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El PSOE acaricia la idea de gobernar con IU y desechar la bisagra nacionalista
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Gonzalo López Alba

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El PSOE acaricia la idea de gobernar con IU y desechar la bisagra nacionalista

Una idea ronda por los despachos de la calle Ferraz: la posibilidad de gobernar en 2015 con Izquierda Unida. Por el momento, no

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Una idea ronda por los despachos de la calle Ferraz: la posibilidad de gobernar en 2015 con Izquierda Unida. Por el momento, no pasa de ser una formulación teórica sobre la existencia de una ventana para que el PSOE pueda recuperar el poder al término de esta legislatura. Pero se asienta en el dato de que los socialistas no logran capitalizar el descontento con el PP mientras que IU sube y en los experimentos de Andalucía y Asturias.

“Si pasado un año no hemos logrado capitalizar el desgaste del PP, habrá que empezar a trabajar por la unidad de la izquierda”, confirmaron a El Confidencialvarios dirigentes del PSOE. “Izquierda Unida va a subir mucho, ya lo está haciendo, y tenemos que ir preparándonos para trabajar con ellos con carácter general, para construir la unidad de la izquierda con nosotros como punto de referencia”, anticipan estas fuentes, aunque la versión oficial es que hablar de esto resulta “prematuro”.

Si hay un dirigente respetado dentro del PSOE es ahora el andaluz José Antonio Griñán, a pesar del importante sector crítico que se ha articulado en su federación. Griñán, que ha virado ya hace tiempo del apoyo coyuntural a Carme Chacón al cierre de filas con Rubalcaba, está decidido a ejercer todo su poder hasta las últimas consecuencias, tanto como presidente de la Junta de Andalucía y secretario general de la federación más importante como en su función de presidente del PSOE, cargo al que quiere despojar de su tradicional carácter honorífico para dotarlo de contenido real haciendo valer que en estos momentos él es el escollo que impide el naufragio total de los socialistas. De su gestión como gobernante depende en gran medida el futuro del PSOE.

Griñán está decidido a ejercer todo su poder hasta las últimas consecuencias

Pero los problemas de Griñán no se limitan a los críticos internos. El presidente andaluz se enfrenta al reto de mantener cohesionado el Gobierno de coalición y ya son varias las ocasiones en las que el vicepresidente Diego Valderas y los otros dos consejeros de IU han obligado a detener reuniones del Consejo de Gobierno para decidir asambleariamente su voto. Y también se cierne sobre su Gabinete la amenaza del rescate financiero. Pero, sobre todo, se enfrenta al desafío de convencer a la población andaluza de que los recortes más duros que está aplicando vienen obligados por la autoridad del Gobierno central y no por decisión propia. De su fortuna y acierto dependerá que el PSOE de Rubalcaba pueda acudir a las elecciones de 2015 con un certificado de que existe otra forma de afrontar la crisis.

El laboratorio andaluz se conjuga con el asturiano, donde Javier Fernández gobierna con el apoyo parlamentario de IU y de UPyD. Y los socialistas no descartan recuperar Extremadura a partir del otoño, cuando IU celebrará su congreso regional y el sector duro que impuso la alianza con el PP podría quedar en minoría con la prueba de cargo de la gestión del conservador Monago. Si la situación de la región empeora y hay una opción de cambio político, Guillermo Fernández Vara presentará una moción de censura.

También en la Comunidad Valenciana los socialistas albergan esperanzas de poder recuperar el Gobierno, aunque ya no sería hasta 2015. Las encuestas sitúan al PP al límite de la mayoría absoluta y el PSOE maneja la hipótesis de gobernar con Compromís, que en esta comunidad ha sido el principal receptor de los desencantados con el PSOE y también con el PP. Pero uno de los agujeros negros que se detectan en la actual dirección federal es que, renovadas las direcciones orgánicas, nadie parece estar pensando en los candidatos para las elecciones municipales y autonómicas de 2015, en las que Rubalcaba se jugará en gran medida sus opciones como presidenciable.

PSOE e IU se guardan recelos y hasta odios históricos

La posibilidad de una alianza preelectoral entre PSOE e IU avienta malos recuerdos en las dos formaciones, que se guardan recelos y hasta odios históricos, como se puso de manifiesto en Extremadura. Además, dio funestos resultados electorales en el año 2000, cuando fue capitaneada por Joaquín Almunia y Francisco Frutos, pero entonces fue percibida como una apuesta de perdedores y nadie ponía en duda el sistema de alternancia entre los dos grandes partidos. “Podemos creer que con nuestros más de 100 años de historia vamos a estar siempre ahí, pero eso no está escrito”, advierte un histórico dirigente, quien añade: “Lo peor que nos puede pasar es la irrelevancia y la ambigüedad nos conduce a ella”.

El pacto, en todo caso, sería a posteriori. Si prosperase la hipótesis de una alianza de las izquierdas con mayoría para gobernar, con o sin la inclusión del socialismo de derechas de Rosa Díez, implicaría un cambio de fondo en la dinámica política de España, donde hasta ahora el papel de bisagra lo han ejercido los partidos nacionalistas. Supondría romper la dinámica territorial para sustituirla por una “dinámica social”, con la que los problemas serían de una naturaleza distinta a la que genera el sustrato de insatisfacción permanente que justifica los nacionalismos. Para que eso fuera posible, el PSOE tendría que abandonar sus veleidades liberales e IU apostar decididamente por la política de gestión institucional.

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Una idea ronda por los despachos de la calle Ferraz: la posibilidad de gobernar en 2015 con Izquierda Unida. Por el momento, no pasa de ser una formulación teórica sobre la existencia de una ventana para que el PSOE pueda recuperar el poder al término de esta legislatura. Pero se asienta en el dato de que los socialistas no logran capitalizar el descontento con el PP mientras que IU sube y en los experimentos de Andalucía y Asturias.