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Sánchez se va a California a poner en venta España
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Miriam González

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Sánchez se va a California a poner en venta España

No es la primera vez que Sánchez va a California. Ya lo hizo en 2018, cuando les dijo a las tecnológicas y a los fondos que iba a "convertir España en un país de 'startups"

Foto: Pedro Sánchez, en su anterior visita a California (EEUU).
Pedro Sánchez, en su anterior visita a California (EEUU).

Pedro Sánchez se va a California. Y hasta tiene organizada una cena en mi barrio, en Silicon Valley. Para llegar a California, pasará por Nueva York, pero no por Washington. Allí no va porque Biden no le recibe. Y no es, como dicen algunos, porque a los americanos les desagraden sus socios de gobierno. Con 78 años, Biden tiene prisa por remodelar su país, está sacando adelante un presupuesto con programas revolucionarios de apoyo financiero a las familias y está inmerso en una lucha encarnizada con China por la supremacía tecnológica. Simplemente, tiene un millón de cosas más importantes que hacer que perder una hora reunido con un presidente como Sánchez que se dedica no a lo mollar, sino al 'marketing' político.

Lo único que le interesa actualmente a Biden de los dirigentes europeos es el compromiso de que la Unión Europea no flirteará con China. Pero ese compromiso no lo puede obtener de Pedro Sánchez, porque no pinta nada en Europa. Cuando los ministros españoles van ahora a Bruselas, van a pedir, no a decidir. Es la consecuencia directa de no haber puesto el crecimiento económico y las reformas del sistema político en el centro de la agenda del Gobierno (a diferencia de lo que han hecho otros, léase Macron y Draghi).

No es la primera vez que Sánchez va a California. Ya lo hizo en 2018, cuando les dijo a las tecnológicas y a los fondos californianos que iba a "convertir España en un país de 'startups", contándoles que "dentro de pocas semanas" iba a anunciar "planes para transformar el país en un lugar donde las ideas prosperen y las innovaciones se conviertan en realidad".

Lo único que le interesa actualmente a Biden de los dirigentes europeos es el compromiso de que la Unión Europea no flirteará con China

¿En qué quedó todo eso? Pues, como casi siempre, en agua de borrajas. A pesar de las grandilocuentes promesas del presidente en 2018, según el prestigioso 'ranking' de Atomico, España sigue siendo el tercer país europeo empezando por la cola en número de 'startups' per cápita. Nos pasan hasta países como Chipre, Eslovenia y Letonia.

Los planes que Pedro Sánchez prometió en 2018 en cuestión de semanas siguen sin existir. La ley de 'startups' ha tardado en ver la luz más de dos años y, a día de hoy, es tan solo un anteproyecto. Es una norma que intenta copiar cosas que ya se han ido haciendo en otros países, lo cual es positivo; pero a la que le falta ambición, porque no elimina los innumerables obstáculos burocráticos y fiscales a los que se enfrentan las 'startups' en España.

El presidente quiere presentar su visita a California esta semana como un 'roadshow' para atraer inversores. La clave está en el tipo de inversores que quiere traer Sánchez. Aunque va a visitar Apple, no va a conseguir que las empresas de Silicon Valley aumenten significativamente sus centros de operaciones tecnológicas en España para crear aquí más puestos de trabajo técnicos que nos ayuden a engancharnos a la revolución tecnológica, beneficiando así a los jóvenes españoles.

Foto: Foto: EFE.

Las razones por las que no lo va a conseguir son evidentes: en España, sigue sobrando burocracia, sigue sobrando clientelismo, sigue faltando seguridad jurídica y sigue faltando una reforma universitaria seria para que esas empresas tecnológicas puedan tener todos los ingenieros (de todas las especialidades tecnológicas y con todo el nivel de excelencia) que necesitan. Para cambiar todas esas cosas, Sánchez tendría que estar centrado en modernizar el país con reformas tanto económicas como políticas (la reforma administrativa, la judicial, la reglamentaria y la universitaria). Pero Sánchez está a todo menos a eso. Las únicas reformas que está dispuesto a hacer son las que le exijan desde Bruselas, poco, mal y a regañadientes.

A falta de reformas sustanciales, la única inversión que va a conseguir Sánchez en California es la de los fondos de inversión a corto plazo. Los fondos americanos tienen un aliciente importante para invertir ahora en España, porque en los próximos meses se repartirá el dinero de los fondos europeos. Esta es la jugada: Sánchez podrá proclamar que llega inversión internacional a España y a cambio los fondos americanos podrán comprar participaciones y empresas españolas a precio de saldo, esperar a que esas empresas reciban el dinero europeo y luego deshacerse de los activos embolsándose ellos el beneficio. Todos salen ganando. Corrección: todos salen ganando, menos los españoles. O más concretamente: todos salen ganando, menos los jóvenes españoles.

Ya está mal que, como ha ocurrido casi siempre en España, los fondos europeos acaben en proyectos de clientelismo político que no sirvan para reestructurar la economía del país. Pero lo que nos faltaba es que encima ese dinero de la reconstrucción europea acabe ahora en manos no de los españoles o de los europeos, sino de los fondos americanos.

Pedro Sánchez se va a California. Y hasta tiene organizada una cena en mi barrio, en Silicon Valley. Para llegar a California, pasará por Nueva York, pero no por Washington. Allí no va porque Biden no le recibe. Y no es, como dicen algunos, porque a los americanos les desagraden sus socios de gobierno. Con 78 años, Biden tiene prisa por remodelar su país, está sacando adelante un presupuesto con programas revolucionarios de apoyo financiero a las familias y está inmerso en una lucha encarnizada con China por la supremacía tecnológica. Simplemente, tiene un millón de cosas más importantes que hacer que perder una hora reunido con un presidente como Sánchez que se dedica no a lo mollar, sino al 'marketing' político.

Pedro Sánchez