La paz de los cementerios y la conferencia de la vergüenza

Los españoles asistimos ayer a la Conferencia de la Vergüenza en San Sebastián. Un acto que cuesta una pastizara, ya que los invitados viajan en business, se hospedan sin límite de lujos y con los gastos pagados (¿por quién?, ¿a cuánto?). Una conferencia destinada a ser la guinda de la denominada “internacionalización del conflicto vasco” y en la que están presentes los cómplices de la rendición: desde Bildu al PSE, pasando por el Gobierno vasco (fue Patxi López quien dijo que iba a ver qué decían los abertzales) y el PNV. Todo un escándalo para un país como España, que nunca ha estado en guerra contra ETA. La banda de asesinos mataba de forma indiscriminada, mientras España ponía los muertos.

Esa es la historia de ETA en España, la que no quieren contar. Que el PSOE de Zapatero preparaba esto desde hace años no es ninguna novedad. Zapatero tenía derecho a intentar acabar con la banda de esta manera, pero cabe hacerle un reproche: nunca tuvo agallas para salir en televisión y anunciar "señores, voy a negociar con ellos, lo vamos a pagar entre todos y los términos del Gobierno de España para la negociación son los siguientes…”. El todavía presidente nunca se atrevió a decir la verdad, y eso es lo que tiene desconcertada a su gente, la inmensa mayoría de los socialistas españoles, que no ven a las víctimas como un problema, sino como parte de la solución. La gente de bien, quienes saben que las víctimas no determinan el futuro de España pero son su apoyo moral, son la conciencia que nos hace libres y justos.

No sabemos cuáles son los términos de Rajoy respecto de una supuesta entrega de las armas de ETA y su rendición. El acuerdo lo puede firmar -vayan ustedes a saber qué firma- Zapatero, pero su gestión le tocará indefectiblemente al líder popular

En el Partido Popular hemos visto durante los últimos meses verdaderas filigranas respecto de este proceso. Aún no conocemos la posición de Rajoy. Si yo fuera el líder del PP y alguien negociase un acuerdo con mis términos tampoco diría nada. El problema es que no sabemos cuáles son los términos de Rajoy respecto de una supuesta entrega de las armas de ETA y su rendición y disolución. El acuerdo lo puede firmar -vayan ustedes a saber qué firma- Zapatero, pero su gestión le tocará indefectiblemente a Mariano Rajoy. Por eso el líder del PP tiene que ser consecuente, no puede amnistiar a los etarras con delitos de sangre, el cumplimiento integro de las penas no puede ser negociable, como tampoco lo puede ser Navarra, ni el incumplimiento constante de leyes nacionales como la de banderas.

Es evidente que ni Rajoy ni nadie se opone a que estos asesinos dejen de matar. Pero una cosa es dejar de matar y otra montarse un festival argumentando que Irene Villa es lo mismo de Txapote o De Juana Chaos. Eso no. Barack Obama, el presidente progre de Estados Unidos, se cargaba sin contemplaciones hace unos meses a Osama Bin Laden. Durante años, los servicios secretos norteamericanos se infiltraron en Al Queda hasta que tuvieron al asesino controlado. Por supuesto, Estados Unidos no negoció nada con Al Queda.

Los países serios lo son porque, además, lo parecen. Lo de Sanse es vomitivo, es una manipulación de la izquierda más extrema, y ningún votante de izquierdas con un mínimo de sensatez debería votar a Rubalcaba por patrocinar este esperpento. Nacho Cardero, director de El Confidencial, decidió bautizar esta columna como ‘Facturas pendientes’. Nunca vino más al pelo: cuentas pendientes de la panda de asesinos con la justicia, nunca con los inocentes.