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Respetar a las mujeres
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Miriam González

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Respetar a las mujeres

Llevamos ya 12 meses en los que la situación de las mujeres se ha deteriorado mucho más que la de los hombres y todo lo que han hecho los políticos es tirase los trastos a la cabeza

Foto: Manifestación 8-M en Madrid. (M.Z)
Manifestación 8-M en Madrid. (M.Z)

El pasado 8 de marzo abrí el ordenador para ver las noticias y acto seguido lo cerré exasperada. Llevamos ya una larga temporada en la que ver las noticias de España y caerse el ánimo a los pies es todo uno. Pero el 8 de marzo los políticos y políticas (o políticas y políticos, como prefieran) lograron superarse a sí mismos. Hubo de todo: el uno defendiendo no a las mujeres, sino a su Gobierno y aprovechando la ocasión para acusar a la ‘ultraderecha’ de utilizar a las mujeres nada menos que ‘como objetos de disfrute sexual’ (una acusación gravísima, hecha así por las buenas y sin sonrojarse); el otro acusando al primero de presidir el peor Gobierno en defender las oportunidades de las mujeres (¡cuántos gobiernos se disputan ese puesto!); la una lamentando que no hubiese más manifestaciones contra el criterio sanitario de su propio Gobierno (como si preservar la salud de los españoles no fuese con ella); la otra acusando a la primera de querer adoctrinar a los niños en un colegio (que ya es terrible utilizar el término ‘adoctrinar’ en este contexto), y el último en discordia (por provocar que no quede) proponiendo que se sustituya el Día Internacional de la Mujer, declarado mundialmente por Naciones Unidas, por un Día Nacional de las Victimas del Coronavirus, como si el merecidísimo reconocimiento que se les debe a todas las víctimas —no solo a las oficiales— no pudiera hacerse todos los otros días del año.

En casi todos los países del mundo es habitual que en el Día Internacional de la Mujer se anime a las mujeres y niñas a dedicarse a la política, porque las mujeres solo llegan al 6% de todos los jefes de Estado y el 7% de todos los presidentes de Gobierno. Señores políticos (término que por supuesto incluye también a las señoras políticas), ¿creen ustedes de verdad que una niña que les estuviese viendo ese día querría dedicarse a la política? Hasta las mujeres a las que nos gusta la política (entre las que me incluyo) acabamos hartas del deprimente espectáculo que ustedes ofrecieron, así que ni me quiero imaginar el efecto que tuvo su lamentable actuación sobre las niñas.

¿Cómo es posible que cuando regresan a sus puestos políticos se olviden de que hay cosas que les unen en la defensa de las mujeres?

Me consta que los derechos de las mujeres y las niñas es algo que les importa. Siempre que les pedimos ayuda en iniciativas de derechos de género ustedes (de casi todos los partidos políticos, a todos los niveles y tanto mujeres como hombres) acuden encantados. Yo lo sé porque lo veo en la organización internacional que presido dedicada a las niñas, Inspiring Girls, que opera en 22 países, incluido España. Y sé que hacen lo mismo con otras organizaciones e iniciativas: van, ayudan, lo hacen con generosidad, se les ve que les interesa, se ofrecen siempre para echar una mano, etc. ¿Cómo es posible que luego en cuanto regresan a sus puestos políticos se olviden tan pronto de que hay muchas más cosas que les unen en la defensa de los derechos de las mujeres y las niñas que las que les separan? ¿Tanto les cuesta poner los intereses de las mujeres y sobre todo de las niñas por encima de sus intereses partidistas aunque sea durante un solo día?

