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Los candidatos del PP apelan a los sentimientos y esencias de los afiliados
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Fernando Garea

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Fernando Garea

Los candidatos del PP apelan a los sentimientos y esencias de los afiliados

Las primarias radicalizan a los partidos; Casado, Santamaría y Cospedal rivalizan para reforzar posiciones, y la exvicepresidenta queda como la heredera de la gestión de Rajoy

Foto: Pablo Casado, Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal, en el Congreso. (EFE)
Pablo Casado, Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal, en el Congreso. (EFE)

La gacela que se salva y gana no es la que corre más que el león, sino la que corre más que las otras gacelas. Esa filosofía de supervivencia es la que, más o menos, determina las estrategias en unas elecciones primarias, una de las contiendas democráticas más difíciles de gestionar, según admiten los expertos en comunicación política.

No se trata de enfrentarse a otro partido (o especie), sino de correr más que los propios que, en teoría, tienen las mismas condiciones morfológicas, los mismos antecedentes y el mismo instinto de supervivencia. Y es preciso medir y controlar el nivel de agresividad con las otras gacelas, porque el enemigo es el león, aunque se compita en la carrera con los de la misma especie. En este caso, no se rivaliza con Ciudadanos, aunque en parte su irrupción les haya llevado a esta situación, y sí se necesite correr más que el otro. Todo es más complicado si, además, participan tan pocos afiliados que el resultado es aún más incierto y menos representativo.

Foto: Soraya Sáez de Santamaría, acompañada de Iñigo Méndez de Vigo, ha participado en un acto con afiliados en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Melilla. (EFE)

El mensaje del candidato no se dirige al conjunto de los ciudadanos y, especialmente, los potenciales votantes, sino a los convencidos, a los muy cafeteros que, además, han hecho ya el gesto de inscribirse para votar porque están muy interesados en el futuro del partido. Se trata de reforzar mensajes y convicciones, más que seducir como se hace en cualquier otra campaña.

Por eso, los tres principales candidatos a las primarias del PP (Pablo Casado, Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal) lanzan estos días mensajes en la campaña para reforzar el patriotismo de partido de sus afiliados.

No obstante, desde ese punto de salida hay matices visibles entre los tres candidatos. Así, Casado y Cospedal han introducido mensajes de diferenciación de la gestión del PP en los últimos años. El primero para buscar un mensaje muy identificable con el aznarismo, FAES y el liberalismo, en busca de las esencias de la derecha. Por eso arrancó el recorrido en el País Vasco con la apelación segura al terrorismo, a las víctimas de ETA y a los años de plomo en los que les unía el sufrimiento y la dureza frente a la banda. También los de la primera etapa de Mariano Rajoy en la oposición frente a José Luis Rodríguez Zapatero, las manifestaciones contra el diálogo con ETA y el “usted traiciona a los muertos”. En general, todo lo que tenga que ver con el sentimiento de pertenencia al PP, condición que, obviamente, comparten todos los que acudirán a votar el 5 de julio.

Pablo Casado, Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal lanzan ahora mensajes para reforzar el patriotismo de partido de sus afiliados

Cospedal arranca con la idea de que el afiliado del PP exige dureza frente al independentismo y, por eso, se diferencia asegurando que habría que haber aplicado antes el 155. No se le conocen declaraciones públicas de entonces discutiendo aquella decisión de Rajoy, pero ahora agita a los afiliados con esa bandera, sobre esa idea de que los militantes son siempre más radicales que sus dirigentes y hay que subirse a esa ola a costa de intentar borrar el pasado.

Otro de los valores que aprecian tradicionalmente los afiliados del PP es el de la unidad y, por eso, este lunes Cospedal se ha pronunciado por el acuerdo entre los dos más votados antes del congreso del día 20, para evitar la segunda vuelta. Que si hay división no sea por mí, viene a decir, porque nosotros no somos como los partidos de izquierdas. Casado antes había jugado esa baza, presentándose como alternativa pacífica a la disputa sin cuartel entre sus dos oponentes. Se supone que los afiliados del PP quieren paz y orden.

Cospedal apuesta por una lista única con los dos candidatos que tengan más apoyo

A Sáenz de Santamaría le han dejado por el momento el carril de la identificación con la gestión de Rajoy. Le toca el papel de albacea de la herencia de Rajoy. En su caso, la condición de ejecutora de las decisiones de la Moncloa le deja menos margen para diferenciarse. Fuera del PP ella puede ser criticada por la dureza policial del 1-O, pero es muy probable que entre los afiliados que votan ahora se le reproche no haber impedido con mayor contundencia la actuación del independentismo.

Los expertos en comunicación política sostienen que la lógica del voto en primarias es también distinta a la de cualquier otra elección. Por ejemplo, en el PSOE el valor de situar al frente a una mujer no funcionó en sus primarias y los militantes socialistas prefirieron otras apelaciones como la del orgullo de partido, la agresión exterior y, sobre todo, la de las consecuencias de la radicalidad de las bases y su esencia de izquierdas perdida en el Gobierno. Los tres candidatos giran a la derecha en busca de sus afiliados y ya habrá tiempo de volver al centro cuando en las generales se necesiten más votantes.

Las primarias suelen radicalizar a los partidos, les saca del centro.

Que si hay división no sea por mí, viene a decir Cospedal, porque nosotros no somos como los partidos de izquierdas

En cualquier elección, la polémica sobre los estudios de Casado sería un lastre para el candidato, pero en primarias puede hasta alentar el voto de la simpatía de quien se presenta como víctima de todo tipo de conspiraciones.

¿Cómo influye la corrupción? Hay que entender que para los votantes de otros partidos la corrupción asola al PP; para sus votantes le afecta, pero no le invalida y para los afiliados solo es parte de una conspiración y no es muy diferente a la del resto de formaciones. Todo es cuestión de perspectiva y sentimiento y, por tanto, ni suma ni resta en unas primarias.

Foto: La exvicepresidenta y candidata a la presidencia del PP Soraya Sáez de Santamaría, acompañada del presidente de Melilla Juan José Imbroda e Iñigo Méndez de Vigo, en Melilla este lunes. (EFE)

En primarias se puede castigar más a quien no defiende al partido que a la propia corrupción.

En cualquier elección para un cargo público el haber tenido experiencia de gestión puede ser un activo y, por tanto, un mensaje eficaz de campaña. En cambio, en unas primarias internas puede ser hasta contraindicado, lo que perjudicaría a Sáenz de Santamaría y beneficiaría a Casado. Todo ello, aplicando los criterios de primarias conocidas y con la salvedad de la incertidumbre sobre un proceso nuevo para el PP.

Coinciden los tres en evitar un debate público, precisamente para no contrariar ese espíritu de unidad que tiene el PP, pero no la izquierda. “Ya estamos dando bastante espectáculo como para hacer un debate, no somos el PSOE”, asegura uno de los candidatos. Y por eso no habrá debate.

La gacela que se salva y gana no es la que corre más que el león, sino la que corre más que las otras gacelas. Esa filosofía de supervivencia es la que, más o menos, determina las estrategias en unas elecciones primarias, una de las contiendas democráticas más difíciles de gestionar, según admiten los expertos en comunicación política.

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