Mujeres hablando a mujeres: el día de la marmota

Algunas cosas han cambiado para bien en los encuentros en los que se habla de mujeres y empresa. Al llegar ya no te dan cereales integrales, una flor o algo rosa. A cambio, te topas con el flequillo de Isabel Tocino, exministra del Partido Popular y actual directiva del Santander, hablando de cómo podemos ser mentoras. "Nena, tú vales mucho, fomenta tu autoestima", dijo. Un homenaje a Carmen Maura precioso.

Tocino fue una de las ponentes de la primera Jornada Mujeres y Liderazgo, celebrada este martes en Madrid. Es igualita que Lucía Pariente, madre de Alba Carrillo, pero da menos miedo. Eso sí, su tono es igual de contundente: "Tenemos que resetear nuestro discurso. Basta ya de victimismo, hoy tenemos voz". Una cosa que gusta mucho al feminismo liberal.

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Cree que todas podemos ser un referente e inspirar a otras. "No vamos a hablar de lo guapas, monas y listas que somos, que lo somos. Yo he venido aquí a ser disruptiva", declaró. Me pareció que Marimar Blanco, compañera de su partido, destacaba su bronceado. Entre mis escasos superpoderes, el de leer los labios es utilísimo para el oficio.

En cambio, algunas cosas en estos encuentros no han cambiado. Siguen hablando mujeres para auditorios en los que ellos son escasísima minoría. Y se ha celebrado en la sede de la CEOE, que no es precisamente un sitio en el que no abunden. Se siguen pronunciando palabras lejanas para un montón de ellas (también de ellos): disrupción, 'networking', cuotas, paridad y consejos de administración. Aunque mi lado optimista cree que si el mensaje va calando, bienvenido sea.

Dijo el empresario Euprepio Padula en su intervención que a este ritmo necesitaremos 200 años para conseguir la igualdad. Madre mía, la de veces que tendré que teñirme. También dijo a los presentes que forman parte de una élite. Que en el fondo, el público de la sala y él mismo son un puñado de privilegiados. A costa de esfuerzo y trabajo, sí, pero siguen siendo pocos. "Hay que bajar los mensajes, por ejemplo, a la España rural", afirmó. Yo me iría aún más cerca, a Villaverde, Carabanchel y Vallecas. Que allí tampoco escuchan tanto la palabra 'networking'.

"No vamos a hablar de lo guapas, monas y listas que somos, que lo somos. Yo he venido aquí a ser disruptiva", aseguró la exministra Isabel Tocino

La que sabe cómo hablar a todas las mujeres, las de Usera y las de Sausalito, es Ana Rosa Quintana. Fue una de las encargadas de cerrar el encuentro con Carlos Herrera. Hablaron de abluciones y de desayunos. Vamos, que bajaron el mensaje. Dos líderes en lo suyo haciendo de Dolores Abril y Juanito Valderrama pero sin enfadarse. Y dejando claro que lo suyo será fruto de una pizca de suerte, pero que nadie olvide que se levantan a la hora del panadero desde hace años. "Todo no llega en 10 días", dijo Herrera. Quintana habló de vocación, de valentía y de paciencia.

El locutor de la COPE tiene frases mil veces mejores que sus chistes. Como cuando dice que "el liderazgo es que tú digas buenos días y alguien se lo crea". Citó a Encarna Sánchez como ejemplo, un liderazgo plagado de pros, de contras y propio de un ser poliédrico. El público le rio con ganas los gags en los que criticó a la izquierda. Tiene 'fósforos' en todas partes el de Almería.

A las 14:20 de la tarde, Isabel Díaz Ayuso cerró la jornada. Se refirió a su consejera de Presidencia, María Eugenia Carballedo, como "una mujer de bandera". Que chirría tanto como eso de ser un hombre que se viste por los pies, pero bueno. La presidenta de la Comunidad de Madrid tiró de un argumentario que conoce al dedillo. Habló de Madrid, de libertad, de capitalismo, del temor a perder lo conseguido hasta el momento, de machismo. "No quiero ventajas, pero tampoco trabas", dijo.

También se refirió a esos detalles en los que ponemos el acento aún hoy, como la forma en la que va vestida. Ella y tantas otras. Citó a dos de las grandes olvidadas de la sociedad: la mujer mayor y la mujer rural.

Y de ahí al vino español. Otra cosa que tampoco ha cambiado.