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La decencia se demuestra andando
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Miriam González

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La decencia se demuestra andando

España necesita una 'revolución de la decencia'. Pero esa revolución no la pueden liderar partidos que llevan décadas presidiendo Gobiernos llenos de abusos

Foto: El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (Europa Press/Fernando Sánchez)
El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (Europa Press/Fernando Sánchez)
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La derecha ha salido la calle a decir que "España necesita una revolución de la decencia" y – -¡oh albricias! - que esa revolución la van a liderar ellos.

No es por poner al liderazgo del PP en su sitio, pero ni los votantes más acérrimos del PP se podrán creer tamaña milonga. Como no la podrían creer los del PSOE cuando allá por el 2016 Sánchez reclamaba decencia ante la corrupción del PP. O los votantes de Rajoy cuando se trataba de echar a Zapatero. Ni los de Zapatero cuando se trataba de echar a Aznar. Ni Aznar cuando prometía limpieza ante los abusos del gobierno de González.

Que los militantes del PSOE y el PP piensen que los suyos lo van a hacer mejor que los otros es lo normal. Ahora, que piensen que los suyos van a traer una política limpia y decente es, no sé si de risa, o de pena. A estas alturas, no puede haber nadie en España que no sepa que tanto el PP como el PSOE han presidido décadas de Gobiernos nacionales, autonómicos y municipales llenos de abusos. Y los siguen presidiendo.

Desde España Mejor nos hemos pasado casi todo un año -pico y pala- llevando por todo el país un Código Ético de Gobierno para el presidente y los ministros. Noventa y nueve compromisos y controles que son rutinarios en otros países (no solo nórdicos y anglosajones, sino países similares al nuestro). Cosas simples, como comprometerse a dimitir si se demuestra que han mentido deliberadamente en el Parlamento, a evitar los conflictos de interés tanto reales como aparentes con sistemas preventivos, a limitar el número de asesores y publicar sus currículums, a hacer todos los nombramientos por mérito y capacidad y no por nepotismo político, a no interferir en los organismos independientes, a hacer ruedas de prensa abiertas e informar sobre los beneficiarios últimos de la publicidad institucional, a limitar el uso de coches y casas oficiales, etc.

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo (i), junto al líder de los populares andaluces, Juanma Moreno. (EFE/Rafa Alcaide) Opinión

No hemos encontrado un solo político que se haya comprometido a todos esos controles rutinarios. Muy buenas palabras en las reuniones, mucha predisposición a hacerse fotos con la sociedad civil y mucha sonrisa. Pero ni un solo cambio.

El Gobierno está inmiscuido en un totum revolutum de conflictos, corrupción, nepotismo y abusos, así que el PSOE no quiere aceptar normas que limiten esos abusos, porque hacerlo implicaría tener que desmantelar el gobierno ipso facto, que es lo que -si imperara la decencia- debería haber pasado hace ya tiempo.

Foto: Concentración del PP bajo el lema 'Mafia o democracia'. (EP) Opinión

Pero se preguntarán ustedes, ¿y por qué no acepta esas normas la oposición?. ¿Por qué no firma el Código el líder del PP?. ¿Por qué no se compromete Feijóo a esos controles rutinarios cuando hacerlo sería la manera más fulminante de poner a Pedro Sánchez contra las cuerdas y meter un gol decisivo en la portería del Gobierno?

Pues ¿por qué va a ser? Por lo de siempre, porque el PP quiere tener las manos libres para cuando ellos lleguen al Gobierno. Como también quiere esa libertad para sus comunidades autónomas. Basta ver las veces que en la Comunidad de Madrid se saltan las normas de mérito y capacidad. En la Generalitat Valenciana ni las tienen. En la Xunta de Galicia falla la información sobre asesores y publicidad institucional. Y por no tener, en la Junta de Andalucía no tienen ni código ético. Podría seguir con el resto de comunidades autónomas y ayuntamientos del PP. Y con las del PSOE. Y con las del resto.

Ya es lamentable que los políticos españoles no se sometan a los controles y garantías que son rutinarios en muchos otros sitios. Pero por favor, que dejen de cuestionar la inteligencia de los españoles hablando de decencia cuando no están dispuestos a poner mecanismos en marcha que la garanticen. Ni los españoles somos imbéciles, ni somos amnésicos, ni estamos ciegos.

Foto: Pedro Sánchez, en La Moncloa, su cuartel general. (EFE/Javier Lizón)

Si quieren hablar de decencia lo que tienen que hacer Pedro Sánchez y Feijóo es firmar de una vez por todas el Código Ético del Gobierno. Eso para empezar. Porque no se trata solo de firmarlo, sino de primero firmarlo y luego cumplirlo.

La derecha ha salido la calle a decir que "España necesita una revolución de la decencia" y – -¡oh albricias! - que esa revolución la van a liderar ellos.

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