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Estaban Mario y Bertín, pero solo habló Felipe
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Ángeles Caballero

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Estaban Mario y Bertín, pero solo habló Felipe

La Casa de América de Madrid acogió la charla en la que Mario Vargas Llosa y Felipe González, moderados por Bertín Osborne, charlaron sobre el presente de América Latina

Foto: De izquierda a derecha, Mario Vargas Llosa, Bertín Osborne y Felipe González. (EFE)
De izquierda a derecha, Mario Vargas Llosa, Bertín Osborne y Felipe González. (EFE)

Lunes de una semana en la que Madrid acogerá temperaturas próximas al infierno. Son las nueve de la mañana. Casa América celebra el duodécimo (“doceavo”, dijo el presentador) Foro Atlántico sobre Iberoamérica. La primera de las mesas redondas, ‘Un diálogo sobre los retos de España y América Latina’, la componen Mario Vargas Llosa y Felipe González, moderados por Bertín Osborne. ¿Qué puede salir mal?

El ex presidente del Gobierno atendía a los medios minutos antes, en la calle. Iba vestido de reunión de consejo de administración, sus gafas Rayban, zapatos castellanos. Mantiene el halo de estrella de rock, pero estrena epidermis. Imposible que a sus ochenta años tenga la piel de Errejón. Será la Buchinger. Terminó su intervención mandando a la clase política “al rincón de pensar durante un año”. Menos mal que luego tuvo frases mejores.

El ex presidente del Gobierno no ha perdido ese halo de estrella de rock, pero estrena epidermis. Imposible que a sus 80 años tenga la piel de Errejón

El público del auditorio era el mismo que el de todas las convocatorias del centro derecha. Mayoría de señores (abogados, economistas) con más de la mitad de la vida gastada, señoras que llegan con retraso y a las que les parezca intolerable que no haya sitio disponible. En esta ocasión, no faltaron las consortes de los tres tenores: Isabel Preysler (a la que semejante madrugón le impidió quitarse las gafas de sol dentro del recinto), Mar García Trapote y Fabiola Martínez. Repartieron besos como lo hacen las señoras bien, sin posar los labios en las mejillas, solo choque de pómulos. También había veinteañeras vestidas de boda relajada de verano que luego tenían que pasarse, qué remedio, por la ‘ofi’.

placeholder Isabel Preysler, en el evento en la Casa de América.
Isabel Preysler, en el evento en la Casa de América.

A Bertín Osborne le pasó lo mismo que a su no admirado Pablo Iglesias: se le olvidó vestirse para la ocasión. Apareció con camisa de lino azul por fuera, pantalón beige, su uniforme televisivo. Y qué más da. Sabe que ha conseguido en el periodismo y en la vida mucho más que el resto de los mortales. Solo que esta vez, aunque intentó disimular, se aburrió bastante. “¿Algún comentario sobre el Brexit inglés?”, dijo. Como si hubiera otro, yo qué sé, en Puerto Hurraco. Poco más habló. “Es un desastre para Reino Unido, una tragedia para la Unión Europea. Es la prueba de los gravísimos errores que incluso los países más modernos pueden cometer”, respondió Mario Vargas Llosa.

Entonces llegó González y decidió que ya que aquello no era un examen tipo test, iba a hablar de su libro y de los del resto. Primero recurrió a los galones y recordó sus conversaciones con Margaret Thatcher, la que afirmó que nunca se apearía del tren de la UE. Luego recurrió a los titulares: “Cameron quiso salvar los muebles del partido conservador y quemó la casa y de paso los muebles”. A continuación, a la cultura popular: “En la serie ‘Yes minister’ se recuerda la importancia de la institucionalidad”. Finalmente tiró de humor: “Dos visitas más de Trump a Reino Unido y acabará por rematar la faena”. El público rió, Vargas Llosa parecía dormido.

González tiró de galones y recordó sus charlas con Margaret Thatcher en las que le confesó que nunca se apearía del tren de la Unión Europea

El Nobel despertó durante unos minutos para recordarnos que no todo está perdido. Que afortunadamente las dictaduras militares han desaparecido en Iberoamérica. Y que a pesar de que han sido sustituidas por democracias corrompidas e ineficientes, siempre serán mejores. Le preocupan, dijo, el populismo de Bolsonaro en Brasil y el de López Obrador en México. Osborne, sin guion ni papel ni un vinito que echarse al gaznate, apuntó el tema de Venezuela. “Esto es un sinvivir”, resumió. “Antes quería matizar alguna cosa de la que ha dicho Mario…”, amenazó González. Y ya nadie más volvió a meter baza. “El populismo es la exaltación de la mediocridad, da respuestas simples -que no sencillas- a problemas complejos y siempre tiene que apuntar con el dedo a un culpable”, declaró. Sobre Venezuela: “No sirve ponerle un día D y una hora H porque solo produce frustración […] El problema no es sentarse a dialogar, sino tener claro para qué te sientas”. Que si lo piensas, lo mismo le vale a Juan Guaidó que a Albert Rivera o a los invitados a ‘Mi casa es la tuya’.

placeholder El ex presidente del Gobierno Felipe González, junto al presentador Bertín Osborne.
El ex presidente del Gobierno Felipe González, junto al presentador Bertín Osborne.

“Hay que plantarse”, dijo, ante la supuesta medida de gracia de Nicolás Maduro soltando “presos políticos que nunca tuvieron ni que ser detenidos”. El público arrancó con aplausos. Mirando a Vargas Llosa: “Ya sabe Mario que me exalto, me extiendo, y éste (mira a Bertín Osborne), que pensaba que iba a moderar, se encuentra frustrado”. Osborne se partió de risa y se fue hacia un lado de la silla. La misma pose que mantiene desde que presentaba ‘Contacto con tacto’ ante las ocurrencias de los concursantes.

Ser premio Nobel no es incompatible con decir, de vez en cuando, alguna gansada. “Ojalá todos los dirigentes socialistas hablaran con la misma lucidez”, dijo. Zzzzzz. Si Felipe González fuera hoy presidente del Gobierno, habría que ver si hablaría o actuaría de la misma forma. Dijo alguien una vez eso de que los ex presidentes son como los jarrones chinos. Algunos también adoptan la pose del tertuliano pesado o del periodista que comienza el turno de preguntas diciendo: “Más que pregunta, tengo una reflexión”.

Me ha encantado no moderar esto”, dijo Bertín Osborne para dar por concluida la mesa. Cuando se levantó, la camisa de lino azul no tenía ni una arruga.

Lunes de una semana en la que Madrid acogerá temperaturas próximas al infierno. Son las nueve de la mañana. Casa América celebra el duodécimo (“doceavo”, dijo el presentador) Foro Atlántico sobre Iberoamérica. La primera de las mesas redondas, ‘Un diálogo sobre los retos de España y América Latina’, la componen Mario Vargas Llosa y Felipe González, moderados por Bertín Osborne. ¿Qué puede salir mal?

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