Rubalcaba comunica a sus colaboradores directos que quiere ser el candidato en 2015

Nada está escrito con letra indeleble en los tiempos que corren. Pero a día de hoy, 11 de junio de 2012, Alfredo Pérez Rubalcaba va a por todas. Después de cruzar las llamas del infierno en las elecciones generales de noviembre y batirse a cuchillo en febrero por el liderazgo del PSOE, ahora que ha empezado a reponerse de las heridas en el templado purgatorio de la oposición ni por lo más remoto piensa ceder el paso a otro (u otra) dirigente si en 2015 se entreabren las puertas para el retorno al paraíso político del poder.

El secretario general del PSOE ya ha comunicado a sus colaboradores más cercanos su absoluta determinación de ser el candidato en las próximas elecciones generales, según han confirmado a El Confidencial fuentes de absoluta solvencia. Lo único que tiene pendiente de decidir es el momento y el concreto formato para la celebración de las elecciones primarias en las que habrá de someter su candidatura a la competencia interna.

La reaparición de Carme Chacón ejerciendo la oposición doméstica al socaire del caso Bankia ha hecho resurgir las cábalas entre muchos dirigentes del PSOE, que fundamentan la hipótesis de que el proyecto de Rubalcaba sea pasarle el testigo a Patxi López en el recuerdo de una frase que repitió durante la campaña interna para el 38º Congreso: “Si yo soy un chollo para los de 40 años. Me ponéis aquí, arreglo esto y luego ya viene uno de vosotros…”. Pero esa página ya la ha pasado, corresponde a una estrategia para un objetivo ya alcanzado. Ahora el objetivo es otro y la estrategia, también. Si algo seguro ha logrado Chacón es disipar las dudas que Rubalcaba tenía sobre la disposición de la exministra a buscar la revancha. Y el efecto colateral ha sido reafirmarle en su determinación de volver a ser el candidato. Ferraz tiene programado un plan trienal para asociar el nombre de Rubalcaba a la idea de cambio

“El proyecto es que Alfredo sea el candidato. Sin ninguna duda”, se corrobora desde la dirección, que ya tiene programado un plan trienal para asociar el nombre de Rubalcaba a la idea de cambio, empezando por el funcionamiento del partido.

Conferencias todos los noviembres

Los tres hitos de ese plan estarán también vinculados a la fecha de noviembre, la de las últimas elecciones generales. Cada vez que el calendario llegue a ese hoja, habrá una expresión pública, en forma de Conferencia del PSOE, con el propósito subyacente de acrisolar esa asociación de ideas. En noviembre de este año, se celebrará el cónclave sobre el funcionamiento y organización del partido; en noviembre de 2012, sobre modernización y regeneración democrática; y en noviembre de 2013, sobre economía y empleo.

Ni siquiera el orden es casual, aunque pueda parecerlo. La Conferencia de este año marcará ya los plazos y el formato para las primarias, pero su concreción última quedará en manos de la Ejecutiva y del Comité Federal. El mandato del último congreso para que el derecho de voto en las primarias no siga restringido a los militantes es bastante rotundo, pero hay un océano entre abrirlas a los simpatizantes censados o llegar hasta el modelo francés. Y la horquilla temporal para su convocatoria es aún más amplia y compleja: entre el año norteamericano y el semestre francés previo al término de la legislatura. El momento aparece condicionado en gran medida por las elecciones municipales y autonómicas que habrán de celebrarse a mediados de 2015. ¿Antes o después? De esa cita puede salir reforzado o debilitado como secretario general ¿Y si Rajoy convoca simultáneamente las generales? Demasiados interrogantes como para tenerlos ya despejados. Para empezar, antes tendrá que calibrar el resultado de su primer test como líder de la oposición: las elecciones europeas de 2014. Pero sólo la perspectiva cierta de un hundimiento mayor del PSOE alejará a Rubalcaba de su determinación de optar por segunda vez a la Presidencia del Gobierno.

El secretario general del PSOE tiene la percepción de que el paso por el purgatorio puede ser más rápido de lo que él mismo pensaba. Nadie imaginaba que el Gobierno de Rajoy estuviera abrasado a los seis meses y no sólo lo está, sino que el efecto secundario es que empieza a calar socialmente la idea de que si estos eran los que sabían y lo iban a arreglar todo en un pispás, entonces es que Zapatero no debía ser tan ignorante ni el culpable de todos los males que nos aquejan. Y si Zapatero resulta absuelto antes de lo previsto, también lo será él de su pasado como vicepresidente primero del último Gobierno socialista. El líder socialista viaja hoy a Alemania para obtener información directa sobre la crisis

Rubalcaba sabe que aún es demasiado pronto para que, haga lo que haga, el PSOE vuelva a ser percibido como una alternativa de Gobierno. En la memoria de todos está demasiado fresco por qué los socialistas sufrieron el 20-N su mayor fracaso electoral desde la recuperación de la democracia. Por eso, sin abdicar del ejercicio de la oposición, su prioridad inmediata es recomponer la cohesión de un partido que estuvo al borde del cisma y en el que muchas heridas están todavía en carne viva, pero que no se ha roto. La semana pasada inició una ronda de entrevistas personales con todos los secretarios regionales y cree posible el entendimiento con todos, incluidos aquellos que apoyaron la alternativa de Carme Chacón. Con todos, menos con uno: el madrileño Tomás Gómez.

Viaje a Berlín

Constatado que la globalización política es una exigencia de la económica, su segunda prioridad en el tiempo es reforzar los lazos con los socialistas europeos, singularmente con franceses y alemanes. Su agenda de trabajo incluye cada mes al menos una cita europea. La de junio es en Berlín, donde entre hoy y mañana se reunirá con la cúpula dirigente del SPD, incluidos sus dos potenciales candidatos electorales, el líder del partido, Sigmar Gabriel, y el portavoz parlamentario, Franck-Walter Steinmeier. A un año de las elecciones en Alemania, los sondeos reducen a un punto la ventaja de la CDU de Merkel y otorgan a los socialdemócratas la posibilidad de gobernar con Los Verdes. Un socialista gobernando en Francia y otro en Alemania supondría la confirmación del reverdecer de la socialdemocracia europea.