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Una derrota más... un pelotazo menos
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María Antonia Trujillo

Fuera de Gobierno

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Una derrota más... un pelotazo menos

Leía el pasado domingo en un periódico de tirada nacional que la principal baza con que contaba Madrid para ganar la sede de los Juegos 2016

Leía el pasado domingo en un periódico de tirada nacional que la principal baza con que contaba Madrid para ganar la sede de los Juegos 2016 era que el 77% de las instalaciones necesarias para celebrar ese evento estaban realizadas o ya licitadas. Desde el pasado viernes día 2, después de anunciarse que la sede sería Río de Janeiro y, consecuentemente, que Madrid sufriera otra derrota al perder en la votación final por 32 votos frente a 66 de la ciudad brasileña, han continuado las noticias, y muchas, analizando distintos aspectos de la candidatura de Madrid.

 

Pero no he encontrado información sobre qué hay detrás de cada candidatura a un evento deportivo -o a uno cultural o medioambiental, por citar sólo algunos-. Podría poner ejemplos de muchas ciudades (Barcelona, Sevilla, Valencia, Zaragoza) y muchos eventos (Juegos Olímpicos, Exposiciones Universales, Temáticas, Forum de las Culturas, Copas de América), pero lo haré en otra ocasión. Y en casi todo el mundo. No somos una excepción. Pero en este artículo sólo me voy a referir a la candidatura de Madrid para ser sede de los Juegos 2016.

Según el Informe de la Comisión de Evaluación del COI las ciudades candidatas presentaban algunas deficiencias que había que subsanar. Chicago, en cuanto a la viabilidad financiera y los problemas de tráfico. Japón, por la indiferencia popular y la inexactitud de datos sobre la construcción de las sedes. Río de Janeiro, en relación con las plazas hoteleras y la inseguridad. Y Madrid -que ha competido por segunda vez y lo mismo pretende una tercera. ¡Ya está bien!- presentaba algunos flecos en la regulación estatal sobre el antidopaje y la financiación de los proyectos. El Gobierno de España modificó el Real Decreto 641/2009, de 17 de abril, por el que se regulan los procesos de control de dopaje, para disipar cualquier duda internacional en esa materia y reforzar la candidatura de Madrid. El Alcalde Ruiz Gallardón todavía deberá responder de las deudas generadas salvo que considere que esto es una “competencia impropia” ejercida por el Ayuntamiento y que otros deberán pagar.

En cambio, al COI le pareció una excelente propuesta que la Villa Olímpica de Madrid, como área residencial, contara con 18 edificios de diferentes alturas -entre 3 y 15 pisos- rodeada de parques, zonas comerciales, de ocio, etc. Eso sí, una Villa Olímpica situada a 10 Km. de Barajas y a un poco más del centro de la ciudad, en la zona este. Por cierto, una zona que albergará los futuros crecimientos urbanos de Madrid.

Uso post-olímpico de las viviendas

Parece mentira que en una ciudad y en una comunidad como Madrid, que se han pasado el urbanismo y el desarrollo territorial por el arco del triunfo, la candidatura exprese que “los terrenos de la Villa están reservados como parte de un nuevo barrio dinamizador de un distrito social y económicamente desfavorecido. Anillo y Villa Olímpica se unirán en un gran Parque Olímpico, destinado al reequilibrio territorial de la ciudad. La Villa constituirá un proyecto urbanístico ejemplar de sostenibilidad y calidad medio ambiental. Integrará en su paisaje los elementos naturales del territorio, con gestión integral del ciclo del agua y elección de vegetación de bajo consumo hídrico para el acondicionamiento climático de los espacios abiertos”.

La candidatura presentaba como objetivo que Madrid se convirtiera en un modelo para otras ciudades en cuanto a la regeneración urbanística en el Siglo XXI. Como la Barcelona del 92, vamos –sobre la que también habría que decir algo-. La verdad es que el papel lo aguanta todo. Porque la ciudad mediterránea, ejemplo del urbanismo de nuestro país, ha desaparecido no sólo en Madrid sino también en la costa del mismo nombre.

Los edificios tendrían un diseño bioclimático, integrando el uso de fuentes de energía renovable de agua, aire acondicionado e iluminación, incluyendo la energía solar fotovoltaica y se seleccionarían unos materiales saludables y biocompatibles que superarían los criterios convencionales de calidad y confort con el objeto de atenuar el impacto medioambiental. ¡No faltaba más! A todo eso obliga el Código Técnico de la Edificación.

Y también le gustó al COI el uso post-olímpico de las viviendas. Las viviendas se convertirían en viviendas sociales, residencias asistenciales, equipamientos públicos, hoteles y oficinas. Parte de las viviendas se pondrían en alquiler para atletas españoles –al modo de una Ciudad del Deporte- y otra parte para alquileres protegidos. Ah! No le faltaría al complejo residencial una escuela. Centro médico también, dice Madrid. Las viviendas se incorporarían posteriormente a programas públicos y privados de viviendas, tanto en propiedad como en alquiler.

No lo decía la candidatura, pero sólo hubiera faltado la previsión de que estas viviendas protegidas las compraran Fernando Hierro o Iker Casillas, el nombre de dos compradores de viviendas sociales denunciados por distintos medios de comunicación.

O que la operación urbanística Estadio Olímpico La Peineta no fuera acompañada -como es habitual en nuestro país- de edificios de viviendas en los suelos recalificados de la Cervecera Mahou y del Estadio Vicente Calderón y acompañada también de centros comerciales en el Barrio de San Blas. Sólo hay un problema, que no es menor: las primeras señales de recuperación en el sector inmobiliario, según los expertos de este sector, llegarán pasado el 2015. ¿Quién se atreve a comprar suelo y a construir casas que no va a vender? ¿Y las plusvalías de la operación? Lo que está claro es que los vecinos de San Blas tienen derecho a un barrio decente. Y el Ayuntamiento, con Juegos o sin Juegos, a proporcionárselo.

Estoy convencida que en Río de Janeiro hay más negocio que en Madrid. Lo sabe hasta el COI. Las empresas españolas, referentes en el ámbito internacional y trabajando algunas de ellas allí, encontrarán oportunidades en los próximos años. Muchos estaríamos satisfechos sólo con que contribuyan a que esas favelas de Ciudad de Dios o Tropa de Élite se asemejen a cualquier desarrollo urbanístico de la periferia de Madrid.

Muchos desearíamos que no contribuyeran más a dar pelotazos en los alrededores del campo de juego.

Leía el pasado domingo en un periódico de tirada nacional que la principal baza con que contaba Madrid para ganar la sede de los Juegos 2016 era que el 77% de las instalaciones necesarias para celebrar ese evento estaban realizadas o ya licitadas. Desde el pasado viernes día 2, después de anunciarse que la sede sería Río de Janeiro y, consecuentemente, que Madrid sufriera otra derrota al perder en la votación final por 32 votos frente a 66 de la ciudad brasileña, han continuado las noticias, y muchas, analizando distintos aspectos de la candidatura de Madrid.

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