Es noticia
Se llamaban Bill Gates y Steve Jobs
  1. España
  2. En Nombre de la Rosa
Juan Carlos Rodríguez Ibarra

En Nombre de la Rosa

Por

Se llamaban Bill Gates y Steve Jobs

Es comprensible que quien no tiene relación con las nuevas tecnologías del conocimiento piense que lo que no se acredite con un título oficial no existe

Foto: Mónica Oriol.
Mónica Oriol.

Es comprensible, y hasta se puede entender, que personas que no tienen la menor relación con las nuevas tecnologías de la información y del conocimiento piensen, a la manera tradicional, antigua y analógica, que lo que no se acredite con un título oficial no existe o, lo que es lo mismo, que quienes no cuelguen de la pared de su domicilio o despacho un título escolar o universitario ni saben nada ni valen para nada, tal y como sentenció la semana pasada la Sra. De Oriol, Presidenta del Círculo de Empresarios, quien en un arranque de elitismo dijo aquello de que “hay un millón de personas con cero cualificación y un salario mínimo, y te obligan a pagarles aunque no valgan para nada”.

Sin duda, la Presidenta del Círculo de Empresarios conoce de sobra que las generaciones que han nacido bajo la égida de Internet saben más y tienen más conocimientos por lo que aprenden y por lo que se informan por fuera del circuito educativo que por el interior del mismo. Un joven digital no entra, de vez en cuando, en la Red, sino que vive en ella y allí estudia, se informa, se comunica, se enamora, se desenamora, hace amigos y enemigos, allí trabaja e intercambia información y opinión.

Si la Sra. De Oriol tuviera interés en conocerles debería saber que ellos están acostumbrados y dispuestos a mantener un diálogo con cualquier persona, ya sea un profesor, o una estrella del pop o del deporte, o una presidenta de un grupo de empresarios, y no necesitan ningún requisito especial relacionado con el estatus social de cada cual

Para ellos, la sociedad es una red horizontal, no una jerarquía vertical. Si la Sra. De Oriol tuviera interés en conocerles debería saber que ellos están acostumbrados y dispuestos a mantener un diálogo con cualquier persona, ya sea un profesor, o una estrella del pop o del deporte, o una presidenta de un grupo de empresarios, y no necesitan ningún requisito especial relacionado con el estatus social de cada cual. Y si se aproximara a ellos, probablemente entendería que su panfleto, además de ofensivo, fue injusto, no resultando suficiente las disculpas que pidió un par de días después por sus desgraciadas declaraciones.

Puesto que la Sra. Presidenta del Círculo de Empresarios tiene audiencia pública, para purgar su pecado de soberbia podría pedir que el sistema educativo español empezara por articular un sistema capaz de evaluar los conocimientos de los alumnos, que se salga del carril impuesto por dicho  sistema. Estaba bien que hace unos años se evaluara sólo aquello que se enseñaba en la escuela porque sólo en la escuela se enseñaba. Hoy, es una antigualla seguir evaluando de esa manera, y es estar fuera de la realidad medir el nivel de conocimiento y de aptitud de alguien por el número de diplomas conseguidos.

La experiencia demuestra que, hasta hace unos años, el título universitario era el instrumento que impedía que alguien se dedicara a arriesgar en un trabajo tan complicado como el de crear y mantener una empresa

No se sabe la cantidad de títulos académicos que adornan los despachos de los empresarios que forman parte del círculo que preside la Sra. De Oriol; estaba por atreverme y decir que no creo que ni el 50% de los mismos tengan un título universitario. Es más, la experiencia demuestra que, hasta hace unos años, el título universitario era el instrumento que impedía que alguien se dedicara a arriesgar en un trabajo tan complicado como el de crear y mantener una empresa. Tampoco se sabe qué pasa por la cabeza de unos jóvenes de 15, 16 o 17 años que, de pronto, abandonan sus estudios y deciden caminar por otros senderos menos seguros, menos confortables y con más riesgos de los que aparentemente ofrece el circuito educativo actual.

Sí sabemos que existen instituciones financieras en nuestro país que becan a los mejores expedientes académicos de la Universidad española. No se sabe, sin embargo, de la existencia de instituciones españolas que tengan la inquietud de preguntar a aquellos jóvenes españoles que a los inicios de su juventud decidieron transitar por otros caminos de los que, supuestamente, conducen al éxito y a la seguridad, por las razones del abandono educativo. Si la Sra. De Oriol estuviera, de verdad, arrepentida de lo dicho, tal vez debería aprovechar el viaje para preguntarles lo siguiente: ¿Tú que tienes en la cabeza para haber dejado la escuela o la universidad? En EEUU preguntaron y respondieron, entre otros, uno que se llama Bill Gates y otro que se hacía llamar Steve Jobs.

Es comprensible, y hasta se puede entender, que personas que no tienen la menor relación con las nuevas tecnologías de la información y del conocimiento piensen, a la manera tradicional, antigua y analógica, que lo que no se acredite con un título oficial no existe o, lo que es lo mismo, que quienes no cuelguen de la pared de su domicilio o despacho un título escolar o universitario ni saben nada ni valen para nada, tal y como sentenció la semana pasada la Sra. De Oriol, Presidenta del Círculo de Empresarios, quien en un arranque de elitismo dijo aquello de que “hay un millón de personas con cero cualificación y un salario mínimo, y te obligan a pagarles aunque no valgan para nada”.

Steve Jobs Bill Gates Sistema educativo