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Risas, tacones y bochorno en la Asamblea
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Ángeles Caballero

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Risas, tacones y bochorno en la Asamblea

"Chiste" y "surrealismo" fueron los dos conceptos más usados en la Asamblea de Madrid, mientras unos y otros se daban palmaditas en la espaldas. Qué vergüenza

Foto: La candidata del PP, Isabel Díaz Ayuso, saluda a su homólogo en Cs, Ignacio Aguado. (EFE)
La candidata del PP, Isabel Díaz Ayuso, saluda a su homólogo en Cs, Ignacio Aguado. (EFE)

La Asamblea de Madrid es un lugar aún más frío que la sonrisa de Rocío Monasterio, pero hasta allí acudimos para ser testigos de algo que no iba a suceder. Porque Isabel Díaz Ayuso entró y salió sin ser presidenta de la Comunidad de Madrid. “Chiste” y “surrealismo” fueron dos de los conceptos más usados mientras unos y otros se daban palmaditas en la espalda. Qué bochorno.

Gracias al cierre de algunas de las estaciones de Cercanías (un aplauso fuerte para Renfe), cuando llegué ya había comenzado a hablar Isa Serra, de Unidas Podemos. Al escucharla, mis referencias culturales me llevaron hasta Miriam Saavedra, la ganadora de la última edición de 'Gran Hermano', cuando mirándose al espejo decía: “Dios mío, ¿por qué me has hecho tan perfecta pero con esta voz?”.

Foto: Ignacio Aguado, líder de Ciudadanos, en su intervención de este miércoles.

Serra les reprochó a los populares llevar 24 años haciéndonos nadar en el fango a los sufridos madrileños. Habló de educación, cambio climático, sanidad e igualdad. Nada nuevo y a la vez tan importante. Mientras, sus ilustrísimas señorías miraban el móvil, cuchicheaban, en un gesto de educación tan habitual como al que nos tienen acostumbrados. En la tribuna, Pepu Hernández, Begoña Villacís y José Luis Martínez-Almeida. Con cara de querer estar en otro sitio.

Rocío Monasterio, vestida de añil, azul Klein o pantone color PP, salió con la mejor de sus intenciones. Que no es otra que la de regañarnos a todos con ese tono pasivo agresivo que se gasta. Sigue teniendo la voz de Ruiz-Mateos y un argumentario que ya no sorprende a nadie. La izquierda adoctrina, no desean formar parte de este Gobierno y no pueden pedirle un cheque en blanco a un partido que defiende “los derechos de la mujer y de nuestros hijos”. “Cuando acaben con nosotros, irán a por ustedes”, dijo de la izquierda. Me tembló el cuerpo más que en la casa del terror del parque de atracciones.

placeholder Rocío Monasterio, durante su intervención.
Rocío Monasterio, durante su intervención.

En la tribuna, su esposo, Iván Espinosa de los Monteros, acariciaba un gato blanco. Insistió en lo del 'apartheid' a los suyos. Otra comparativa más afortunada es posible, amigos.

La cara de Íñigo Errejón era un poema. Salió al estrado con las mismas zapatillas de esparto que llevó el día que Carmena se quedó sin bastón de mando. También con el mismo gesto contrariado y con balas en el cargador de su pistola. Primero afeó a Juan Trinidad, presidente de la Asamblea, haber optado por la pertenencia a Ciudadanos antes que por su recién estrenado cargo institucional. Se nos hurta, dijo, la posibilidad de que Ángel Gabilondo sea investido, y eso supone un precedente peligroso.

Luego, mirando a Ignacio Aguado —ese tupé objeto de deseo a uno y otro lado del hemiciclo-, recopiló los 'greatest hits' del partido de Santiago Abascal. “Quieren ustedes viajar en el mismo coche pero meter a Vox en el maletero para que no se les vea”, dijo. A continuación citó a un politólogo de cuyo nombre no me acuerdo porque estudié Periodismo.

placeholder Íñigo Errejón, en la Asamblea de Madrid. (EFE)
Íñigo Errejón, en la Asamblea de Madrid. (EFE)

A Díaz Ayuso le recomendó un plus de peligrosidad por el cargo que está dispuesta a asumir, teniendo en cuenta los que han ocupado ese sillón en las últimas legislaturas. La popular miraba hacia los papeles, haciendo hoy más vivo que nunca ese mote de ‘Lady Tenacillas’. Qué virtuosismo, hija de mi vida.

Estuvo previsible el candidato de “centro liberal”, Ignacio Aguado, porque antes de que hablara algunos de los periodistas de la sala le completaban las frases. Mal día para titular un teletipo. Ayuso sigue siendo mi favorita a este y otro lado de Vallecas y dijo, con esa cara de inocencia ininterrumpida, que los esfuerzos de Ciudadanos habían consistido en un café un domingo y una reunión hace apenas 24 horas. Mujer, qué habría sido de nosotros sin esa foto tan gloriosa. Tan de portada de disco del enésimo intento de revivir La Década Prodigiosa.

Para cuando habló Gabilondo, más de uno ya estaba por los pasillos buscando declaraciones.

El bloqueo se instala en la Asamblea de Madrid

Al salir, los populares David Pérez y Pedro Rollán se partían de la risa y Andrea Levy promocionaba con una preciosa bolsa de tela el Teatro Español. El alcalde de Madrid le decía a Díaz Ayuso: “Lo vas a lograr”. La candidata se dejaba besar y abrazar por compañeras de partido, como Alicia Sánchez Camacho, Edurne Uriarte, Marimar Blanco. Todas, al igual que Monasterio, con tacones de esos que son incompatibles con pillarse un Cercanías.

Les quedan dos meses para volver a intentarlo. Y mientras, el bochorno.

La Asamblea de Madrid es un lugar aún más frío que la sonrisa de Rocío Monasterio, pero hasta allí acudimos para ser testigos de algo que no iba a suceder. Porque Isabel Díaz Ayuso entró y salió sin ser presidenta de la Comunidad de Madrid. “Chiste” y “surrealismo” fueron dos de los conceptos más usados mientras unos y otros se daban palmaditas en la espalda. Qué bochorno.

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