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Experimentar, fracasar, y volver a intentarlo
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Juan Carlos Rodríguez Ibarra

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Experimentar, fracasar, y volver a intentarlo

Google ha invitado a 'El Confidencial' a formar parte de la Digital News Initiative, un ambicioso acuerdo para crear periodismo digital de alta calidad

Foto: Redacción de 'El Confidencial'. (Foto: Enrique Villarino)
Redacción de 'El Confidencial'. (Foto: Enrique Villarino)

Se suele pensar que la difícil situación por la que pasan los tradicionales medios de comunicación está provocada por la tecnología y, por consiguiente, esta es la causa principal, cuando no única, de la necesidad de cambiar. Esta visión simplifica considerablemente la realidad. Lo que realmente está provocando esa transformación es el cambio cultural de los usuarios, de los ciudadanos, que quieren estar informados de otra forma.

Si la aparición de las nuevas tecnologías hubiera significado, como siempre ha sido, hacer mejor y más rápido las mismas cosas, el problema planteado tendría fácil y sencilla solución. Pero en esta revolución tecnológica las nuevas tecnologías obligan a hacer cosas diferentes, porque su uso ha variado los hábitos, las costumbres, la mentalidad y la forma de querer saber de los ciudadanos. Esa es la razón por la que Google y ocho de los principales editores de noticias de Europa han anunciado un amplio acuerdo -Digital News Initiative (DNI)- para fomentar "el periodismo de alta calidad a través de tecnología e innovación y para proyectos que muestren nuevas formas de pensar en la práctica del periodismo digital". Es en este apartado donde El Confidencial, a diferencia de la mayor parte de medios presentes en la alianza, no ha forzado su inclusión en la DNI, sino que ha sido escogidopor Google para formar parte de él.

La nueva manera de querer estar informados supone una presión mayor sobre los medios que el propio cambio tecnológico. Este desafío que se vive como un drama para los medios tradicionales debería entenderse, por el contrario, como una enorme oportunidad para crear modelos de comunicación más democráticos y participativos.

La nueva manera de querer estar informados supone una presión mayor sobre los medios que el propio cambio tecnológico

En este nuevo escenario, Internet, la tecnología digital y los cambios sociales modifican radicalmente el papel de los medios de comunicación. La primera señal visible es la que dibuja una prensa escrita sufriendo una profunda crisis de identidad. Detrás de esa crisis, algunos sólo son capaces de ver un futuro apocalíptico tanto para las empresas y los medios tradicionales como para el sistema político democrático. Es comprensible la tendencia a caer en el catastrofismo si se observa que, día a día, los medios pierden publicidad, lectores, valor en bolsa y hasta la visión de su propia función social. Los ingresos publicitarios de la prensa diaria de pago en España se redujeron un 56% entre 2007 y 2012.

Ante ese panorama, la respuesta inmediata más fácil pasa por la reducción de presupuestos y de plantillas, lo que provoca que el producto final sea menos relevante y atractivo en un contexto en el que cada vez es más difícil lograr la atención de un lector desbordado por la oferta informativa. De este modo se acaba por lograr el efecto contrario al deseado, se acelera la crisis, aunque la reducción de costes pueda permitir un período de agonía más prolongado. Una consecuencia de ese proceso es la posible pérdida de credibilidad de los periódicos tradicionales.

La democracia sigue necesitando medios de comunicación, pero medios que entiendan el nuevo concepto social y tecnológico e informen y dialoguen con el ciudadano del siglo XXI. Los medios podrían encontrar muchas claves en la revolución que se está produciendo, pero para muchos responsables de medios tradicionales, los blogs y, por extensión, los medios nativos digitales, son parásitos de los periódicos que conducen a un futuro fragmentado y caótico.

Para muchos responsables de medios tradicionales, los medios nativos digitales son parásitos de los periódicos que conducen a un futuro caótico

Una sociedad que va dejando de estar compuesta por consumidores pasivos para irse conformando con usuarios activos y tecnológicamente capacitadosreclama una prensa que articule relaciones menos jerárquicas y unidireccionales. "El periodismo de calidad debe hacer frente a unos retos y unas oportunidades totalmente nuevas en la era digital", afirma Wilfried Ruetten, director del European Journalism Centre.

Añádase a todo ello que los costes de elaboración de noticias se han reducido enormemente gracias a la digitalización, y que el acceso a la información es mucho más sencillo, así como la velocidad de las comunicaciones. Consecuentemente, la drástica reducción de costes ha incentivado el surgimiento de una multitud de nuevos operadores, como los medios exclusivamente digitales -El Confidencial, The Huffington Post, El Diario, Público, etc-, los blogs o los portales de información.

Los medios que asumen y operan en este nuevo escenario se introducen en un proceso de adaptación que tiene mucho de experimental; sólo mediante la prueba y error continuos se acabará definiendo la combinación de tecnología, diseño y modelo de relación con los usuarios que los haga viables. En esta fase parece imprescindible no dejarse llevar por las urgencias; muchos de los experimentos que ponen en marcha los medios acaban descartándose cuando no proporcionan por sí mismos una rentabilidad rápida. Esa es una estrategia equivocada.

En el nuevo periodismo, la Red y la integración de la tecnología son requisitos imprescindibles, no son opciones. Como ha dicho recientemente Alejandro Laso, director de estrategia de El Confidencial, a propósito de la DNI, “La innovación y el trabajo conjunto para el desarrollo de nuevos productos es la mejor ayuda que Google podía ofrecernos”. Se sabe que nadieva a venir a enseñar cómo se hace algo que no se había hecho nunca; por eso hay que experimentar, fracasar cuando no haya más remedio y volver a intentarlo.

Se suele pensar que la difícil situación por la que pasan los tradicionales medios de comunicación está provocada por la tecnología y, por consiguiente, esta es la causa principal, cuando no única, de la necesidad de cambiar. Esta visión simplifica considerablemente la realidad. Lo que realmente está provocando esa transformación es el cambio cultural de los usuarios, de los ciudadanos, que quieren estar informados de otra forma.

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