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El PSOE, encarcelado y depredado
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José Antonio Zarzalejos

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El PSOE, encarcelado y depredado

La falta de discurso del PSOE se demostraría por la utilización ad nauseam del error de Miguel Arias Cañete, primero al perder el debate con Elena

Foto: La cabeza de lista del PSOE a las elecciones europeas, Elena Valenciano. (EFE)
La cabeza de lista del PSOE a las elecciones europeas, Elena Valenciano. (EFE)

La falta de discurso del PSOE se demostraría por la utilización ad nauseam del error de Miguel Arias Cañete, primero al perder el debate con Elena Valenciano, y luego, al justificar su fracaso con una explicación de paternalismo-machista digna de épocas antañonas. Pero ni por esas las encuestas –y las sensaciones– mueven al PSOE del 28%, punto arriba o abajo, en porcentaje de sufragios, frente al 33%-35% del PP. Ni siquiera el error Cañete le va a proporcionar réditos a los socialistas, aunque haya erosionado la figura del candidato popular que, en la medida en que es atacado un día sí y otro también, moviliza más al electorado tradicional de los conservadores que al socialista.

Pero lo esencial no es la falta de discurso político –o lo increíble de él– que lanza el PSOE. Lo esencial para los socialistas es que sus fronteras, a derecha e izquierda, están blindadas por dos fuerzas minoritarias al alza que le depredan: IU y UPyD. Y algunas otras, pequeñas, pero con posibilidades: Podemos y Primavera Europea. La tarta de la izquierda no da para tantos comensales. Porque mientras  Lara-Meyer se posicionan mucho más allá del PSOE (aunque con credibilidad mermada por el magma que constituye IU), Rosa Díez acaba de definir a su partido como “socialista y liberal”.

Lo esencial para los socialistas es que sus fronteras, a derecha e izquierda, están blindadas por dos fuerzas minoritarias al alza que le depredan: IU y UPyD

Los de IU pueden atraer a los euroescépticos del PSOE y a los que predican la impugnación radical de los recortes; y UPyD a aquellos que quieren una ciudadanía común (con el punto fuerte de la idea nacional como factor de homogeneización de derechos y libertades), una sociedad laica y una mayor impertinencia política. Entre IU y UPyD, están depredando a un PSOE sobre el que pesa su trayectoria durante la crisis entre 2007 y 2011. Es verdad que no faltarán a UPyD votos que antes fueron del PP, pero su acrecimiento vendrá del PSOE y de los muchos miles de ciudadanos que están hartos del bipartidismo y de los partidos más convencionales.

Por otra parte, la hemorragia socialista sigue en Cataluña que, con Andalucía, era uno de sus grandes feudos electorales. Allí el PSC está en modo crisis permanente. Purga –y quizás para el futuro la purga sea efectiva– sus errores anteriores y cuyas consecuencias salen a la luz tan ostensiblemente como las escisiones personales y grupales que padece, o con golpes secos y antiestéticos –pero con valor político– como la presencia de Pasqual Maragall en el mitin central de ERC.

Si el PSOE no gana las europeas del domingo –que no lo parece– o si las pierde de manera rotunda –cinco puntos de diferencia o más con el PP– el gravísimo problema lo tendrá Rubalcaba, porque las cañas se volverán lanzas y crecerá la exigencia de su relevo que late ya en amplios sectores de su partido. El actual secretario general, pese a sus esfuerzos, no logra extraer al PSOE del hondón electoral en el que yace y en que cayó en las generales de 2011: su peor resultado histórico.

La pinza Lara-Díez no le permite al PSOE salir de la cárcel del 28% en la que se encuentra, ni siquiera apelando al machismo de Arias Cañete que suena ya como una acusación tan caducada como los yogures que el exministro de Agricultura decía tomarse sin inquietud alguna. Mal pronóstico para un PSOE al que le disparan desde su derecha y su izquierda. Está, me temo, en una huida hacia delante, como sus conmilitones franceses con  los que mañana confraternizará  en Barcelona.

La falta de discurso del PSOE se demostraría por la utilización ad nauseam del error de Miguel Arias Cañete, primero al perder el debate con Elena Valenciano, y luego, al justificar su fracaso con una explicación de paternalismo-machista digna de épocas antañonas. Pero ni por esas las encuestas –y las sensaciones– mueven al PSOE del 28%, punto arriba o abajo, en porcentaje de sufragios, frente al 33%-35% del PP. Ni siquiera el error Cañete le va a proporcionar réditos a los socialistas, aunque haya erosionado la figura del candidato popular que, en la medida en que es atacado un día sí y otro también, moviliza más al electorado tradicional de los conservadores que al socialista.

Elena Valenciano Miguel Arias Cañete Izquierda Unida UPyD Cataluña