derecha, y se atrevió a llevarla puesta aún a riesgo de que acaben llamándole a él también facha.