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Prensa y política: si cae uno, caemos todos
¿Cómo valoran los ciudadanos de los diferentes países —sean democracias o autocracias— su prensa? ¿Corresponde con las valoraciones de los profesionales de los medios?
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"Si tuviera que decidir si debemos tener un gobierno sin periódicos o periódicos sin gobierno, no dudaría en preferir lo segundo".
Cuando Thomas Jefferson escribía desde París a Edward Carrington en 1787 era entonces el ministro de la Unión ante Francia. Una Francia en la que reinaba Luis XVI y en el que su ministro de finanzas, Charles Alexandre de Calonne, dimitiría por haber intentado un movimiento que hubiera detraído a la aristocracia francesa de ciertos privilegios fiscales.
Jefferson, un notable de un país recién nacido, que en pocos años sería Secretario de Estado, luego vicepresidente y, en 1801, tercer presidente de los Estados Unidos de América, hablaba de la importancia de la libertad de prensa desde un país en el que la censura funcionaba implacable, en muchos casos argumentando con la salvaguarda del orden y la nación.
Pero la frase de Jefferson planteaba en aquella época dos escenarios posibles que, hoy, han devenido en la generación de un organismo que casi podríamos decir simbiótico: no hay prensa sin política y no hay política sin prensa.
Los políticos buscan estos espacios en televisión y redes sociales para transmitir de primera mano su mensaje y así captar mayores audiencias
Las mañanas de la televisión en España se pueblan de programas de información y tertulias políticas; un 'smartphone' bien configurado llega a cualquier medio en cualquier momento; Twitter se ha convertido en el referente de información política en tiempo real, en el teletipo para todo el mundo (configurado adecuadamente); las radios abren el día y lo cierran con programas dedicados a la actualidad…
Los políticos buscan, al tiempo, estos espacios para transmitir de primera mano su mensaje, ajustan sus comparecencias y mensaje en calendarios (cuando no en relojes) para poder captar una mayor audiencia y hay algoritmos que evalúan el mejor momento para lanzar un tuit con el fin de captar la mayor atención posible.
Pero ¿estamos ante una cuestión meramente circunstancial o ha calado tanto como podemos llegar a pensar?
Hemos acudido a quien siempre nos saca de dudas en tendencias a nivel mundial: Pew Research, que recientemente ha publicado un informe que habla de la percepción del público sobre los medios y la transparencia / sesgo de estos.
Hemos trabajado en la comparación de 20 países de todo el mundo que están incluidos en el estudio (Pew ya había hecho una selección previa) y entre los que incluimos europeos, americanos, asiáticos e, incluso, uno oceánico, que es Australia.
Para comenzar hemos acudido al Democracy Index 2017 de The Economist para ver cómo estos países seleccionados hoy han sido clasificados a nivel de desarrollo de sus respectivas democracias:
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'The Economist' sí hace una clasificación completa y verán que esta valora 5 variables por la que se puntúa a cada país y estas cinco variables generan una puntuación total que ubica a cada en la lista. Estas variables van desde la fiabilidad de los procesos electorales a la cultura política de los ciudadanos.
Es un estudio en el que se ha preguntado a distintos expertos, agentes sociales y políticos, lo que implica que no es una encuesta aleatoria entre la población como sí lo es el estudio de Pew Research.
La lista incluye distintas agrupaciones de países y en ellas encontramos un primer grupo denominado "Full Democracy" o plena democracia en el que se encuentra España en el puesto 19. El siguiente grupo lo han denominado "Flawed Democracies" o, hemos querido traducir, democracias imperfectas (aunque el calificativo tira más a "defectuosas") y que comienza en el puesto 20 con Corea del Sur. Hay dos grupos más; regímenes híbridos y autoritarios. En este último encontramos a Venezuela y a Rusia.
Freedom House da a España 28 puntos (de 0 a 100, donde 0 es máxima libertad de prensa). En el 'ranking' de RSF, España ocupa el 29º de 180 países
Para completar esta explicación aportar que los países que abren la clasificación son Noruega, Islandia y Suecia, que es uno de los países que hemos elegido en el artículo de hoy. Los que lo cierran son Chad, Siria y Corea del Norte. Verán que en algunos casos países comparten el mismo puesto: esto se debe a una simple cuestión de haber coincidido en la valoración global.
Siguiente paso: ¿Cómo se posiciona la prensa en España frente a la de otros países en el mundo? Hemos acudido a dos fuentes Freedom House, que puntúa la libertad de prensa sobre una escala de 0 a 100, donde 0 es total libertad de prensa y 100 total censura, da a España 28. Reporteros sin Fronteras en su 'ranking' anual, España ocupa el lugar 29º sobre 180 países, por debajo de Noruega (1º), Suecia (2º), Finlandia (3º), Alemania (16º) o Portugal (18º) y por encima de Francia (39º), Reino Unido (40º), Estados Unidos (43º) o Italia (52). De hecho, frente a 2016, nuestro país ha ascendido 5 posiciones.
