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¿Quién quiere besar a un bebé pudiendo tener un bonito? (Y eso que aún es precampaña)
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Ángeles Caballero

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¿Quién quiere besar a un bebé pudiendo tener un bonito? (Y eso que aún es precampaña)

La pandemia ha eliminado esas escenas en las que todo es impostura, un vaivén entre lo cursi y lo campechano

Foto: La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, durante un acto de campaña. (EFE)
La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, durante un acto de campaña. (EFE)

Lo mira fascinada. Normal, porque un bicho de semejante calibre no se ve todos los días. A no ser que trabajes en Mercamadrid o seas José e Isidoro, mis pescaderos. Qué barbaridad, vaya pedazo de pez tan brillante, con esa piel plateada y ese interior tan rojo frambuesa.

La candidata a presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se pone de cuclillas para contemplar el bonito de cerca. El suelo está mojado y el calzado no es el adecuado para este escenario, por eso solo apoya un tercio de la planta del pie. Ayuso tiene siempre una mirada de permanente sorpresa, como si viviera en un eterno bucle de primeras veces.

Dice que la cosa va tal que así: Mercamadrid lo recibe, Mercamadrid lo reparte y así los bares y los restaurantes siguen funcionando divinamente porque pararse no es una opción. Mercamadrid es libertad, la hostelería es libertad y los clientes también lo somos. Todo es alegría en la visita de la candidata, todo es imagen, todo es 'meme'. Es otro día de precampaña.

Besar un bebé no significa nada, salvo para demostrar que no eres Herodes. Abrazar a un anciano que se te acerca para comprobar si te pareces a lo que ve en la tele a diario no tiene demasiado misterio. Pero la pandemia ha eliminado esas escenas en las que todo es impostura, un vaivén entre lo cursi y lo campechano. Nuestros niños, nuestros mayores.

Ahora toca optar por otro atrezo. Los animales son una buena opción, nos conectan con ese mundo rural del que solo nos acordamos en campaña. Están las vacas, esas que aún recuerdan la breve historia de amor de Juan Manuel Moreno Bonilla con una de ellas. También están los perros, tan cariñosos, tan mejores amigos del hombre y la mujer candidatos. Ayuso pasea con el suyo, que es precisamente mi favorito, y acaricia a todo aquel que ve por la calle. Sabe que nadie que quiera a los animales puede ser considerada una mala persona.

placeholder Foto: EFE.
Foto: EFE.

Pero tiene más opciones para elegir. Está el bonito, muertecito y quizás a punto de convertirse en tataki. Está el muñeco que ejerce de enfermo en el hospital. Ninguno confesará a la candidata que igual prefiere comunismo. De eso que se libra. Eso que gana.

Como se libra la candidata de anunciar la llegada de ayudas directas a la hostelería, o quizá tampoco le interese mucho en este preciso momento la situación de los que amanecen mucho antes que el resto. Los de Mercamadrid y el resto de mercados de la comunidad, que madrugan tanto o más que las estrellas matinales de la radio. Lo tiene mucho más fácil: “Mire, señora, todo es culpa de Sánchez. Y que no se le olvide: Madrid es España, es libertad y es todo lo bueno que se le pase por la cabeza”.

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE) Opinión
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La precampaña es una colección de imágenes, gracietas, algún que otro insulto. Poco más. Lleva la candidata de Más Madrid, Mónica García, contando sus planes para dominar Madrid y librarse de Pablo Iglesias desde hace días, pero la imagen que se repite una y otra vez en mi cabeza es la de su intento de bailar 'twerking' en un programa de radio. Lleva la candidata de Vox, Rocío Monasterio, soportando la tutela de su presidente y siendo la segunda en las intervenciones, aunque la que se presenta es ella. Lleva Pablo Iglesias una racha de vídeos de demasiada duración hablando de periodistas con los que nunca se iría de cañas en caso de que le preguntaran en una encuesta. Como si los votantes de Unidas Podemos escucharan a Carlos Herrera y a Federico Jiménez Losantos y los oyentes de esos programas se hubieran planteado en alguna ocasión darle una oportunidad al exvicepresidente del Gobierno.

Yo no quiero gente que pasee sus perros y haga lo que pueda para parecerse a Nathy Peluso. Tampoco quiero candidatas tuteladas por jefes ni señores con ganas de grabarse vídeos con contenidos de hace 10 años. Quiero gente que gestione y a poder ser con unas poquitas más ganas de vivir que Ángel Gabilondo, al que seguro que no pillan ni en chándal ni diciendo ‘Maluma baby’.

La campaña empieza el domingo. Prepárense para las ocurrencias. No digan que no les advertí.

Lo mira fascinada. Normal, porque un bicho de semejante calibre no se ve todos los días. A no ser que trabajes en Mercamadrid o seas José e Isidoro, mis pescaderos. Qué barbaridad, vaya pedazo de pez tan brillante, con esa piel plateada y ese interior tan rojo frambuesa.

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