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Las elecciones europeas, el 'tsunami' que se cierne sobre PP y PSOE
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Gonzalo López Alba

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Las elecciones europeas, el 'tsunami' que se cierne sobre PP y PSOE

 Seis años y cuatro meses hubieron de pasar desde que Felipe González prometió “absoluta transparencia” sobre la financiación del PSOE tras el estallido del caso Filesa en junio de 1991 hasta

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Seis años y cuatro meses hubieron de pasar desde que Felipe González prometió “absoluta transparencia” sobre la financiación del PSOE tras el estallido del caso Filesa en junio de 1991 hasta que la dirección del partido emitió un comunicado para “pedir excusas a todos los ciudadanos”. Ocurrió el 28 de octubre de 1997, pero para entonces el PSOE ya había perdido las elecciones, había calcinado a su generación de dirigentes más brillante y aún tardaría otros siete años en recuperar la confianza ciudadana.

El precedente no es halagüeño, como tampoco la reacción del PP ante el escándalo BárcenasLa cúpula del partido gobernante se ha aferrado, como hizo la del PSOE cuando salió a la luz aquel escándalo de financiación ilegal, a la teoría de “la conspiración” y a la contradenuncia de que alguien pretende abrir “una causa general contra el partido”. Si así fuera, el enemigo salió de casa, porque ese alguien no podría ser otro que el extesorero del partido.

Alfredo Pérez Rubalcaba dio ayer una vuelta de tuerca en su estrategia de oposición al pedir la dimisión del presidente del Gobierno y seguirá aumentando la presión a medida que afloren nuevos datos. No tiene previsto pedir elecciones anticipadas, porque no cree que el PP vaya a tirar por la borda la mayoría absoluta de la que ahora dispone en el Parlamento y ese calendario tampoco conviene en estos momentos a sus propias aspiraciones; y, hoy por hoy, no se plantea presentar una moción de censura, porque sería “quemar pólvora del rey”, ya que no dispone de fuerza para fraguar una mayoría alternativa y el efecto político se perdería al estar muy lejano el término de la legislatura.

Los ‘cualitativos’ demoscópicos indican que la opción ya no es entre izquierda y derecha, sino entre viejo y nuevo

Pero el líder del PSOE sí cree que en unos meses Rajoy puede verse forzado a la dimisión que descartó el sábado. El análisis que se hace en la dirección socialista es el siguiente: “Bárcenas es la tumba de Rajoy. El presidente ya no tiene autoridad, ninguna ni ante nadie. ¿Cómo va a pedir nuevos sacrificios a los ciudadanos españoles o defender su gestión en Europa? Esta crisis es suya y todavía va a empeorar. Puede llegar un momento en que la derecha económica exija su renuncia para que el PP pueda seguir en el Gobierno”. La situación parece clamar a gritos un Gobierno de concentración, pero, al mismo tiempo, el escándalo Bárcenas lo hace más improbable que nunca.

Las elecciones europeas

Descartada por Rajoy su renuncia a la presidencia del Gobierno, con un sistema que sólo permite tumbar al presidente mediante una moción de censura que no podría prosperar salvo rebelión en las filas del PP, y con el diseño institucional y el factor poblacional operando como frenos para una revolución a la islandesa (una sucesión de caceroladas forzó en 2009 la dimisión del Ejecutivo, pero Islandia sólo tiene 300.000 habitantes), las elecciones europeas del verano de 2014 se perfilan ya como un momento político crucial. En el PSOE se descarta que Rajoy adelante las elecciones generales a esa fecha, pero en todo caso será la primera oportunidad que tendrán los ciudadanos para emitir su voto de censura.

Aunque tradicionalmente partidos y ciudadanos han considerado esa cita intrascendente, la excepcionalidad de la situación –una tormenta perfecta en la que confluyen la crisis económica, la institucional, la social y la política- hace que, a un año y medio vista, estos comicios ya asomen en el horizonte con la negra faz de un tsunami para los dos grandes partidos.

Si los ciudadanos podían pensar hasta ahora que la corrupción política se reducía a comportamientos más o menos individuales, con el caso Bárcenas ha calado la impresión de que está 'institucionalizada', de modo que el castigo se vislumbra dirigido a los partidos 'institucionales' que, sobre no dar respuestas satisfactorias a la crisis económica, se ven envueltos en el fango de la corrupción (el fraude de Carlos Mulas, a pesar del abismo que lo separa del escándalo Bárcenas, ha hecho un daño mayor al PSOE cuando su dirección se afana en lavar unas siglas desprestigiadas, y CiU también está bajo sospecha).

Las encuestas

Las últimas encuestas (de El País y El Periódico) confirman lo que desde hace tiempo se venía barruntando en la calle: el hundimiento del bipartidismo que ha venido funcionado con regularidad sistémica desde la recuperación de la democracia. Según el sondeo publicado el domingo en El Periódico de Cataluña, el PP podría perder hasta 53 escaños (de 186 a 153) y el PSOE no lograría rentabilizar su hundimiento, aunque podría ganar 13 (de 110 a 123).

Los socialistas creen que Bárcenas “ha cavado la tumba de Rajoy”, pero no pedirán elecciones anticipadas

Este ligero ascenso, insuficiente para ahormar una mayoría alternativa (176 escaños), hace que algunos partidarios de Alfredo Pérez Rubalcaba crean posible recuperar el poder en 2015, en alianza con Izquierda Unida o con los nacionalistas. Y esta expectativa, unida a la previsión de que las elecciones europeas marcarán un punto de inflexión en las tendencias políticas, es lo que justifica la consideración como “decisión estratégica” de la fecha para convocar las elecciones primarias de las que debería surgir el candidato presidencial del PSOE, si es que los acontecimientos permiten que lleguen a celebrarse. Para un sector dirigente, la catarsis debería producirse antes de las europeas; para otros, conviene esperar a que pase el tsunami, so pena de que cualquier movimiento que se haga antes quede enterrado por el vendaval. A Rubalcaba le interesa ganar tiempo.

Pero sociólogos y otros expertos en encuestas consultados por El Confidencial opinan que el hundimiento del sistema bipartidista todavía no se refleja en toda su dimensión en los sondeos publicados y reconocen que las tripas de los estudios demoscópicos permiten prever un desmoronamiento mayor. En parte porque todavía se siguen aplicando factores de corrección que, como el recuerdo de voto, han perdido fiabilidad. Pero, sobre todo, porque los cualitativos aportan un indicio relevante: el factor diferencial que más pesa ya no es izquierda o derecha, sino viejo o nuevo. Y esta nueva tendencia castiga por igual a PP y PSOE, en beneficio de IU, UPyD y de cualquier fuerza alternativa que pueda surgir como un soplo de aire fresco, que no puede ser otro que el de una regeneración integral.

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Seis años y cuatro meses hubieron de pasar desde que Felipe González prometió “absoluta transparencia” sobre la financiación del PSOE tras el estallido del caso Filesa en junio de 1991 hasta que la dirección del partido emitió un comunicado para “pedir excusas a todos los ciudadanos”. Ocurrió el 28 de octubre de 1997, pero para entonces el PSOE ya había perdido las elecciones, había calcinado a su generación de dirigentes más brillante y aún tardaría otros siete años en recuperar la confianza ciudadana.