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Pecar o no pecar, he ahí la cuestión
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Juan Carlos Rodríguez Ibarra

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Pecar o no pecar, he ahí la cuestión

“La maternidad debe estar protegida y apoyada. Promoveremos una ley de protección de la maternidad con medidas de apoyo a las mujeres embarazadas, especialmente a las

Foto: El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón (EFE)
El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón (EFE)

“La maternidad debe estar protegida y apoyada. Promoveremos una ley de protección de la maternidad con medidas de apoyo a las mujeres embarazadas, especialmente a las que se encuentran en situaciones de dificultad. Impulsaremos redes de apoyo a la maternidad. Cambiaremos el modelo de la actual regulación sobre el aborto para reforzar la protección del derecho a la vida, así como de las menores”.

Esto es todo lo que dice el programa electoral del PP de las Elecciones Generales de 2011 con el que ese partido ganó las mismas y por las que Rajoy es presidente del Gobierno.

Esto es lo que, por lo visto, tienen que votar los diputados populares, ateniéndose a la disciplina de voto y al compromiso que suscribieron los candidatos cuando fueron incorporados a las listas al Congreso y al Senado. Cualquier parecido con la ley que Gallardón quiere llevar adelante, en virtud de ese compromiso, se parece como un huevo a una castaña. Cualquiera diría, oyendo al ministro y a determinados portavoces populares, que lo que dice el anteproyecto de ley es lo que estaba escrito en el programa electoral. Juegan con la ventaja, en este y en otros asuntos, de que los ciudadanos no solemos leer los programas electorales de los diferentes partidos, por lo que mentir resulta relativamente fácil para quienes no tienen el más mínimo escrúpulo en hacerlo.

El ministro, como todo aquel al que no le salen las cuentas, emplea sus trampas para que todo salga perfecto

A Gallardón se le debió olvidar la primera parte de ese apartado y ha querido empezar la casa por el tejado. En lugar de tratar de desarrollar ese párrafo desde el principio al fin, el ministro ha decidido prescindir de la parte inicial que, desde su pensamiento conservador y desde su moral religiosa sería la que le daría cobertura al apartado siguiente.

Según el compromiso electoral, el Gobierno, consciente de que puede haber embarazos no deseados por mil y una razones, propone, en primer lugar, proteger y apoyar a las mujeres embarazadas, y especialmente a las que se encuentren en situaciones de dificultad. A continuación impulsarán redes de apoyo a la maternidad y, finalmente, cambiarían la ley actual de plazos para hacer una nueva  de supuestos, de tal manera, que la mujer que a partir de ese momento tuviera intención de abortar debido a las dificultades que para ella supusiera un embarazo, se encontrara con que el PP la protege, la apoya y la mete en una red de seguridad, con lo que la decisión sería la que la mujer quisiera, pero amparada y protegida en el caso de que decidiera continuar su embarazo.

No ha sido así. El ministro se ha olvidado de ese pequeño detalle y cual elefante en cacharrería ha decidido que dos y dos son cuatro y que con su pan se lo coman las que no tengan dificultades y las que sí.

El ministro, como todo aquel al que no le salen las cuentas, emplea sus trampas para que todo salga perfecto. Si el embarazo de una mujer es consecuencia de una noche de amor, de placer o de desenfreno, se aguanta y carga con el mochuelo. ¡No haber pecado! Si, por el contrario, el embarazo es la consecuencia de la violación, se le permite abortar porque si no hay pecado, no hay castigo. En las dos circunstancias, para el ministro y para quien le apoya, la vida del no nacido es prioritaria y digna de protección. Pero si el pecado acompaña a la futura madre, el niño nacerá y si no hay pecado, ¡que se muera! Como con las violaciones no le salían las cuentas al ministro, ha hecho la trampa. ¡Pecar o no pecar, he ahí la cuestión!

Si hubiera diputados populares chantajeados por el ministro de Justicia, no tendrían que tener el menor escrúpulo a la hora de votar contra el proyecto de ley cuando se presente, porque si fuera cierto lo del compromiso con el programa, ¿cuántas veces, a lo largo de esta legislatura han roto ese compromiso? Revisen el programa electoral y comparen lo votado con lo prometido. A Gallardón no parecía importarle esa impostura cuando se trataba de impuestos, sanidad, educación o pensiones. Curiosamente, es con esa ley con la que quieren hacer comulgar a sus diputados con ruedas de molino.

“La maternidad debe estar protegida y apoyada. Promoveremos una ley de protección de la maternidad con medidas de apoyo a las mujeres embarazadas, especialmente a las que se encuentran en situaciones de dificultad. Impulsaremos redes de apoyo a la maternidad. Cambiaremos el modelo de la actual regulación sobre el aborto para reforzar la protección del derecho a la vida, así como de las menores”.

Embarazo Alberto Ruiz-Gallardón