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Miriam González

En versión liberal

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'Sludge'

En una etapa de profundo cambio económico, la agilidad es crucial y determina nuestras perspectivas de futuro. Por eso, muchos países están haciendo esfuerzos por identificar rápidamente su 'sludge' y eliminar burocracia

Foto: Oficina del SEPE. (Europa Press/Jesús Hellín)
Oficina del SEPE. (Europa Press/Jesús Hellín)
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Apréndete esta palabra: sludge. Se pronuncia eslach (si eres purista slach) y significa lodo. A diferencia de lodo, sludge tiene un punto onomatopéyico: eslach es el ruido que hace el zapato cuando se mete en el lodo. Eslach – eslach, suenan los pasos.

En ciencia, del comportamiento sludge son las barreras, trabas o fricciones que nos dificultan alcanzar nuestros objetivos. Un ejemplo de sludge es Ikea haciéndonos pasar por toda la tienda cuando lo único que queremos comprar es una lámpara. O los periódicos digitales que aceptan nuestra suscripción con un click pero luego nos hacen llamar por teléfono para cancelarla.

Los padres del sludge son el profesor de Harvard Cass Sunstein y el Premio Nobel de Economía Richard Thaler. Entré en contacto con Sunstein hace unos meses a raíz del programa de jóvenes *Imagina de España Mejor. En la encuesta de más de 11.000 jóvenes que lanzamos, los jóvenes nos decían que su mayor preocupación es poder irse al extranjero a conseguir experiencia práctica. Así que convencimos a expertos en ciencias del comportamiento —internacionales y nacionales (incluida la organización de Richard Thaler, el BIT)— para trabajar con los jóvenes sobre cómo conseguir más acceso a experiencia práctica en España y cómo quitar barreras al emprendimiento juvenil. Recabamos el apoyo financiero de Microsoft, pero no era suficiente. Y todavía no se han sumado empresas españolas, por eso del eterno miedo de los empresarios españoles a significarse en cualquier cosa que suene a políticas públicas. Así que una mañana me encontré en mi cocina, quejándome de que fuese más fácil convencer a una tecnológica estadounidense que a una empresa del Ibex de la necesidad de apoyar a los jóvenes españoles con iniciativas transformadoras. Harto de oírme, mi marido me sugirió: llama a Cass Sunstein que es fantástico, seguro que tiene ideas y encima os apoya pro-bono.

Cuando uno escucha a Sunstein hablar del sludge, cae en la cuenta de la monstruosa cantidad de sludge que tenemos en España. Todo lo que tocan los políticos españoles lo convierten en sludge. ¿La forma en la que se nos obliga a coger cita previa antes de hacer una gestión administrativa simple? Sludge. ¿El laberinto burocrático con el que hay que lidiar para recibir el Ingreso Vital Mínimo, que hace que muchas familias vulnerables ni siquiera lo reciban? Sludge. ¿El tener que ir presencialmente al notario cuando en casi todos los países se puede hacer por medios telemáticos? Sludge. ¿Los obstáculos para recibir fondos europeos que hacen que muchas empresas necesiten contratar asesores tan solo para poder solicitarlos? Sludge. ¿Las decenas de trabas administrativas que hacen del emprendimiento en España una auténtica gymkana? Sludge. ¿Las once páginas web de lenguaje ultra-técnico que tiene que consultar un autónomo para darse de alta? Sludge. ¿La lista enorme de trámites que han impedido que las familias de La Palma hayan recibido las ayudas por la catástrofe hasta tres años después de que ocurriera?Sludge, sludge, ¡¡SLUDGE!!.

Foto: La presidenta de la AIReF, Cristina Herero. (EFE/Pedro Puente)

En una etapa como la actual de profundo cambio económico, la agilidad es crucial y determina nuestras perspectivas de futuro. Por eso, muchos países están haciendo esfuerzos por identificar rápidamente su sludge y eliminar barreras y burocracia. Es algo que no solo mejora la economía, sino la vida de todos, especialmente la de los que tienen menos recursos, que son aquellos en los que las barreras o fricciones tienen más impacto. Además, eliminar sludge ahorra dinero, tanto público como privado.

La iniciativa de Biden de Tiempo es Dinero —e incluso parte del propósito del Departamento de Eficiencia que va a liderar Elon Musk para Trump— van precisamente en ese sentido. Los americanos llevan ya varios años trabajando en esto: con la ayuda de Sunstein, por ejemplo, han conseguido que 10 millones de niños tengan acceso a desayunos y comidas gratuitas de manera sencillísima. Y en tan solo un año han eliminado 20 millones de horas de sludge administrativo en las ayudas de emergencia para que las víctimas de desastres climáticos puedan tener alivio rápido y efectivo. Y no es solo Estados Unidos: Alemania, Emiratos e India son algunos de los países donde más se está haciendo. La OCDE ha trabajado en programas piloto para reducir sludge en países como Canadá, Francia, Australia, el Reino Unido, Nueva Zelanda, Brasil y Turquía. Hasta Benín está trabajando en esto y ha logrado que solo se tarden dos horas en crear y registrar una empresa. Y Togo ha creado una plataforma para que las ayudas de emergencia a los ciudadanos más vulnerables se reciban directamente en sus teléfonos móviles.

Foto: La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. (EP/Jesús Hellín)

En España vamos —una vez más— tarde. Hay que ponernos las pilas y empezar rápidamente a identificar nuestro sludge y eliminarlo. Dedicando energía política a este empeño. Y creando una unidad con expertos en ciencias del comportamiento en el Gobierno exclusivamente dedicada a este objetivo, como están haciendo en muchos otros países, y fijando metas concretas pero ambiciosas.

Hay que convencer a los políticos españoles de que España no puede ir por detrás de países como Emiratos, Brasil o Turquía. Eliminar trabas, fricciones y burocracia debe ser una prioridad tanto para el Gobierno como para la oposición. Y hay que lograrlo no en cuestión de años, sino en cuestión de meses.

Apréndete esta palabra: sludge. Se pronuncia eslach (si eres purista slach) y significa lodo. A diferencia de lodo, sludge tiene un punto onomatopéyico: eslach es el ruido que hace el zapato cuando se mete en el lodo. Eslach – eslach, suenan los pasos.

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