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Carlota de Mónaco, la filósofa lánguida
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Ángeles Caballero

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Carlota de Mónaco, la filósofa lánguida

Charlotte es la viva imagen de la mujer que puede que nunca haya tenido prisa. Que vive ajena a redes sociales, listas de la compra o preocupaciones mundanas

Foto: Carlota Casiraghi, acompañada del filosófo Robert Maggiori (i) y del editor Leopoldo Kulesz este sábado en Segovia. (EFE)
Carlota Casiraghi, acompañada del filosófo Robert Maggiori (i) y del editor Leopoldo Kulesz este sábado en Segovia. (EFE)

Charlotte Casiraghi de Mónaco, hija de Carolina. Noble con título universitario. Filósofa, escritora, amazona. Pasó la tarde del sábado por Segovia, en concreto por el 'Hay Festival', para hablar del libro que ha escrito con su profesor de la Sorbona Robert Maggiori, titulado 'Archipiélago de pasiones'. Optaron por archipiélago en vez de laberinto porque “lo que queríamos era entender que las pasiones que experimentamos se tocan unas a otras… El mar comunica los islotes”. Sí, ha sido una sobremesa intensa.

Charlotte es la viva imagen de la mujer que puede que nunca haya tenido prisa. Que vive ajena a redes sociales, listas de la compra, preocupaciones mundanas. Pero podría haberse dedicado a vivir de las rentas y en cambio ha optado por cambiar la imagen de Mónaco, ésa que oscila entre el nuevo riquísimo hortera, una familia real de corta y pega y empresas con objeto social poco definido. Desde hace cinco años impulsa con Maggiori los encuentros filosóficos del principado. Informales, divertidos, dicen. Mezclan a Hegel con el chocolate y los pitillos. 'Joie de vivre'.

placeholder Carlota Casiraghi, en el pasado festival de Cannes. (Getty)
Carlota Casiraghi, en el pasado festival de Cannes. (Getty)

Llegó al Convento de Santa Cruz la Real, sede de IE University, vestida con vaqueros, zapatillas de deporte blancas como su camisa, un par de alianzas en la mano derecha, melena de después de la siesta, ni gota de maquillaje. Estuvo ausente, tímida, con la cabeza ladeada permanentemente. Su cuerpo estaba en Segovia pero la cabeza en Mónaco o en cualquier otra parte del planeta. Quizá las filósofas son inexpresivas, no llevan logos. No sienten, no padecen, solo piensan.

En el libro identifican hasta 40 emociones distintas. Charlotte dice que siempre se ha hecho preguntas existenciales porque nadie es ajeno a las cuestiones filosóficas. “Tengo intención de seguir estudiando”. Lo dijo y bebió agua directamente desde la botella. Maggiori asentía. “No se puede ser ajeno a la libertad, a los dolores, a la pasión. Todo está impregnado por la Filosofía. Se trata de entender el mundo”.

Profesor y discípula, autor y autora, lo entienden con tintes de izquierda. Por eso hablaron de cambio climático, de Gramsci, él criticó con dureza a Salvini porque entiende la Filosofía como apertura, como acogida, como abrazo al débil en un mundo en el que prevalece la ley del más fuerte. Ella recordó cómo Marck Zuckerberg ha cambiado el concepto de amistad tal y como lo conocemos en un mundo que también premia y alimenta el individualismo.

placeholder Carlota Casiraghi en Cannes. (Reuters)
Carlota Casiraghi en Cannes. (Reuters)

A estas alturas de la charla, el público miraba al techo, presidido por unos impresionantes arcos góticos. Y ella, Charlotte, lánguida, mirando hacia el suelo. Como si le diera una mezcla de vergüenza y pereza protagonizar la tarde. Preguntándose cómo es posible que a tantísima gente le interese la Filosofía.

Charlotte la concibe como el reino de la lentitud. “Nos permite tener otra relación con el tiempo. Es un ejercicio de paciencia que abre hacia la alteridad. Plantea la finitud, la muerte…”, dijo. Le preocupa el odio, una de las pasiones más difíciles de entender o de aceptar “porque es un llamamiento a una espiral de violencia y a la exclusión”. Otra cosa, dijo Maggiori, es la indignación, “una palabra preciosa porque es un preludio de la acción”. Apenas tres cuartos de hora después, se fueron por donde habían venido con una rosa de regalo. Parte del público, tras esos 45 minutos algo homeopáticos, optó por saludar a Boris Izaguirre, presente en el claustro. El resto se fue, algo lánguido, algo decepcionado. Como Charlotte.

Charlotte Casiraghi de Mónaco, hija de Carolina. Noble con título universitario. Filósofa, escritora, amazona. Pasó la tarde del sábado por Segovia, en concreto por el 'Hay Festival', para hablar del libro que ha escrito con su profesor de la Sorbona Robert Maggiori, titulado 'Archipiélago de pasiones'. Optaron por archipiélago en vez de laberinto porque “lo que queríamos era entender que las pasiones que experimentamos se tocan unas a otras… El mar comunica los islotes”. Sí, ha sido una sobremesa intensa.

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