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La conciliación y 'lo social'
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Miriam González

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La conciliación y 'lo social'

Es una discusión compleja sobre la que hace falta un debate social amplio y abierto, pero desde luego no es cuestión de 'ayuditas' electoralistas

Foto: Alberto Núñez Feijóo. (Europa Press/Jorge Peteiro)
Alberto Núñez Feijóo. (Europa Press/Jorge Peteiro)
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El PP se ha lanzado a la conciliación para hacer una incursión en el territorio de 'lo social' que tradicionalmente ha sido del Partido Socialista. Pero lejos de plantear una política de conciliación realista y moderna, la propuesta del PP huele a las típicas políticas paternalistas de 'ayuditas para todos' a las que nos tiene acostumbrados el PSOE.

Para hacer una política de conciliación moderna hay que partir de un diagnóstico realista del país y una visión clara sobre dónde deberíamos ir en el futuro. Y después hay que cuadrar con todo ello las cambiantes realidades sociales. Hacer ese ejercicio es un reto para los líderes de los partidos políticos, porque no es que no tengan una visión clara sobre dónde tiene que ir el país, es que se autoengañan sobre el diagnóstico. Es desesperante escuchar a Sánchez y Feijóo hablar sobre cómo se puede "mantener" la economía y la productividad, aunque se reduzcan las horas de la jornada laboral. Deberían ambos ponerse un post-it en su mesilla de noche y apréndanselo de memoria: en España no hay que mantener la productividad, ¡hay que aumentarla!.

Mantener la productividad en los niveles que tenemos ahora significa que cada generación de españoles va a vivir peor que la anterior y eso es inadmisible. Tenemos dos alternativas: o trabajamos todos más, o movemos progresivamente nuestra economía a sectores más productivos (específicamente servicios de mucho valor añadido y tecnología) mientras mantenemos los sectores tradicionales punteros. La única otra opción es ampliar la base de trabajadores con mucha más inmigración, lo cual no parece socialmente asumible.

Esas alternativas son la base sobre las que hay que definir la política de conciliación y no tiene sentido que los partidos políticos mayoritarios pretendan que la realidad sea la que no es. Sobre todo porque si en España ahora mismo no nos podemos permitir el lujo de incrementar la productividad realizando menos horas de trabajo es porque sucesivos gobiernos del PSOE y el PP se han pasado cuarenta y cuatro años manteniendo a nuestro país en una economía de poco valor añadido, es decir, una economía de sueldos bajos.

Si las políticas sociales de los partidos es anticuada, en lo que se refiere a las mujeres y la conciliación, rezuma condescendencia

En principio, la política social debe centrarse en apoyar a aquellos que realmente lo necesitan, focalizando el mayor número de recursos posibles sobre los más vulnerables para permitirles tener un nivel de vida digno y acceso a oportunidades. Pero como, tras décadas de políticas inadecuadas, la clase media española tiene dificultades para mantener un nivel de vida aceptable con sus sueldos (especialmente si tienen varios hijos) ahora hay que recurrir a las ayudas generalizadas. Todo ello cortesía del bipartidismo (mutado actualmente en el bi-bloquismo) que sigue dilapidando la energía del país en todo menos en lo importante, que es la modernización de nuestras estructuras productivas. La guinda es que ahora planteen de forma paternalista unas 'ayuditas' y encima les tengamos que dar las gracias. Pero qué menos que exigir un poco de rigor social: ¿es serio que en un país con la segunda mayor tasa de pobreza infantil de toda la Unión Europea y con 867.000 niños y adolescentes sufriendo carencia material severa nos planteemos bonificaciones para los hijos de todas las familias, incluidas las familias más ricas? Hay que dejarse de prebendas facilonas de corte electoralista y concentrar los recursos donde realmente hacen falta.

Si la metodología de las políticas sociales de los partidos políticos es, por lo general, anticuada, en lo que se refiere a las mujeres y la conciliación, rezuma condescendencia. No puede ser tan difícil para los líderes políticos entender que las mujeres, así en conjunto, no necesitamos 'ayuditas'. Lo que necesitamos es que se reconozca el valor económico de lo que hacemos y que se planteen soluciones efectivas para redistribuir las cargas que nosotras soportamos. Por supuesto que a nadie le amarga un dulce (aunque sea un dulce indisimuladamente electoralista como es la propuesta de conciliación del PP). Pero no se trata de que un líder, sea del partido que sea, nos haga un regalito. Se trata de hacer que la sociedad distribuya las cargas de forma justa.

La conciliación no es solo de 0 a 3 años. A ver si empezamos a tener más líderes mujeres y dejamos de explicarlo

Si España (como el resto de los países del mundo occidental) se puede costear el Estado de bienestar es porque (aparte de la deuda) nosotras nos hemos lanzado al mercado de trabajo. Así que la sociedad necesita nuestro trabajo. Desde un punto de vista económico — no ya de felicidad y realización personal— toda sociedad que quiera prosperar necesita que crezcan niños, que las familias vivan en hogares mínimamente higiénicos, que todos coman comida mínimamente nutritiva, etc.

Lo que no es tolerable es que seamos las mujeres las que nos ocupemos primordialmente de todo eso, mientras, a la vez, contribuimos a la economía de la misma forma que hacen la mayoría de los hombres. Y es especialmente injusto que encima esto se haya convertido en un tabú, ya que ni el valor de la maternidad ni el valor de seguir gestionando o haciendo las labores de cuidado de familias y casas están reconocidos por la sociedad, ni en términos generales, ni en términos económicos. Es más, no se ven ni siquiera como un coste para generar productividad, porque no se pueden desgravar los costes de los cuidados que necesitan las familias. Es una discusión compleja, que no está iniciada en la mayoría de los países y sobre la que hace falta un debate social amplio y abierto. Pero no es una cuestión de política social, sino de política económica. Y desde luego no es cuestión de 'ayuditas' electoralistas.

Y un solo apunte más: por favor, que alguien le cuente a los líderes de los partidos políticos que la conciliación no es solo de 0 a 3. Mi hijo pequeño tiene 15 años y yo sigo conciliando. A ver si empezamos a tener más líderes mujeres y podemos dejar de tener que explicarlo.

El PP se ha lanzado a la conciliación para hacer una incursión en el territorio de 'lo social' que tradicionalmente ha sido del Partido Socialista. Pero lejos de plantear una política de conciliación realista y moderna, la propuesta del PP huele a las típicas políticas paternalistas de 'ayuditas para todos' a las que nos tiene acostumbrados el PSOE.

Alberto Núñez Feijóo Pedro Sánchez
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