Ideas ligeras
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Si hay merienda, tabaco y música, no hay violencia
Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, también guarda en una carpeta de su memoria fotográfica que lo vivido han sido unos multitudinarios encuentros cívicos
Primera buena noticia de la mañana: Gabriel Rufián no se ha puesto camiseta para ir a declarar. También debemos alegrarnos porque cumple el precepto de los nutricionistas y come varias veces al día. A eso se abrazó para negarle a la sala que aquello fuera una rebelión. Él fue a comer y a merendar. “Yo creo que en una rebelión a merendar no va la gente”, dijo. Claro que sí.
Las esperanzas de esta humilde servidora estaban puestas en Dante Fachin, que también acudió como testigo. Que estará ya dicho, pero con ese apellido —y con ese nombre, Albano— estás obligado a ser alguien importante en la vida. Aun así, en calidad de testigo en el juicio del 'procés', le ha contado esta mañana al juez Marchena que su profesión actual es la de “precario”.
Ex secretario general de Podemos en Cataluña y precario, pardiez. A ver si va a ser verdad que el sanchismo nos conduce a la catástrofe.
Al lío. Este juicio nos está retratando a todos. Y es curiosa la obsesión de las defensas con la música. El miércoles le preguntaban a Soraya Sáenz de Santamaría por las actuaciones musicales de las movilizaciones. Este jueves, de nuevo le preguntaron a Dante Fachin por los cánticos. Como si la vida, en todos y cada uno de sus momentos, no tuviera su propia banda sonora.
“La gente que se junta con un anhelo político es un triunfo de la democracia”, ha dicho. Anda, como los manifestantes de Colón, el mitin de Vox en Carabanchel y hasta los que conmemoran el 20-N. Y en todas ellas también cantan, por cierto.
Como precario y con un pasado forjado en la obra y detrás de la barra de un bar (como David Bustamante, como cualquier actor español), a Dante Fachin le favorece su acento hispano argentino. Nada forzado y con sílabas finales con un ligerísimo aire a María José Cantudo.
También le hace bien esa memoria capaz de recordar bellísimos momentos, como ese en el que salió a la calle durante una concentración y le preguntó a un miembro de los Cuerpos de Seguridad del Estado si le molestaba el humo. Precario, pero con un civismo a prueba de bombas. Y de cánticos.
Si hubo gente que rompió esos mágicos momentos fuimos los periodistas. En concreto, esa veintena que se subió encima de los coches de la Guardia Civil. Cámaras de Antena 3 y Telecinco. Un eje del mal compuesto también por “los medios de comunicación propiedad de los bancos”, en palabras de Dante Fachin, que son también responsables del ambiente irrespirable y de las falsas noticias.
Si hubo gente que rompió esos mágicos momentos fuimos los periodistas. En concreto, esa veintena que se subió encima de los coches de la GC
El día antes de la votación del referéndum que no fue dio una información valiosísima a los ciudadanos concentrados que quisieron escucharle: la hora en la que salía el sol. A partir de ese momento, podían acudir a la 'fake party' de la democracia. Precioso.
Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, también guarda en una carpeta de su memoria fotográfica que lo vivido han sido unos multitudinarios encuentros cívicos, transversales, culturales y familiares. Las escuelas, la alegría, las madres, las sonrisas. Momentos Disney que fueron brutalmente interrumpidos por las cargas policiales.
La traca final de almíbar tuvo un destinatario concreto, y toda su ternura de alcaldesa y madre en la vida fue para Jordi Cuixart, con el que dijo haberse reunido en innumerables ocasiones. Primero por trabajo y luego por empatía. Dijo de él que es una persona muy querida en la ciudad como representante de la institución cultural “más importante del país”.
Òmnium, la institución cultural más importante de Cataluña, dice la alcaldesa de Barcelona. [Risas enlatadas o la sintonía de Benny Hill].
“Se me parte el alma que el señor Cuixart esté en prisión preventiva”. Se le parte el alma y se le enamora. La música, eso sí que es transversal.
Primera buena noticia de la mañana: Gabriel Rufián no se ha puesto camiseta para ir a declarar. También debemos alegrarnos porque cumple el precepto de los nutricionistas y come varias veces al día. A eso se abrazó para negarle a la sala que aquello fuera una rebelión. Él fue a comer y a merendar. “Yo creo que en una rebelión a merendar no va la gente”, dijo. Claro que sí.