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De 'chachas' y desgarros
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Juan Carlos Rodríguez Ibarra

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De 'chachas' y desgarros

De cuando en cuando, el mundo político y el mediático encuentran temas para la discusión y el debate que dan para alargar las opiniones hasta el infinito

Foto: Javier León de la Riva explica sus declaraciones ante los medios. (Efe)
Javier León de la Riva explica sus declaraciones ante los medios. (Efe)

De cuando en cuando, el mundo político y el mediático encuentran temas para la discusión y el debate que dan para alargar las opiniones hasta el infinito. Uno de esos asuntos, el de la elección directa de los alcaldes, había vuelto a asomarse al foro y estaba provocando las delicias de quienes pueden opinar con total impunidad sobre las ventajas y los inconvenientes de esa forma de elección. Defender una u otra posición no compromete en casi nada y tampoco obliga a devanarse los sesos tratando de dar con la fórmula que permita, por ejemplo, reducir las listas de paro de nuestro país. Da la sensación de que algunos piensan que los parados se despiertan cada mañana preguntando si por fin se elegirá o no directamente a los alcaldes para saber si encontrarán o no empleo.

Cuando más viva estaba la discusión sobre los ediles, dos alcaldes, el de Toledo y el de Valladolid, se encargaron de recordarnos que ellos existen, que están ahí, elegidos por los concejales y, por lo tanto, con capacidad para opinar sobre lo divino y lo humano. Va el de Toledo y nos cuenta una historieta sobre 'chachas' y aspiradoras. El de Valladolid, para no ser menos, se larga un cuento sobre ascensores y faldas.

El de Valladolid sólo deja traslucir un lenguaje claramente machista, chulesco, repugnante y cobarde. "A veces me da cierto reparo entrar en un ascensor por si hay una chica con ganas de buscarte las vueltas, se arranca el sujetador o la falda y al salir del mismo grita que la han intentado agredir”, ha dicho. Es posible que alguna vez alguien vea un burro volando, pero lo normal es que los burros anden a cuatro patas con las pezuñas pegadas al suelo. De igual forma, eso que cuenta el alcalde puede ocurrir en alguna ocasión, pero cuando en un ascensor alguien trata de violentar a alguien, las cosas suelen ocurrir de manera contraria a como las cuenta el alcalde.

Que se sepa, las mujeres no van por los ascensores tratando de buscarle las vueltas a los hombres. Y si en ocasiones salen de un ascensor con la falda desgarrada no cabe la menor duda de que la agresión no ha sido inventada, sino real. Claro que, a partir de ahora, cada vez que un energúmeno trate de violar a una mujer se agarrará a la 'doctrina León de la Riva' y se defenderá diciendo que la mujer le quiso buscar las vueltas. Si nos diera por pensar mal, podríamos concluir que el alcalde de Valladolid se ha buscado una coartada para defenderse en el supuesto de que tratara de agredir a una mujer en un ascensor. Lo mejor sería que, por si acaso, ninguna mujer ose pisar el mismo ascensor que este regidor que, seguramente, diría las mismas estupideces si hubiera sido elegido directamente en la lista más votada.

De cuando en cuando, el mundo político y el mediático encuentran temas para la discusión y el debate que dan para alargar las opiniones hasta el infinito. Uno de esos asuntos, el de la elección directa de los alcaldes, había vuelto a asomarse al foro y estaba provocando las delicias de quienes pueden opinar con total impunidad sobre las ventajas y los inconvenientes de esa forma de elección. Defender una u otra posición no compromete en casi nada y tampoco obliga a devanarse los sesos tratando de dar con la fórmula que permita, por ejemplo, reducir las listas de paro de nuestro país. Da la sensación de que algunos piensan que los parados se despiertan cada mañana preguntando si por fin se elegirá o no directamente a los alcaldes para saber si encontrarán o no empleo.

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