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Albert Rivera envejece peor que Isabel Preysler
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Ángeles Caballero

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Albert Rivera envejece peor que Isabel Preysler

Hubo un tiempo en el que Rivera era, como el pasodoble a Marcial Lalanda, el más grande. Pero el entonces Rivera desatado es ahora Rivera desdibujado

Foto: El líder de Ciudadanos, Albert Rivera (d), tras participar en el coloquio 'El contrataque liberal', organizado con motivo de la presentación del libro publicado por el economista Luis Garicano. (EFE)
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera (d), tras participar en el coloquio 'El contrataque liberal', organizado con motivo de la presentación del libro publicado por el economista Luis Garicano. (EFE)

Hace poco más de un año, raro era el día que no me topaba con Albert Rivera. Yo y media España. El líder de Ciudadanos estaba en los medios por la mañana, por la tarde y por la noche, y su opinión quedaba bien en cualquier contexto. Era el 'little black dress' en cualquier armario: necesario porque te resuelve y encima te hace delgada. Hubo un tiempo en el que Rivera era, como el pasodoble a Marcial Lalanda, el más grande.

Pero el entonces Rivera desatado es ahora Rivera desdibujado. La moción de censura, un Pablo Casado que le ha desbancado como el líder más joven y fiero del Congreso y ese partido del que usted me habla pero con el que no he pactado le están quitando la merienda y los minutos en la tele. Malos tiempos para el consenso, Albert.

Este martes estuvo en la Fundación Rafael del Pino para presentar 'El contrataque liberal', el último libro de Luis Garicano. Estuvo con el perfil bajo que nunca quiso, con un brevísimo discurso en el que habló de libertad, luz, liberalismo y competencia. En el que definió el conflicto entre taxis y VTC como “la batalla entre libertad y nostalgia” y un supuesto dardo a Manuela Carmena. Ha habido 'gags' mejores. Mario Vargas Llosa, el otro protagonista del acto además del autor, se dormía. Con el mismo gesto que el Rey emérito cuando su señora le llevaba a aguantar conciertos de Rostropovich.

Mario Vargas Llosa, el otro protagonista del acto además del autor, se dormía

Los genios se nos hacen mayores. Y Vargas Llosa es ese abuelo/padre que te empieza a contar historias y necesita al menos 25 minutos para cada una de ellas. Quedó claro que el libro de Garicano le ha parecido estupendo y que le ha hecho entender muchas cosas de economía de las que se considera un profano. Pero para hablar de revolución tecnológica, globalización, nacionalismo y populismo, no sé yo si necesitábamos hora y media. Lo que yo eché de menos el supuesto avituallamiento de Rajoy en el Falcon lo saben mis amigos y la China popular.

¿Y el público? Dice la canción de Carolina Durante que “todos mis amigos se llaman Cayetano, no votan al PP, votan a Ciudadanos”, trabajan en una Big Four y tienen pelazo. Pero los cayetanos que trabajan en una Big Four debían estar ayer de 'afterwork' por la calle Ponzano, su nueva zona cero. La edad media de los asistentes a la presentación rondaba los 50 años y el único exponente de una Big Four estaba en la figura del expresidente de EY José Miguel Andrés. También estaban Mónica Oriol (sí, la que prefería no contratar a mujeres embarazadas) y Guillermo de la Dehesa, que se fue a mitad de tiempo.

placeholder Mario Vargas Llosa (c), Luis Garicano (i) y la moderadora del coloquio Aurora Nacarino-Brabo. (EFE)
Mario Vargas Llosa (c), Luis Garicano (i) y la moderadora del coloquio Aurora Nacarino-Brabo. (EFE)

Nada que objetar. La presentación fue aburrida, un plomo de tomo y lomo. “Este formato no tiene sentido”, decían mis vecinos de asiento. “¿Y qué hace Vargas Llosa hablando de esto?”, se preguntaban otros. Porque para comprobar que la cosa iba en serio con la votación del Brexit o el triunfo de Trump, no era necesaria tanta perífrasis, subordinada y cita célebre de esas que metes en un PowerPoint cuando quieres quedar bien.

De todo esto me quedo con dos lecciones. Una, que es mejor leer el libro; otra, que tenemos tanto que aprender de Isabel Preysler. Hora y media en la que no cambió el gesto, hora y media en la que permaneció en la misma posición. Y encima me fui sin saber qué vitaminas toma. Albert, a ti también te vendrían bien.

Hace poco más de un año, raro era el día que no me topaba con Albert Rivera. Yo y media España. El líder de Ciudadanos estaba en los medios por la mañana, por la tarde y por la noche, y su opinión quedaba bien en cualquier contexto. Era el 'little black dress' en cualquier armario: necesario porque te resuelve y encima te hace delgada. Hubo un tiempo en el que Rivera era, como el pasodoble a Marcial Lalanda, el más grande.

Luis Garicano Ciudadanos