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Alarma socialista ante la deriva secesionista de Cataluña
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Gonzalo López Alba

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Alarma socialista ante la deriva secesionista de Cataluña

El problema más grave que está sobre la mesa y reclama decisiones urgentes se apellida Merkel-Draghi-Rajoy; pero el que se viene encima, con consecuencias de

En su desesperada búsqueda de una estrategia eficaz para recuperar la condición de partido relevante que perdió tras el fallido experimento del tripartito, el PSC volvió a trasladar al PSOE la exigencia de una apuesta clara por un modelo de Estado federal y por un nuevo protocolo de entendimiento que otorgue mayor autonomía a sus diputados en el Congreso, algo que, según insinuó Navarro, llegará por las buenas o por las malas –con acuerdo o por ruptura-.

En la situación actual, siendo una patata caliente, esto es lo que menos preocupa en el PSOE porque, como recordó Juan Carlos Rodríguez Ibarra, él ya convivió sin mayores problemas en 1977 con tres grupos parlamentarios socialistas, puesto que catalanes y vascos tenían su propio portavoz. A la postre, se podría solucionar dando hilo al PSC para que sus diputados tenga posición autónoma en algunos temas y dejando claro que en esos casos es el criterio del PSC, no el del PSOE.

La preocupación de fondo, como también señaló Ibarra, es que “cada vez que hay recesión económica, Cataluña plantea la secesión”. Por eso, emplazó al PSC a clarificar su modelo de Estado federal porque, según dijo, “si es el alemán, yo lo firmo ya, pero entero y no a trozos, tomando las decisiones sobre política fiscal y de gasto de forma conjunta, en el Senado”.

Pero fue Mario Jiménez, el nuevo hombre fuerte del PSOE en Andalucía, que hasta ahora ha actuado como el principal freno a las veleidades nacionalistas del PSC, el que hizo el dibujo más claro. El portavoz de José Antonio Griñán apostó decididamente por un “federalismo cooperativo” frente al “confederalismo asimétrico” que, según dijo, promueven en una pinza PP y nacionalistas para, por intereses distintos, hacer al socaire de la crisis económica una relectura el Título VIII de la Constitución que establece el Estado de las Autonomías. “Impugnando el estado autonómico, la derecha impugna también el Estado de Bienestar porque son las Comunidades las que prestan esos servicios”, sostuvo.

Reforma fiscal ‘versus’ rescate

Al margen de este todavía incipiente debate, que estuvo presente en todas las intervenciones, Rubalcaba consiguió ayer su objetivo principal. Salió de su primera reunión con el máximo órgano del partido entre congresos con un “amplísimo” aval a su gestión y estrategia de oposición. Ni siquiera el díscolo Tomás Gómez sacó los platos del tiesto y sus diferencias con la dirección se limitaron a insistir en la petición de “una consulta a los ciudadanos” sobre las condiciones del rescate, de la que Rubalcaba no ha querido hacerse eco. Y el extremeño Ibarra, que se caracterizó por ser el Pepito Grillo del mandato de José Luis Rodríguez Zapatero, cerró filas con el secretario general al sostener que la gravedad de la situación exige “un diagnóstico común” entre PP y PSOE, pero si el Gobierno persiste en su negativa, “tampoco nos podemos echar al monte”.

Esta es la tesis de Rubalcaba, que a partir de ahora hará una oposición más “contundente”, pero sin renunciar a que también sea “útil y responsable”, convencido de que es la única forma de recuperar el apoyo de “la mayoría social” que dio ya por perdida para el PP porque, según subrayó, en diez meses hasta se ha derrumbado el mito de que la derecha gestiona mejor la economía. “La derecha merece una oposición durísima; pero España, no”, fue su argumento.

Para dotar de contenido este planteamiento, anunció tres grandes iniciativas: la presentación de unos Presupuestos alternativos a los del Gobierno, aunque formalmente esto no es posible porque la Constitución reserva esta potestad para el Ejecutivo, con carácter exclusivo; la propuesta de una reforma global del sistema fiscal y la presentación de una proposición de ley de estabilidad social, para garantizar en todo el Estado unos mínimos en sanidad, educación y servicios sociales.

La propuesta de reforma fiscal, algunos de cuyos elementos tiene previsto presentar en el debate presupuestario, incluiría los siguientes cambios: creación de un impuesto para las grandes fortunas, fijación de un suelo mínimo en el impuesto de sociedades para evitar que se quede en nada por la vía de las deducciones, acercamiento gradual del gravamen de las rentas del capital a las que soportan las rentas del trabajo, revisión de las deducciones en el IRPF en supuestos como los planes de pensiones y seguros para las rentas más altas, creación de impuestos verdes para las nucleares y otro sectores energéticos, fijación de un mínimo estatal para los impuestos sobre donaciones y sucesiones, y supresión de la exención fiscal para los grandes premios de la Lotería.

Esta es su alternativa a un rescate europeo que implique nuevos recortes. “Quedan las pensiones y van a por ellas”, pronosticó. Su número dos, Elena Valenciano, añadió las prestaciones por desempleo y anunció el propósito de su partido de ponerse “al frente del rechazo social a los recortes”. Si el rescate se produce, Rubalcaba anticipó que el PSOE no permitirá que se apruebe sin pasar por el Parlamento, como ha ocurrido con el memorándum para el rescate financiero.

En este contexto, otra de las grandes preocupaciones que se puso ayer de manifiesto en el PSOE fue la incapacidad que, a pesar de “la que está cayendo”, hasta ahora han demostrado los socialistas europeos para articular una alternativa conjunta a las políticas conservadoras, máxime cuando existe el convencimiento generalizado de que no habrá solución a la crisis si la política no se globaliza como la economía.

Pero ayer, la noticia económica no estaba en la sede socialista, sino casi oculta en El Mundo y, a juicio de expertos económicos del PSOE, “no podía ser peor”. Según este diario, “en los próximos días se conocerá el cierre definitivo del déficit de 2011, que alcanzará el 9,2%”. Si se confirma, será el tercer dato distinto que sobre un mismo año se presenta a los socios europeos y la conclusión de estos economistas parece difícil de rebatir: “Presentado tres datos distintos de un año que ya terminó hace nueve meses, no podremos quejarnos de que nos consideren unos tramposos”.

En su desesperada búsqueda de una estrategia eficaz para recuperar la condición de partido relevante que perdió tras el fallido experimento del tripartito, el PSC volvió a trasladar al PSOE la exigencia de una apuesta clara por un modelo de Estado federal y por un nuevo protocolo de entendimiento que otorgue mayor autonomía a sus diputados en el Congreso, algo que, según insinuó Navarro, llegará por las buenas o por las malas –con acuerdo o por ruptura-.