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La precampaña de Carmena: menos reuniones y más vida casera
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Ángeles Caballero

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La precampaña de Carmena: menos reuniones y más vida casera

Sigue siendo esa mujer con el tono de voz justo para que no chirríe ni moleste, pero que lanza dardos y no los ves venir

Foto: Manuela Carmena. (EFE)
Manuela Carmena. (EFE)

El torero no se corta jamás la coleta y Manuela Carmena tampoco. Sigue siendo esa mujer con el tono de voz justo para que no chirríe ni moleste, pero que lanza dardos y no los ves venir. Que dice pero no, que mezcla cultismos con el lenguaje de los que van por la vida en autobús, que puede abrazarte pero también arrancarte la piel a tiras y no te has dado ni cuenta. Una mujer que no se peina ni maquilla, y no es tanto por dejadez, sino por una especie de ¿y eso qué más da?

Porque lo que importa es decir lo inesperado, renegar de lo previsible. Así que la ex alcaldesa de Madrid ha estado esta mañana en un foro de mujeres de negocios reivindicando la vida doméstica. Más magdalenas y menos despachos. Aunque actúa en público igual que cuando tenía uno, enorme, en el Palacio de Cibeles.

Se subió al escenario del Forbes Business Summit e hizo el papel que mejor se le da: el de política entrañable, capaz de vivir en su planeta y también en éste. “Maldita dulzura la tuya”, que canta Vetusta Morla. Se le olvidó lo del lenguaje inclusivo y dio los “buenos días a todos”, pero no parece que ése fuera el público que le afea este tipo de detalles.

Se le olvidó lo del lenguaje inclusivo y dio los “buenos días a todos”, pero no parece que ése fuera el público que le afea este tipo de detalles

Pero a ellas, las del público (volvió a ser una audiencia abrumadoramente femenina), se las metió en el bolsillo. Quizá porque están un poco cansadas de escuchar hablar de lo mismo: las cuotas, los ascensos, los techos de cristal, de hormigón y poliespán, las medidas para fomentar la conciliación (que a menudo las carga el diablo).

Porque oyeron algo que no esperaban pero que a todas les suena: que la vida doméstica sigue recayendo en nosotras y hay que reivindicarla como parte de la cultura femenina. Que somos las que cuidamos, y que si la maternidad es determinante para las empresas, ¿cómo no lo va a ser la paternidad?

Yo no sé por qué entre las medidas para mejorar no se habla del tema de las reuniones. Cómo podemos saber cuándo empiezan y no cuando acaban

Y así, envueltas todas en esa especie de atmósfera con olor a incienso y buen rollo, reivindicó su legado político. Reivindicaciones que en boca de Manuela Carmena suelen empezar con un “hay una anécdota preciosa”. Un arranque que le sirvió para contar que durante su mandato se aprobó el voto y la participación en los debates desde casa. Y por eso el llanto del bebé de uno de los concejales sirvió para destensar el ambiente de uno de los Plenos del Ayuntamiento de Madrid. “La vida doméstica entró de lleno en la vida pública”, dijo. Y la audiencia embelesada. Y la que no, disimulaba.

placeholder El antiguo despacho de Carmena en el Ayuntamiento. (EFE)
El antiguo despacho de Carmena en el Ayuntamiento. (EFE)

Y Carmena, crecida. “Yo no sé por qué entre las medidas para mejorar la participación de las mujeres en los puestos directivos no se habla del tema de las reuniones. Cómo podemos saber cuándo empiezan y no cuando acaban”, explicó. Ahí la entrega fue total, a punto estuvo de convertirse en aplauso.

Y cuando nadie se lo esperaba, hizo política y criticó a los nuevos inquilinos de su despacho. Ella lo llama la ley del cambio: “La primera reacción ante el cambio es el silencio, el olvido, la indiferencia; la segunda reacción, cuando dices que vas a hacerlo

El torero no se corta jamás la coleta y Manuela Carmena tampoco. Sigue siendo esa mujer con el tono de voz justo para que no chirríe ni moleste, pero que lanza dardos y no los ves venir. Que dice pero no, que mezcla cultismos con el lenguaje de los que van por la vida en autobús, que puede abrazarte pero también arrancarte la piel a tiras y no te has dado ni cuenta. Una mujer que no se peina ni maquilla, y no es tanto por dejadez, sino por una especie de ¿y eso qué más da?

Manuela Carmena Ayuntamiento de Madrid