Es noticia
Salgado sí necesita una auditoría externa
  1. España
  2. Facturas Pendientes
Pilar García de la Granja

Facturas Pendientes

Por
Pilar García de la Granja

Salgado sí necesita una auditoría externa

Hace años, cuando en los colegios había exámenes y notas, llegábamos a casa y se las enseñábamos a nuestros padres. El que había suspendido, intentaba por

Hace años, cuando en los colegios había exámenes y notas, llegábamos a casa y se las enseñábamos a nuestros padres. El que había suspendido, intentaba por todos los medios no mostrarlas y se inventaba excusas absurdas, incluso falsificaba la firma de mamá. Al final, los padres siempre se enteraban. Cuando uno estaba seguro de sí mismo, no se escondía ante la “auditoría externa” de los padres, simplemente enseñaba las notas. Ahora no hay notas. Si suspendes, da igual. Se pasa de curso a nuestros jóvenes para que no caigan en depresiones, para que se sientan integrados, no vaya a ser que alguno pretenda ser bueno en algo y encima le premien. Y lo que enseñamos en los colegios gracias al sistema socialista de la ESO, lo aplicamos también al resto de la vida.  Eso debieron pensar al unísono Salgado-Fernández Ordóñez cuando comenzó el lío mundial de la banca.

Es estrictamente cierto que la banca española, gracias a una política de fondo de reservas obligatoria instaurada por el tándem Rato-Caruana, con no poca oposición del sistema financiero, colocaba a la banca española en mejor situación que la de nuestros vecinos. Lehman Brothers  provocó la inyección masiva de capital público en decenas de bancos en Occidente, sobre todo en Europa. Desde aquel día han quebrado en Estados Unidos más de un centenar de entidades. En Europa, no. Aquí hemos seguido la política de nacionalizar, prestar a cambio de puestos en el consejo y crear sistemas de préstamos FROB bajo la obligación de fusionarse en caso de necesidad.

Primero metimos el dinero y luego pensamos en esa tontería de “la valoración de los activos”. Total, debieron creer, como ya hay un fondito de reserva y la crisis es pasajera, para qué preocuparnos de lo que realmente valen los activos de nuestros bancos, tierras, pisos, promociones, empresas que no venden porque no se consume y que no pueden hacer frente a sus préstamos… Y le explicamos al mundo que teníamos el sistema financiero más sano. Y hete aquí que la crisis ha durando más de lo previsto, que los bancos europeos se pusieron a comprar bonos de estados endeudados a golpe de llamada telefónica y resultó que cada vez necesitaban mas dinero. En España, además, la cosa de la reestructuración del sector iba lenta, que si las Comunidades Autónomas, que si el dinero que hacía falta, que si llegamos a un acuerdo con el PP para que no quiebre mas que lo imprescindible (caja Castilla-La Mancha… y porque les pilló desprevenidos), y así fueron pasando los meses.

¿Qué ha sido de los fondos árabes? ¿Y de los norteamericanos?

Al estrangulamiento del  capital en Europa, se le sumó el enorme endeudamiento patrio, y la consiguiente necesidad de no prestar porque había (1) que devolver los créditos y (2) captar ahorro. Mientras esto sucedía, los bancos decían que no pasaba nada. Aseguraban que “no se prestaba dinero porque nadie lo solicitaba”, el gobierno decía que sí se prestaba dinero, que la crisis no era para tanto, los brotes verdes, la luna blanca… Dos veces ha estado España a punto de un colapso, en junio del 2010 y en Julio del 2011. El presidente Zapatero se fue de turné por el mundo y anunció no sé cuántos centenares de millones de euros de inversión para nuestras cajas. Nunca llegaron. Los fondos americanos tampoco.

¿Y por qué? Pues porque hay un problema de valoración de activos. Era evidente que, con la llegada de los fondos americanos, los gestores nacionales tendrían que negociar a la baja y se negaron. El Banco de España también se opuso a darles más poder en los Consejos de Administración. Y mientras nosotros decíamos que no a los inversores, los activos se han ido deteriorando, la crisis  real agudizando, y la de deuda de los estados asfixiando aún mas el crédito. Esta es la situación real, a la que hemos llegado tarde y mal. Pudimos ponernos una vez colorados, y decidimos ponernos 20 veces amarillo. Ni el Financial Times, ni el New York Times, ni el WSJ, ni el FMI, ni los funcionarios del BCE, ni la Unión, tienen ganas de jorobar a España y a su sistema financiero. Tampoco tienen por qué inventarse las informaciones. La realidad es, normalmente, como parece.

Hace años, cuando en los colegios había exámenes y notas, llegábamos a casa y se las enseñábamos a nuestros padres. El que había suspendido, intentaba por todos los medios no mostrarlas y se inventaba excusas absurdas, incluso falsificaba la firma de mamá. Al final, los padres siempre se enteraban. Cuando uno estaba seguro de sí mismo, no se escondía ante la “auditoría externa” de los padres, simplemente enseñaba las notas. Ahora no hay notas. Si suspendes, da igual. Se pasa de curso a nuestros jóvenes para que no caigan en depresiones, para que se sientan integrados, no vaya a ser que alguno pretenda ser bueno en algo y encima le premien. Y lo que enseñamos en los colegios gracias al sistema socialista de la ESO, lo aplicamos también al resto de la vida.  Eso debieron pensar al unísono Salgado-Fernández Ordóñez cuando comenzó el lío mundial de la banca.

Elena Salgado