Llevamos ya 12 meses en los que la situación de las mujeres se ha deteriorado proporcionalmente muchísimo más que la de los hombres y todo lo que han hecho ustedes es tirase los trastos a la cabeza sin presentar, y por supuesto sin sacar adelante, ni una sola propuesta concreta que ayude a paliar ese daño. ¡Y eso a pesar de que muchos de ustedes hablan de mujeres y feminismo a todas horas! Esa utilización constante de las mujeres en su retórica sin hacer luego nada concreto y positivo por ellas es simple y llanamente una falta de respeto. Ya está mal que no tengan propuestas constructivas y concretas para un grupo de personas que representa más de un 51.6% de su electorado. Pero al menos, si no las tienen, dejen de utilizarnos para sus fines partidistas.

Esa utilización constante de las mujeres en su retórica sin hacer luego nada concreto y positivo por ellas es falta de respeto

Mientras ustedes siguen ahí enzarzándose los unos con los otros en la retórica de igualdad, otros gobiernos se dedican a hacer cosas, ¿no pueden ustedes imitarles y decir menos, pero hacer más? Estúdiense, por ejemplo, el paquete de reconstrucción que se acaba de aprobar en Estados Unidos que incluye ayudas directas de 234 euros por mes por hijo menor de seis años para todas las familias americanas, con ayudas hasta los 18 años (y con un criterio progresivo, para que los que menos tienen sean los que más reciban). Una medida que ni siquiera es de género, pero que es transformativa para los millones de mujeres sobre las que todavía recae mayoritariamente el cuidado de los hijos y las casas. Quizás no sea factible en España, porque no tenemos el músculo económico que tiene Estados Unidos. Pero al menos hagan ustedes un mínimo esfuerzo por buscar propuestas alternativas.

Por cierto, esa medida estadounidense la ha sacado adelante el Gobierno presidido por Joe Biden, un hombre de 78 años. Y que no tiene reparos en decir públicamente que ‘todos los hombres inteligentes deberían ser feministas’. Porque entiende el feminismo como lo que es: la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres. Sin condicionantes. Sin divisiones. Sin retóricas. Simple.

El pasado 8 de marzo abrí el ordenador para ver las noticias y acto seguido lo cerré exasperada. Llevamos ya una larga temporada en la que ver las noticias de España y caerse el ánimo a los pies es todo uno. Pero el 8 de marzo los políticos y políticas (o políticas y políticos, como prefieran) lograron superarse a sí mismos. Hubo de todo: el uno defendiendo no a las mujeres, sino a su Gobierno y aprovechando la ocasión para acusar a la ‘ultraderecha’ de utilizar a las mujeres nada menos que ‘como objetos de disfrute sexual’ (una acusación gravísima, hecha así por las buenas y sin sonrojarse); el otro acusando al primero de presidir el peor Gobierno en defender las oportunidades de las mujeres (¡cuántos gobiernos se disputan ese puesto!); la una lamentando que no hubiese más manifestaciones contra el criterio sanitario de su propio Gobierno (como si preservar la salud de los españoles no fuese con ella); la otra acusando a la primera de querer adoctrinar a los niños en un colegio (que ya es terrible utilizar el término ‘adoctrinar’ en este contexto), y el último en discordia (por provocar que no quede) proponiendo que se sustituya el Día Internacional de la Mujer, declarado mundialmente por Naciones Unidas, por un Día Nacional de las Victimas del Coronavirus, como si el merecidísimo reconocimiento que se les debe a todas las víctimas —no solo a las oficiales— no pudiera hacerse todos los otros días del año.

En casi todos los países del mundo es habitual que en el Día Internacional de la Mujer se anime a las mujeres y niñas a dedicarse a la política, porque las mujeres solo llegan al 6% de todos los jefes de Estado y el 7% de todos los presidentes de Gobierno. Señores políticos (término que por supuesto incluye también a las señoras políticas), ¿creen ustedes de verdad que una niña que les estuviese viendo ese día querría dedicarse a la política? Hasta las mujeres a las que nos gusta la política (entre las que me incluyo) acabamos hartas del deprimente espectáculo que ustedes ofrecieron, así que ni me quiero imaginar el efecto que tuvo su lamentable actuación sobre las niñas.

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