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Un gran discurso de primavera
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Ángeles Caballero

Ideas ligeras

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Un gran discurso de primavera

El rey hizo lo que tiene que hacer, hablar de lo obvio y de la nada, si no estuviéramos en una situación excepcional y feroz en la que han fallecido más de 50.000 personas

Foto: El Rey Felipe VI pronuncia su tradicional discurso de Nochebuena. (EFE)
El Rey Felipe VI pronuncia su tradicional discurso de Nochebuena. (EFE)

Acostumbrados a la sobreactuación permanente y a la cursilería en las intervenciones públicas, el cuerpo nos pedía un discurso en el que se transmitiera serenidad y poca impostura. Felipe VI parece encarnar ambas virtudes, pero lo de anoche fue una mutación en Pedro Sánchez.

Una cosa es que no llore, que no llame a las armas, pero qué ratito sin pizca alguna de emoción y con la misma chispa que el árbol de Navidad de plástico que preside mi salón. Al menos no engoló la voz, aunque asomaron los leves gallos que le acompañan desde su nacimiento a la vida pública.

El rey de anoche hizo lo que tiene que hacer, hablar de lo obvio y de la nada, si no estuviéramos en una situación excepcional y feroz en la que han fallecido más de 50.000 personas. El rey de anoche no hizo lo que queríamos que hiciera, hablar del padre y matarlo si fuera preciso, mostrar la determinación que sí tuvo aquel 3 de octubre de 2017, cuando la adrenalina sí le corría por las venas.

Foto: El rey Felipe VI pronuncia su tradicional discurso de Nochebuena, desde el Palacio de La Zarzuela. (EFE)

Pero nos tuvimos que conformar con 15 minutos en los que movió mucho las manos y un poco el cuello al cambiar de cámara. Y encima sin ganas.

Por el contenido, pareció haberse quedado anclado en la primavera. Esos meses en los que, encerrados en casa, con el miedo y la incertidumbre, esperábamos con ansia respirar en vacaciones y olvidarnos del bicho. Cuando hacíamos carteles en los balcones, saludábamos a los vecinos, pensábamos que todo iría bien.

El rey nos tutea, confía en la ciencia y en nuestra carta magna, nos pide que mantengamos el ánimo, dice que "los retos son grandes pero no insalvables". Habla de "nuestra juventud", una expresión tan irritante y paternalista como la de "nuestros mayores".

Dice que la reina y él han podido comprobar el coraje y el nervio de una sociedad unida durante su gira de conciertos por provincias. Que hay que tener respeto a la pluralidad y a las diferencias y que los valores éticos están muy presentes en la sociedad, por encima de los lazos personales y familiares. Y que él tiene claro desde 2014, cuando accedió el trono, que además de serlo debe parecerlo.

El rey de anoche no hizo lo que queríamos que hiciera, hablar del padre. Nos conformamos con 15 minutos en los que movió las manos y el cuello

Pero el asunto real va más allá de la ética porque hablamos de presuntos delitos. Mi madre, sin ir más lejos, siempre tuvo claro que por mucho que nos quisiera a mi hermana y a mí, si hacíamos algo mal teníamos que pagar por ello. La chirona por encima del afecto.

"Siempre he pensado que España es un país extraordinario", dijo. Me recordó a Cristina Cifuentes, expresidenta y ahora tertuliana, cuando resuelve sus intervenciones diciendo cosas como "España es un gran país".

El video terminó con un collage de fotos de ambos, Letizia y Felipe, saludando a mucha gente. Eran esos meses en los que él estrenaba camisas de lino y ella alpargatas. El rey emérito aún no se había largado a un país en el que los derechos humanos y la democracia están, digamos, algo sobrevalorados.

Esa época en la que pareció haberse quedado anoche.

Acostumbrados a la sobreactuación permanente y a la cursilería en las intervenciones públicas, el cuerpo nos pedía un discurso en el que se transmitiera serenidad y poca impostura. Felipe VI parece encarnar ambas virtudes, pero lo de anoche fue una mutación en Pedro Sánchez.

Rey Felipe VI Rey Don Juan Carlos