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El PSE aspira a un pacto con el PNV con Ares de vicelehendakari
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Gonzalo López Alba

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El PSE aspira a un pacto con el PNV con Ares de vicelehendakari

Algún día se reconocerá la importante contribución de Patxi López (PSE) y Antonio Basagoiti (PP) para el final del terrorismo de ETA, al haber actuado

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Algún día se reconocerá la importante contribución de Patxi López (PSE) y Antonio Basagoiti (PP) para el final del terrorismo de ETA, al haber actuado ambos con la grandeza de anteponer este objetivo de Estado a sus diferencias ideológicas. Pero, de momento, todo apunta a que la singularidad del País Vasco volverá a manifestarse en un castigo electoral a los dos partidos que han sido determinantes para que se pueda pasear sin miedo por sus calles.

La decisión del lehendakari de anticipar la convocatoria de las elecciones vascas en poco más de cuatro meses es un acto de responsabilidad de los socialistas porque, si hubiera optado por intentar agotar la legislatura, su Gobierno tendría que presentar en el otoño unos Presupuestos que no llegarían a aplicarse, en el supuesto de que fueran aprobados. Maniatado en la minoría parlamentaria desde que se consumó el divorcio del PP y con el horizonte inmediato de un rescate europeo que traerá una nueva vuelta de tuerca en los recortes, empecinarse en agotar su mandato sólo habría supuesto cuatro meses de tiempo muerto y crispación perjudiciales para todos.

El lehendakari tendrá más presencia en la política nacional, pero su papel está por determinar

Pero también es una decisión táctica. La jornada de reflexión de las primeras elecciones vascas que se van a celebrar sin terrorismo coincidirá con el aniversario del anuncio por ETA del cese definitivo de su actividad armada. Este hito, que sí merece el calificativo de “histórico”, es el gran logro que puede esgrimir Patxi López, junto con su empeño en mantener las políticas sociales frente a los recortes impuestos por Mariano Rajoy.

El PSE saltará al terreno de la campaña electoral con el objetivo declarado de mantener su posición como segunda fuerza parlamentaria, pero a sabiendas de que tendrá que pelear por ser la tercera para mantenerse por encima del PP (el último Euskobarómetro sitúa la primera posición en una disputa de dos escaños entre el PNV y Bildu). Alcanzar el primer objetivo se antoja muy difícil porque los comicios de 2009 se celebraron sin la concurrencia de la izquierda abertzale. El segundo parece bastante probable porque, previsiblemente, el PP será castigado no sólo por la gestión de la crisis que está haciendo Rajoy sino también por su división interna a propósito de la política penitenciaria.

El regreso de la izquierda abertzale a la política institucional incorpora una panoplia de variables que pueden mermar las expectativas del PSE porque cabe que algunos de sus votantes se pasen al PNV precisamente para frenar a Bildu y que otros se refugien en la abstención. No obstante, los socialistas aseguran disponer de datos para pronosticar que su resultado será “un poquito mejor de lo que algunos piensan”.

Así las cosas, después de que Patxi López lograra en 2009 convertirse en el primer lehendakari socialista de la democracia, la estrategia de su partido se orienta ahora a lograr un resultado que le permita volver a desempeñar su papel tradicional como fuerza moderadora del nacionalismo, en el mejor de los escenarios participando en un Gobierno de coalición con el PNV, como ya hizo entre 1987 y 1990, con Ramón Jáuregui de vicelehendakari en el Gabinete de José Antonio Ardanza. Si se dieran las condiciones necesarias para el pacto de coalición, el nombre que el PSE propondría para ser vicelehendakari es el del actual consejero de Interior, Rodolfo Ares, mano derecha de López y alter ego de Alfredo Pérez Rubalcaba en el País Vasco.

Si es elegido Urkullu, Rajoy tendrá que enfrentarse a un eje soberanista Cataluña-País Vasco

Pero esto no es, por ahora, más que un dibujo de pizarra. El PNV, que parte como favorito en todos los pronósticos, también podría pactar con Bildu e incluso con el PP, al que está más cercano en las políticas que no tienen que ver con el terrorismo y las cuestiones identitarias. A priori, no salen las cuentas para una mayoría PNV-PP y el compromiso de Íñigo Urkullu de promover un cambio del régimen estatutario del País Vasco sería un obstáculo insalvable para el acuerdo con el PP, pero sabido es que una cosa es lo que se dice en campaña electoral, en la que el PNV está obligado a achicar el espacio de la izquierda abertzale, y otra cosa son las decisiones poselectorales. Además, Urkullu podría jugar con otras variantes, como los acuerdos de apoyo parlamentario.

Sea cual sea la fórmula de gobierno que resulte de las elecciones del 21 de octubre, Rajoy tendrá sobre la mesa un nuevo problema de índole político-institucional, pero también con repercusiones económicas, si el presidente del PNV se convierte en el próximo lehendakari. No parece aventurado pronosticar que Urkullu seguirá la senda del president Artur Mas de presentar a España como la culpable de todos los males de su comunidad autónoma, formando un eje soberanista Cataluña-País Vasco que en Europa acrecentará la imagen de impotencia de Rajoy para meter en cintura a las autonomías.

En lo que hace a la vida interna del PSE, Patxi López continuará como secretario general aunque pierda la presidencia del Gobierno. Es la fórmula para evitar la disputa por la sucesión que, en caso contrario, se abriría entre el guipuzcoano Iñaki Arriola y el vizcaíno José Antonio Pastor, con permiso de Ares. En cuanto a las cábalas sobre el papel que Patxi López tendrá en la política nacional, se da por sentado que tendrá una presencia mayor, pero su rol concreto está por determinar. Aunque fue un apoyo influyente para la elección de Rubalcaba como secretario general del PSOE, hasta ahora apenas ha participado en las reuniones de la Ejecutiva federal. Y aunque algunos se mantienen en la tesis de que puede ser el tapado de Rubalcaba para la candidatura presidencial en las próximas elecciones generales, desde Ferraz se descarta con rotundidad: “La dirección del partido, de la que forma parte Patxi López, trabaja y trabajará para que Rubalcaba sea el próximo presidente del Gobierno”.

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Algún día se reconocerá la importante contribución de Patxi López (PSE) y Antonio Basagoiti (PP) para el final del terrorismo de ETA, al haber actuado ambos con la grandeza de anteponer este objetivo de Estado a sus diferencias ideológicas. Pero, de momento, todo apunta a que la singularidad del País Vasco volverá a manifestarse en un castigo electoral a los dos partidos que han sido determinantes para que se pueda pasear sin miedo por sus calles.