La principal queja de ambos en España es la "Ley Mordaza" y, RSF incluyen cómo existen quejas de los partidos de la oposición sobre el control de los medios públicos.
Y aquí yace el asunto. La percepción, ¿cómo valoran los ciudadanos de los países escogidos su prensa? ¿Corresponde con las valoraciones de los profesionales? Tengamos en cuenta que hablamos de la percepción de la prensa en general y no distinguimos entre publicaciones, estaciones o canales, sino que se trataría la actividad periodística como un todo.
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Vemos que los países que peor percepción de la prensa tienen sus ciudadanos dentro de nuestra muestra son Grecia y Corea del Sur, mientras que Alemania, Canadá, Holanda o Suecia la valoran muy positivamente y, de hecho, estos países están también entre el grupo de democracias plenas visto en la primera tabla.
Como curiosidad decir que nos ha llamado la atención Chile. Los chilenos no valoran muy bien su prensa, pero al tiempo parecen decir algo así como "hombre, mal, mal… tampoco".
Podríamos pensar, después de ver los dos gráficos anteriores, que la correlación entre países con una democracia sólida y la prensa van de la mano, pero algo pasa con España. Así que hemos comparado la percepción positiva sobre la prensa ("Bien" o "Muy Bien") del estudio de Pew con la cultura política percibida por el informe de 'The Economist' y el resultado es el siguiente:
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En este gráfico vemos dos realidades: un grupo más o menos homogéneo que comienza con Grecia, a distancia España, Chile, Italia y Argentina y termina con unos muy destacados Canadá, Holanda y Alemania. Todos parecen situarse en torno a una recta que correlacionaría percepción de prensa con cultura política. Solo Suecia por arriba y Francia, Polonia, Venezuela y Rusia, este país muy por abajo, se salen de esa apariencia.
Pero ¿y sí preguntamos a los ciudadanos directamente por cómo perciben la democracia de su país? Pues bien, nos hemos ido a un estudio anterior, también de Pew Research, que valoraba la percepción de la realidad política en un conjunto de países y obtenemos una correlación mucho más fuerte que la vista arriba.
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Aquí no quedan dudas. La percepción que un ciudadano tiene sobre el funcionamiento de la democracia de su país y la calidad de la prensa se acompañan. No queremos decir que si valoras con un 8 la democracia, así valoras la prensa, pero sí que, dentro de la muestra escogida, las percepciones bajas en una variable corresponden a percepciones bajas en la otra.
Hay casos casi coincidentes con la comparativa 'The Economist' / Pew, como el de Grecia por la parte de abajo y, de nuevo, Holanda, Suecia, Alemania y Canadá por la de arriba. Pero otros muy llamativos como Polonia (que valora mejor su sistema que a su prensa) o Rusia que puntúa muy bien su sistema político cuando 'The Economist' lo derrumbaba.
Un comentario sobre la regresión
No queriendo ponernos muy técnicos, sí queremos hacer comentarios sobre la regresión. Como sabrán la regresión es una medida de la dependencia entre variables y habla de lo bien que ajusta la muestra sobre el modelo que la representaría. Una regresión con valor 1 implicaría que todos los puntos estarían perfectamente alineados sobre una recta (una función) y una regresión de 0… pues que no hay ninguna forma que agrupe esos puntos de datos más que el garabato que podamos dibujar alrededor de todos ellos.
La regresión del gráfico anterior es de 0,74 y, para que tengan una medida con la que comparar, la hemos calculado también entre la percepción de la democracia y la de los respectivos gobiernos. Nos sale 0,82, con lo que nos reafirmamos en que una pobre percepción de la situación política de un país lleva pareja una baja percepción de la prensa.
Es la prensa quién nos da la percepción de lo que pasa en el país, pero hay cosas que revisar en España para ir hacia países como Suecia u Holanda
No suena extraño, pues, volver al principio del artículo y recordamos que es la prensa quién nos da la percepción de lo que pasa en el país, pero parece que hay cosas que revisar en España para tender a posiciones como la sueca o la holandesa. A lo mejor el tono, a lo mejor la profundidad, a lo mejor la intensidad… esto merece el análisis de los expertos en el tema, pero sí que es cierto que la modulación es pareja entre prensa y política y que esa simbiosis no es algo a pasar por alto. Estamos hablando de entornos que se necesitan y que, por lo visto, se acompañan.
Pero lo más preocupante es que en España hay una gran disparidad entre la calidad de la prensa y la libertad para editar según los profesionales que la valoran y la percepción que los españoles tenemos de ella. Esta disparidad no es distinta en otros asuntos como la calidad de la democracia o, como veremos en breve, el poder judicial. Es necesario (no "más que nunca", porque siempre es necesario) trabajar por alinear valor real con percepción, porque es evidente que, si cae uno, caemos todos.
"Si tuviera que decidir si debemos tener un gobierno sin periódicos o periódicos sin gobierno, no dudaría en preferir lo segundo".