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Iba para investidura y acabó en 'alcorconazo'
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Ángeles Caballero

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Iba para investidura y acabó en 'alcorconazo'

Se puede resumir todo lo ocurrido este jueves como alucinante. Y probablemente seguirá siéndolo durante los dos próximos meses si no consiguen un acuerdo dos señores de la política

Foto: Combo del presidente del Gobierno en funciones y candidato socialista a la presidencia del Gobierno, durante la segunda y definitiva votación para su investidura en el Congreso. (EFE)
Combo del presidente del Gobierno en funciones y candidato socialista a la presidencia del Gobierno, durante la segunda y definitiva votación para su investidura en el Congreso. (EFE)

Se puede resumir lo ocurrido este jueves como alucinante. Pero con Cayetana Álvarez de Toledo se aprende el léxico que te dan un millar de novelas del Siglo de Oro. El martes le dijo a Carlos Alsina que la cosa esta en la que estamos desde el lunes es “abracadabrante”. Lo es. Lo ha sido y me lo apropio. Y probablemente lo sea durante los dos próximos meses si no consiguen un acuerdo. Dos señores de la política, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, a los que les ha faltado sororidad (que dijeron los de Bildu) y les ha sobrado poca vergüenza para parir este jueves una investidura y un gobierno.

Porque Sánchez solo consiguió el apoyo de sus diputados y del Partido Regionalista de Cantabria. ¿El resto? No sabe, no contesta, no le aguanta. Su cara de tanatorio al llegar al Congreso de los Diputados era el presagio de lo que ocurrió después. Su tensísima mandíbula presidencial lo decía todo. Hasta arrugado llevaba el traje. Y si el lunes Carmen Calvo le recibía cada vez que llegaba a su asiento como Isabel Pantoja a Omar Montes en la final de 'Supervivientes' (pero sin morreo), este jueves le tocaba el hombro. Puro pésame. Puro pesar.

Foto: Pedro Sánchez y Carmen Calvo, minutos antes del arranque del debate de la segunda votación de investidura, este 25 de julio. (EFE)

Pablo Iglesias, coleta mediante, tomaba notas sin parar antes de que Sánchez saliera a lanzarle un discurso duro y bastante condescendiente. “Al que yo califiqué como socio preferente”, sobre Iglesias. “El programa de Gobierno es muy secundario para usted”, añadió. Begoña Gómez, de color rosa palo, tenía la mandíbula aún más tensa que la de su marido. Su hermano seguía con el mismo gesto que 72 horas antes. Iglesias, con ojeras por encima de sus posibilidades, decía que no con la cabeza a cada afirmación del que pudo ser su socio preferente.

“Le he ofrecido una propuesta coherente, respetuosa y sensata”, dijo. Pero luego, el Sánchez más sobrado. Afirmando que la falta de experiencia en la gestión era un argumento suficiente para darle con la puerta en las narices a su lista de peticiones. Como si Iglesias fuera un becario que estaba de visita en la jornada de puertas abiertas del Congreso. Como si ser concejal en el Ayuntamiento de Madrid, como lo fue Pedro, te dotara de superpoderes para gobernar un país, cuando en el fondo no has gestionado ni un solo euro público. Iba a ser una investidura y acabó siendo un 'alcorconazo'.

Pablo Casado salió con la tranquilidad del que sabe que no se juega nada. Si acaso, ganar las elecciones si se repiten. Se refirió a la situación vivida desde el 28 de abril como un “zoco de vanidades”. “Usted es mucho menos que hace cuatro días”, afirmó. Me dolió hasta a mí. Rivera hizo de Rivera, pero con tarjetón de esos de presentador de 'La ruleta de la fortuna', en vez de folios. La banda, el plan Sánchez… ya tú sabes.

A Iglesias lo esperaba el hemiciclo. Bueno, más bien a su colmillo. Pero queríamos la orca asesina y acabó siendo un marrajo. Será el cansancio. Será el calor. Será la hipotensión. Será la “falta de respeto” que dice que mantuvo Sánchez desde el principio. Al terminar la votación, respondió a mi compañero Rafa Méndez un somnoliento “ojalá” sobre las posibilidades de acuerdo a partir de ahora.

Gabriel Rufián fue tan hombre de estado como Aitor Esteban. Nunca pensé que escribiría una frase así.

Pero para dureza, la de Adriana Lastra. La asturiana salió con la adrenalina suficiente para dar, repartir y aún quedarse con una dosis por si alguno quería llevarse lo suyo. Cuando terminó, su compañero Josep Borrell le dio la mano. También Carmen Calvo, que aún lucía la flor morada que adornaba su americana roja.

Tanto asesor, tanto 'coach', tanto publicista, y se les olvidó hacer política.

Se puede resumir lo ocurrido este jueves como alucinante. Pero con Cayetana Álvarez de Toledo se aprende el léxico que te dan un millar de novelas del Siglo de Oro. El martes le dijo a Carlos Alsina que la cosa esta en la que estamos desde el lunes es “abracadabrante”. Lo es. Lo ha sido y me lo apropio. Y probablemente lo sea durante los dos próximos meses si no consiguen un acuerdo. Dos señores de la política, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, a los que les ha faltado sororidad (que dijeron los de Bildu) y les ha sobrado poca vergüenza para parir este jueves una investidura y un gobierno.

Pedro Sánchez Adriana Lastra Aitor Esteban Cayetana Álvarez de Toledo Pablo Casado