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Entente cordiale de Rajoy y Monti para frenar a Moody’s
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Pilar García de la Granja

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Pilar García de la Granja

Entente cordiale de Rajoy y Monti para frenar a Moody’s

El presidente Rajoy y Mario Monti han constituido la ‘Entente Cordiale del Sur’. La estrategia del gobierno patrio de “arrastrar” a Italia en cualquiera que sea

El presidente Rajoy y Mario Monti han constituido la ‘Entente Cordiale del Sur’. La estrategia del gobierno patrio de “arrastrar” a Italia en cualquiera que sea el futuro económico de España dentro de la Eurozona está, de momento, dando resultados. Digamos que son la Gran Muralla ante el desastre de Grecia y los pocos datos optimistas de Portugal. El caso de Irlanda es radicalmente distinto, y parece finalmente encauzado. Una vez aislada Grecia como “el problema”, España e Italia van de la mano en las medidas conjuntas. Esto ha supuesto encontrar en Hollande un aliado para que el Banco Central actúe lo antes posible, aunque en el caso del supervisor bancario, el presidente francés se ha alineado con la Canciller Merkel.

Y en el centro de todas las miradas Mario Draghi, presidente del BCE, pero sin la independencia suficiente como para tomar sus propias decisiones. Draghi, según ha explicado al semanario Der Spiegel, quiere un supervisor bancario europeo lo antes posible, y se ha encontrado con el eje franco-alemán, que insiste en retrasarlo hasta el año 2014. A cambio, presiona a los países del Sur con la necesidad de pedir el rescate, si quieren que el BCE actúe comprando deuda en el mercado, tal y como le sugieren Hollande y Merkel.

¿Y en qué situación estamos? El presidente Rajoy y el no elegido italiano Monti están tensando la cuerda en un intento desesperado de controlar el diferencial de la prima de riesgo bajo el paraguas del rescate del BCE. Y de momento les está dando resultados. Las Agencias de Calificación Crediticia, especialmente Moody’s, están esperando a ver cómo evoluciona esta cuestión para decidir sobre la calificación de nuestros bonos.

A pocos meses de elecciones legislativas en Alemania, a Merkel no le viene bien que España o/e Italia soliciten el rescate. En Francia, Hollande está en niveles mínimos de popularidad tras un plan de ajuste en gasto público sin parangón en la historia reciente. Tampoco parece buena idea que Hollande pida un esfuerzo extraordinario, en estos momentos, a los franceses para “salvar a españoles e italianos”

La cuestión principal, llegados a este punto, es si España e Italia somos capaces de aguantar el pulso a los países del centro y del norte de Europa. A pocos meses de elecciones legislativas en Alemania, a Merkel no le viene bien que España o/e Italia soliciten el rescate. En Francia, Hollande está en niveles mínimos de popularidad tras un plan de ajuste en gasto público sin parangón en la historia reciente. Tampoco parece buena idea que Hollande pida un esfuerzo extraordinario, en estos momentos, a los franceses para “salvar a españoles e italianos”. 

Total que en tierra de nadie, tierra de todos, que diría el refrán. Mientras los tiempos cuadran y las necesidades se cuantifican, el gobierno de Rajoy y el de Monti están llevando a cabo reformas estructurales profundas (algunas coincidentes y otras no). En ambos casos se ha reforzado la lucha contra el fraude fiscal, se han reformado los sistemas de pensiones, de desempleo y laborales.

Pero hay diferencias significativas, y dos muy evidentes: la reforma financiera y la reforma de las Administraciones públicas y del gasto público. Mientras que Italia se sumó a la oleada de rescates financieros en el 2009-10, España ya va por la quinta reforma financiera y aún hay enfrentamiento claro entre la percepción del agujero entre España y Europa, y dentro de España y las propias entidades financieras. De hecho, el FMI recomendaba enérgicamente este pasado fin de semana la “selección rigurosa de las entidades financieras a salvar con dinero público”, y pedía que el resto fueran intervenidas lo antes posible, para salvaguardar los depósitos y ser subastadas y liquidadas de forma ordenada.

La segunda diferencia, la del gasto estructural, en España se mantiene porque no hay forma de meter mano a las duplicidades. Mientras que en Italia han desaparecido municipios y regiones, y se ha buscado la competitividad y la eficiencia, en España tenemos planteado un problema secesionista en Cataluña, y veremos la deriva del País Vasco. Lejos de unificar legislaciones, y de buscar fórmulas comunes de ahorro en la Administración pública, se plantean órdagos independentistas, que mientras llegan (o no), suponen un coste de imagen-país, y de esfuerzo económico del conjunto de los españoles, cuyos líderes e impulsores, alguna vez tendrán que responder por ello.

En cuanto al ahorro, el gasto público sigue incrementándose en España, y las medidas de ajuste no tendrán consecuencias efectivas hasta bien entrado el 14 (y dependerán de la capacidad de la recuperación económica en su conjunto, el PIB).

La situación, es literalmente, para llorar, como definió el Rey en su reciente viaje a la India. Entendemos todos que el Rey asume su responsabilidad en la situación, tras años de irresponsabilidad -incluida en su propia casa-, y que está decidido a apoyar a España y al orden Constitucional, que implica defender la Constitución y, sobre todo, lo referente a los referéndums. Sería el primer caso de Rey en Democracia que termina su reinado con menos territorio que cuando llegó al cargo. Por mucho que se busque una solución “por arriba”.

El presidente Rajoy y Mario Monti han constituido la ‘Entente Cordiale del Sur’. La estrategia del gobierno patrio de “arrastrar” a Italia en cualquiera que sea el futuro económico de España dentro de la Eurozona está, de momento, dando resultados. Digamos que son la Gran Muralla ante el desastre de Grecia y los pocos datos optimistas de Portugal. El caso de Irlanda es radicalmente distinto, y parece finalmente encauzado. Una vez aislada Grecia como “el problema”, España e Italia van de la mano en las medidas conjuntas. Esto ha supuesto encontrar en Hollande un aliado para que el Banco Central actúe lo antes posible, aunque en el caso del supervisor bancario, el presidente francés se ha alineado con la Canciller Merkel.

Mariano Rajoy Moodys