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Los 34.000 'evangelistas' de Rubalcaba
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Gonzalo López Alba

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Los 34.000 'evangelistas' de Rubalcaba

  En el viaje de regreso del PSOE al Antiguo Testamento que guía Alfredo Pérez Rubalcaba, tras los once años del Nuevo Testamento de Zapatero que acabaron con

En el viaje de regreso del PSOE al Antiguo Testamento que guía Alfredo Pérez Rubalcaba, tras los once años del Nuevo Testamento de Zapatero que acabaron con sus seguidores perdidos en el desierto por el que ahora deambulan, el líder socialista quiere disponer de una avanzadilla de 34.000 evangelistas que, a imagen y semejanza de los vendedores de aquella conocida marca de productos de belleza, volverán a llamar a su puerta. No será mañana, pero los preparativos para su recluta y formación ya están en marcha, de la mano del secretario de Organización, Óscar López.

La creación de una fuerza de choque de 34.000 agentes electorales será uno de los principales resultados de la Conferencia Política convocada para el 10 y 11 de noviembre. Un agente por cada una de las 34.000 secciones en las que se divide el mapa de España cuando se celebran elecciones y que, antes de ser enviados al campo de la batalla política, serán sometidos a un plan de preparación y rodaje para ser los oídos y la voz del partido en la calle.

La llamada a su puerta de los evangelistas de Rubalcaba no será inmediata porque el PSOE sabe que aún está en periodo de penitencia. A la desafección general de los ciudadanos hacia los políticos, los socialistas suman la derivada de su reciente paso por el Gobierno, de modo que en su relación con la ciudadanía todavía dominan las emociones negativas, que oscilan entre el reproche por su gestión de la crisis y/o la indiferencia ante sus propuestas. “Ahora ya nos dejan estar en las manifestaciones”, comenta un alto dirigente al resumir el estado de las relaciones con la sociedad civil. En otras palabras, parte de la penitencia ya ha sido cumplida, pero aún queda mucho que purgar antes de que puedan volver a alzar con naturalidad el banderín de enganche.

Los socialistas estudian exigir un compromiso de activismo a largo plazo para poder votar en sus primariasPor eso, tras haber dedicado un trimestre a elaborar un pormenorizado estudio sobre el funcionamiento de los demás partidos socialistas europeos, la dirección del PSOE ha concebido la conferencia de noviembre no como un punto de llegada, sino de partida para impulsar la adaptación de su estructura y funcionamiento a los nuevos tiempos. Para implicar a toda la militancia, se abrirá durante los dos meses previos un proceso de discusión entre las bases, con la puesta en marcha de “salas de debate” en todas las agrupaciones locales y también en la Red. Y en el objetivo de reagrupar a las fuerzas progresistas con vistas a las próximas elecciones generales, se estudian fórmulas para que quienes quieran participar en las primarias para la elección del candidato presidencial tengan que asumir algún compromiso no sólo de identidad ideológica, sino también de activismo partidista a largo plazo.

Rehabilitar la marca PSOE

Uno de los mayores problemas que tiene el PSOE para afrontar el reto de reformular su proyecto político y recuperar la confianza de los ciudadanos es el déficit de capital humano que acarrearon las últimas convocatorias electorales. Miles de cargos públicos y cuadros dedicados full time a la política tienen ahora como prioridad ganarse con sus profesiones el pan del día, de modo que la política queda para los ratos libres. Pero no sólo es un problema de capital humano. Uno de los datos más reveladores de su situación es que, al menos en el trato directo, la consideración de la marca PSOE sigue siendo mucho peor que el juicio individual a sus dirigentes.

En este contexto, la vicesecretaria general, Elena Valenciano, tiene especial empeño en volver a dotar de contenido la denominación como “casas del pueblo” que su fundador dio a las sedes socialistas. El objetivo es que, sin llegar a transformarse en ONGs, dejen de ser locales para las pequeñas conspiraciones internas y vuelvan a desempeñar alguna función social para demostrar que siguen siendo instrumentos útiles para la sociedad y así acelerar la reconciliación. Ya hay algunas experiencias piloto, como en Cantabria, donde se ha creado un banco para el intercambio de libros de texto.

Impulsan la recuperación de sus sedes como “casas del pueblo”, para devolverles una función de utilidad social

Los ‘agujeros negros’

Pero, aunque iniciativas como las reseñadas demuestran propósito de enmienda, también hay sectores importantes del partido anclados en la política de avestruz. Los nutren aquellos que, ante la catarata de recortes y de la inusitada velocidad a la que Mariano Rajoy está fundiendo al PP, concluyen que los ciudadanos ya están empezando a arrepentirse de haberlos echado a ellos del poder. Son los que se aferran a la creencia de que, como hasta ahora, la alternancia entre los dos grandes partidos seguirá funcionando de manera mecánica.

Es verdad que, en estos momentos, no hay una alternativa institucional clara al margen de los dos grandes partidos, pero lo que hoy está en la penumbra mañana puede acaparar todas las luces porque los ciudadanos anhelan que alguien les abra un portillo para la esperanza y, a estas alturas de la crisis, desconfían por igual de los dos grandes partidos. Y si nadie es capaz de canalizar esos anhelos, el abatimiento se refugiara en formaciones populistas y/o en la abstención, pudiendo llegar a cuotas que impliquen la crisis total del sistema democrático tal como lo conocemos.

El plan de reactivación orgánica que Óscar López llevará a la Conferencia Política incluye programas específicos para los jóvenes y para las mujeres, lo que al menos apunta a un diagnóstico acertado, porque yerran gravemente los análisis que siguen identificando a las “clases medias urbanas” como el mayor agujero negro del PSOE. Para empezar, porque si ya era cuestionable llamar de tal modo a lo que más bien eran “clases trabajadoras pudientes”, la crisis -que sólo ha perdonado a las élites adineradas- ha devuelto a su condición de origen a buena parte de los que esforzadamente habían logrado subir hasta ese escalón medio de la jerarquía social.

Pero, sobre todo, porque supone ignorar que la mayor fuerza de cambio siguen siendo los jóvenes, los que ya pudieron votar en 2011 y los que podrán hacerlo por primera vez en 2015. Su denominador común es la angustia por la falta tanto de presente como de futuro y la máxima desconfianza hacia los partidos tradicionales y los políticos profesionales. Y porque en las procelosas aguas de la incertidumbre que nos anega con un caudal multiplicado por el desmantelamiento de las redes de protección social, las mujeres vuelven a ser las grandes costaleras, pero es el suyo un flotador que se infla a costa de la igualdad de género.

En el viaje de regreso del PSOE al Antiguo Testamento que guía Alfredo Pérez Rubalcaba, tras los once años del Nuevo Testamento de Zapatero que acabaron con sus seguidores perdidos en el desierto por el que ahora deambulan, el líder socialista quiere disponer de una avanzadilla de 34.000 evangelistas que, a imagen y semejanza de los vendedores de aquella conocida marca de productos de belleza, volverán a llamar a su puerta. No será mañana, pero los preparativos para su recluta y formación ya están en marcha, de la mano del secretario de Organización, Óscar López.

Alfredo Pérez Rubalcaba