Almodóvar y su idea de la maternidad: mejor 'mamma' que mama

Leo en 'ABC' una noticia acerca de la portada que le ha dedicado la revista ‘Variety’ a Penélope Cruz. No es una cabecera cualquiera, porque es la llamada 'biblia del cine', como tampoco la actriz parece ser de este mundo. Cada vez mejor actriz, más bella, con los huesos y el cerebro en su mejor momento. Como si el paso de los años le hubiera servido también para colocar los pliegues del cuerpo en su sitio y ordenar sus prioridades. Las de ahora, dice, son sus hijos.

En la noticia citan a Pedro Almodóvar, el hombre que la ha dirigido en siete películas. De su relación de amistad nadie duda, de la admiración que se profesan tampoco. Dice el de Calzada de Calatrava que “Penélope es la imagen misma que yo tengo de la maternidad. Pero no responde a la imagen tradicional española, en la que las madres cocinan, limpian y a veces se las muestra un poco gordas. Ella muestra sensualidad y fiereza, más bien como las madres italianas”.

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En el capítulo de hoy, los hombres nos enseñan cómo ser madres sensuales y fibrosas aunque ellos no tengan ni idea del asunto. Porque mucho mejor ser ‘mamma’ que mama. Sin acento, claro. Dónde hay que firmar.

Leí la noticia con las gafas puestas, el pelo sin desenredar y una rebeca de mi padre tres tallas más grande que la mía. Veinte minutos después, al verme en el espejo, con la cinturilla de las medias justo a la altura del ombligo, veía a una mujer a la que su segundo hijo rompió la pared del abdomen de tanto moverse. Una barriga a veces dura y a veces blanda, una especie de embarazo de primer trimestre permanente con el que convivo con pesar pero sin tiempo y ganas de hacer abdominales. Prefiero el vermú.

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Tapé todo aquello con un vestido y salí a hacer una entrevista. La entrevistada me dijo que tenía uno igual en su armario. Le dije que me gustaba porque disimulaba, y puso gesto de extrañeza. “A mí me parece calentito”, dijo. Ahí acabó el asunto y ahí encendí la grabadora.

Volví a casa y como buena mama, que no 'mamma', hice huevos fritos. Comí un trozo de queso y arroz blanco que había sobrado. Me coloqué la maldita cinturilla de las medias y escuché en la tele que la reina Letizia era un ejemplo de cuerpo saludable y preocupado por la alimentación, un orgullo para la imagen de España tener a una mujer que se cuida.

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Miré mis brazos, maldije a la monarquía, a los directores de cine que no tienen ni idea de la maternidad y a las actrices que nos dicen que la prioridad son sus hijos cuando yo misma y muchas de las que me rodean lo que estamos deseando es librarnos de ellos para pensar solo en nosotras mismas.

Respira, Caballero, respira.

Llamé a Diana López Varela. También estaba con un trozo de queso en la boca y cuidando de su hija Lena.

López Varela es guionista y de las pocas personas que no hablan de series, ni fotografían tostadas con aguacate ni etiquetan sitios fabulosos en redes sociales. Es de esas mujeres que malduermen, malviven y malcomen desde la llegada de la maternidad, aunque comienza a ver cierta luz y dice tener tiempo por las mañanas para “hacer cosas pequeñas”. “Hoy ni me duché, y eso que tuve una reunión en el ayuntamiento”, dice muerta de risa.

"Estoy harta de los señores de cierta edad que aconsejan y que solo distinguen entre la maternidad que mola y la que no"

Es autora de varios libros, como ‘ No es país para coños’ y ‘ Maternofobia: retrato de una generación enfrentada a la maternidad’. Los escribió antes de tener a Lena, de 11 meses. “Estoy harta de los señores de cierta edad que aconsejan y que solo distinguen entre la maternidad que mola y la que no. Las que nos dejamos porque no nos da la vida y las que quieren estar perfectas, la maternidad de las estrellas, que es la que conoce Almodóvar”, explica. Está harta de los prototipos y también de la etiqueta de maternidad real, porque cada una tiene la que puede y la que le dejan.

“Hay mujeres que desean librarse de los hijos y otras que no pueden pasar tiempo con ellos porque se pasan el puto día trabajando”, explica.

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Luego están las putas, viciosas, histéricas, desquiciadas, las atormentadas por la vida. El prototipo de mujeres que sale en muchas de las películas del oscarizado director. Con una Penélope capaz de ser todas ellas con el 'eyeliner' mejor dibujado de todos los tiempos y las fundas dentales que emocionaron a Hollywood. Mujeres que solo limpian y cocinan en la ficción mientras un plano cenital muestra un canalillo simétrico, unos pechos sin estrías, una mujer que es, pero no parece ser, de este mundo.

“Hay algo peor que un machista de derechas: uno de izquierdas”, acordamos antes de despedirnos. Como acordamos que tampoco necesitamos la opinión de un señor de cierta edad sobre la maternidad que parece, como la protagonista de sus películas, no ser de este mundo.