:format(png)/f.elconfidencial.com%2Fjournalist%2Fbb7%2Fe88%2Ff17%2Fbb7e88f173d9b9233cf3c18476daa06b.png)
Hay que vivir
Por
Así se ha 'Netflixizado' la sociedad para manipularte
Las técnicas de la ficción se han impuesto en el discurso político y han sustituido la verdad por el relato. La imagen sustituye al texto, la emoción a la razón, la inmediatez a la reflexión. Nadie está a salvo. Usted tampoco
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F82d%2F6e2%2F3c0%2F82d6e23c0094cbe68b22b0b07d9af19c.jpg)
Si usted es capaz de leer un artículo de 600 palabras es que no todo está perdido, porque estamos inmersos en una época de supremacía de lo digital, de lo inmediato, de lo emocional. Y algo más preocupante: en esta nueva era no vence quien dice la verdad, sino “quien cuenta mejor su historia”; una era en la que nuestras vidas están gobernadas por la ficción, por la imagen, por los 'input' cada pocos segundos. Y por la palabra de moda: el “relato”. Usted tampoco está libre de esta tendencia que ha venido para quedarse. Nadie lo está.
La política, las relaciones afectivas, las instituciones, los espacios de trabajo y ocio, los medios de comunicación y gran parte de las acciones diarias no se mueven en función de la lógica de la verdad, sino por las leyes de la ficción. Es la “netflixización de la sociedad”, esa en la que la forma se acaba imponiendo al fondo, el tiempo se acelera y leer un texto largo y elaborado parece una heroicidad al alcance de muy pocos. Y cada vez menos.
Esta es la tesis de
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F17c%2F7fd%2Fafd%2F17c7fdafde773fc008c348bf66049f12.jpg)
El libro es pesimista porque parte de la premisa de que “se abrasan en la hoguera del inconformismo todos los valores que nos convirtieron en un modelo de convivencia y bienestar, levantados, con mucho dolor, sobre los escombros y la devastación que provocaron dos guerras mundiales”. No obstante, el autor no se resigna y, como cineasta que es, presta su conocimiento de las técnicas de la ficción para servir al lector el modo de defenderse de esos “alquimistas de la retórica”.
Cosmología narrativa
“Hoy, en la era de una nueva cosmología narrativa que monopoliza la digitalización de los sentimientos, el pensamiento y la imagen, la narrativa propia del cine o la dramaturgia ha tomado de manera hegemónica los discursos políticos, mediáticos, sociales e institucionales”, apunta antes de denunciar que esta “sociedad escaparate” se desarrolla en un mundo donde una imagen ilusoria, construida y proyectada en la fuerza de las emociones, “es más valiosa que la propia evidencia de los hechos contrastados”.
¿Cuántas plataformas tiene usted en su televisor, en su tableta, en su teléfono? Esa es una de las bases del argumento del autor para señalar el origen de la ‘netflixización’ de la sociedad: “Del consumo masivo y constante del entretenimiento construido en el lenguaje que sostiene la narrativa de la ficción. Gracias a la proliferación de las plataformas de contenidos audiovisuales, cada vez más gente está profundamente familiarizada con este lenguaje narrativo”.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F743%2F522%2Fc8d%2F743522c8d85d8e4b15df485fa3e3b7cf.jpg)
En suma, ese fenómeno “imparable y universal” ha generado una inquietante adicción por envolver la realidad en un relato construido como una ficción, formalidad que lo recubre “de una capa ilusoria de legitimidad” en la que campan a sus anchas la fabricación de consignas, el control del debate público y otro concepto: una “sociedad Disney” de buenos y malos, de protagonistas y antagonistas, de los de arriba y los de abajo. Una sociedad maniquea, sin grises, sin matices, sin puntos de conexión. Una sociedad polarizada en la que o estás conmigo o estás contra mí.
Mucho cuidado, aunque si usted ha llegado hasta aquí es que ha leído un texto de 600 palabras y entonces no todo está perdido. El problema, alerta el autor, está en esas generaciones que nacen con el lenguaje y la escenografía de lo ficticio casi en su código genético. Como esos niños pequeños que arrastran su dedo sobre una fotografía impresa en papel, como queriendo pasar de pantalla. En ese mundo digital y de estímulos constantes, una mentira bien contada vale más que una verdad por contar.
Si usted es capaz de leer un artículo de 600 palabras es que no todo está perdido, porque estamos inmersos en una época de supremacía de lo digital, de lo inmediato, de lo emocional. Y algo más preocupante: en esta nueva era no vence quien dice la verdad, sino “quien cuenta mejor su historia”; una era en la que nuestras vidas están gobernadas por la ficción, por la imagen, por los 'input' cada pocos segundos. Y por la palabra de moda: el “relato”. Usted tampoco está libre de esta tendencia que ha venido para quedarse. Nadie lo está.