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Vistalegre Plus Ultra: doce meses, un discurso, un petardazo
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Ángeles Caballero

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Vistalegre Plus Ultra: doce meses, un discurso, un petardazo

Abuchearon con la misma fuerza a Puigdemont y a Susanna Griso. Aplaudieron con fervor el paseíllo de la 'boy band' de la España viva que hoy grita "España siempre"

Foto: En Vistalegre no cabía ni un alma. (Reuters)
En Vistalegre no cabía ni un alma. (Reuters)

El público que se ha congregado este domingo en el mitin de Vox, el Vistalegre Plus Ultra Madrid Barajas de todos los Santos, sigue siendo enormemente plural. Numerosos muchachos por hornear que mañana madrugarán para ir a las clases del MBA, profesionales liberales, currantes con bíceps trabajadísimos y tatuados de clase media, también de media baja. Gordos y flacos. Mujeres, hombres y niños. Pijos, ateos, devotos y legionarios. Es la España que sale en 'La que se avecina' y en 'Aquí no hay quien viva'. La de 'Radio 3' y la de 'Radio Olé'. La del café con porras y la de tosta con aguacate en Starbucks.

Fervorosos todos acudieron a la llamada del partido de Santiago Abascal. Con litros de cafeína en las venas. Ondeaban banderas, lucían 'merchandising' rojigualdo en pulseras, polos y cuellos de camisa. Abrazos y 'selfies' por todas partes. Sonríe, joder, que es por España. Pero por ésta y solo por ésta. Son nuestros vecinos, de autobús y de edificio, mal que le pese a la izquierda 'cool'.

Foto: Santiago Abascal, durante el acto de Vistalegre. (Reuters)

Abuchearon con la misma fuerza a Puigdemont y a Susanna Griso. Aplaudieron con fervor el paseíllo de la 'boy band' de la "España viva" que hoy grita “España siempre”. Espinosa de los Monteros, Monasterio, Abascal, Buxadé, Olona y Ortega Smith.

La plaza de toros de Vistalegre estaba sin un hueco por cubrir. Se subió al escenario un Iván Espinosa de los Monteros tranquilo y feliz tras haberse reconciliado con Jiménez Losantos. Iba vestido de azul marino y negro, un aspirante a Raphael con caracolillos en el pelo al que le tocó ejercer como maestro de ceremonias. Tiene que pulir los gags y será el hombre perfecto para los Vistalegres que vengan. Dio paso a su esposa, Rocío Monasterio, a la que definió como “ideología con músculo y sonrisa”.

¿Y cuando el público se enfría? Se les pone un vídeo con Antonio García Ferreras, Ana Pastor y Jordi Évole y punto. No han cambiado ni una coma

Vox sigue siendo el partido menos acomplejado, el que dice las cosas para que las entienda todo el mundo. Hablan de “ser tendencia en Twitter”, animan a “mandar mensajes a cuñados” para dales la buena nueva. Dicen Vascongadas y Generalidad. Ni anglicismos ni politólogos que valgan. Llaman a las cosas por su nombre, al pan pan y al vino vino, maldita sea la dictadura progre.

¿Y los medios? Malos todos salvo quizás alguno y que viva la Guardia Civil. ¿Y cuando el público se enfría? Se les pone un vídeo con Antonio García Ferreras, Ana Pastor y Jordi Évole y punto. No han cambiado ni una coma. Y sus votantes lo agradecen.

La banda sonora de este año parecía sacada de una lista de Spotify de oyentes de los 40 Principales como la que escribe. Carlos Baute, Marta Sánchez y Taburete. El hijo de Luis Bárcenas como banda sonora de Vox, qué fantasía. Melendi, Manuel Carrasco, Chayanne, Leiva, Sofía Ellar y Morat. También Loquillo con su ‘Feo, fuerte y formal’ y ‘Viva la vida’ de Coldplay. Éxitos recientes como el ‘Te esperaré toda la vida’, de Dani Fernández, ex de Auryn. Manolo Escobar y José Manuel Soto.

placeholder El líder de Vox, Santiago Abascal, en el Palacio de Vistalegre. (EFE)
El líder de Vox, Santiago Abascal, en el Palacio de Vistalegre. (EFE)

“El rearme de la nación era imprescindible”, explicó el eurodiputado Hermann Tersch en su turno de palabra. También aseguró que lleva “lustros pidiendo que pase lo que está pasando”. Apeló a la verdad, la concordia y la prosperidad. Sigue siendo un señor elegantísimo que, como Loquillo, no vino aquí para hacer amigos. “No queremos que a nuestros agricultores les ponga condiciones Greta”, afirmó. Pero Thunberg aún no está en el catálogo de villanos del público de Vistalegre Plus Ultra, a juzgar por la tibieza de la reacción.

Cualquier cosa menos blandengue es el tono de Macarena Olona, secretaria general del Grupo Parlamentario. Alabó a George Orwell como visionario (conviene actualizar referencias, que ésta ya huele), afirmó como que hoy es domingo que la izquierda está reñida con la libertad. Se mofó de las críticas a las películas de Disney, de las activistas que defienden a las gallinas, citó a Manuela Carmena buscando subir la temperatura del coso. Micrófono en mano Olona grita como Mónica Naranjo, se excita como José Luis Moreno presentando las actuaciones en sus programas. Se dejó las cuerdas vocales este seis de octubre.

Foto: Santiago Abascal. (EFE)

Ortega Smith hizo de Ortega Smith. Una intervención casi idéntica a la del año pasado. Doce meses, un discurso. Como el resto. Que si lo piensas es pura coherencia. Y que tampoco esperaban otra cosa las 13.500 personas reunidas en Carabanchel. Es la Rocío Jurado del partido, tiene la fuerza de los mares y el ímpetu del viento. Tanta, que Santiago Abascal y su barba recién esculpida sonaron a más de lo mismo.

Un final de traca descafeinado y con los estómagos rugiendo. Y que si la barba de Pablo Casado es para parecerse a Rajoy, el que “parecía que se había tomado algunas copas” a juzgar por sus risas con Felipe González. Y poco más. Iba para mascletá y acabó siendo un petardazo.

El público que se ha congregado este domingo en el mitin de Vox, el Vistalegre Plus Ultra Madrid Barajas de todos los Santos, sigue siendo enormemente plural. Numerosos muchachos por hornear que mañana madrugarán para ir a las clases del MBA, profesionales liberales, currantes con bíceps trabajadísimos y tatuados de clase media, también de media baja. Gordos y flacos. Mujeres, hombres y niños. Pijos, ateos, devotos y legionarios. Es la España que sale en 'La que se avecina' y en 'Aquí no hay quien viva'. La de 'Radio 3' y la de 'Radio Olé'. La del café con porras y la de tosta con aguacate en Starbucks.

Santiago Abascal Rocío Monasterio Pablo Casado Vox