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La próxima estación en el vía crucis de Rubalcaba
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Gonzalo López Alba

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La próxima estación en el vía crucis de Rubalcaba

 El 20 de julio está marcado con un círculo en las agendas socialistas. Para ese día ha sido convocado el Comité Federal del PSOE. No sería

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El 20 de julio está marcado con un círculo en las agendas socialistas. Para ese día ha sido convocado el Comité Federal del PSOE. No sería lógico, natural, ni creíble que en el Senado del partido -es un órgano de representación mixta, pero básicamente territorial- no se hablara de la crisis económica e institucional, pero tampoco que se pasara por alto la crisis del partido, sometido a periódicas marejadas al socaire de las encuestas de turno y de los movimientos tendentes a alumbrar un nuevo liderazgo que ponga fin al paréntesis abierto en el congreso de Sevilla.

La olla está a presión, aunque unos días borbotea el agua agitando la tapa y otros sólo pueden verse volutas de vapor. Pero la impresión más extendida es que por algún lado se tendrá que dejar salir el gas y que el momento clave puede ser el día 20. Rubalcaba podrá esgrimir que se ha cargado de argumentos de oposición con la desdeñosa respuesta de Mariano Rajoy a su oferta de pacto de Estado contra la crisis –estrategia, esta sí, avalada por José María Aznar-. Si alguna duda tenía, ya está despejada: el Gobierno sólo quiere al PSOE para compartir el desgaste que le acarreará la reforma de las pensiones. Conscientes de su escasa relevancia política y social, buena parte de la ansiedad que gobierna el día a díade los socialistas tiene que ver con la inconcreción de la fecha para la celebración de las primarias de las que debe surgir su próximo candidato presidencial.

Aumenta la presión para que el Comité Federal del 20 de julio fije la fecha de las primarias

Rubalcaba ha logrado, hasta ahora, sortear todos las mareas, aunque casi siempre dejándose jirones de autoridad. El secretario general salvó la última reunión del Comité Federal, en enero, con una ambigüedad: el apunte de que el calendario natural para la celebración de las primarias sería después de las elecciones europeas del verano próximo. Pero el debate, lejos de remitir, se ha acentuado desde entonces. Cada encuesta es un nuevo mazazo que no sólo mella la autoridad de Rubalcaba, sino también la autoestima colectiva de los socialistas.

El argumento oficial para retrasar las primarias hasta el segundo semestre de 2014 es que un nuevo líder no puede estrenarse con una severa derrota electoral, como se da por descontado si los comicios europeos se plantean –y todo indica que así será- como un referéndum sobre Rajoy y Rubalcaba, pero en el ánimo del líder socialista pesa también la expectativa de que los resultados del PSOE serán menos malos que los del PP, que recibirá el mayor castigo como partido gobernante. Eso si no se registra un aluvión de candidaturas de las izquierdas que disperse el voto en beneficio de opciones más frescas. Entonces, según quienes intentan acelerar los plazos esbozados por la Ejecutiva, la losa puede resultar demasiado pesada para cualquiera.

Un “gran acto de democracia”

Entre los militantes y simpatizantes del PSOE se ha asentado la idea de que el partido sólo logrará recuperarse con “un gran acto de democracia”, con una competencia libre y abierta por el liderazgo por el partido que incluya el contraste de opciones con debates en televisión, más justificados que nunca si, como se aprobó en el congreso de Sevilla, se va a un modelo de primarias abiertas.

Algunos dirigentes abogan por un congreso extraordinario, que Ferraz descarta

El procedimiento y el calendario pueden ser determinantes para el desenlace. Por eso, hay quien alienta la posibilidad de zanjar el asunto con un congreso extraordinario que resuelva en un único proceso el liderazgo orgánico y el social. “Eso permitiría que pudieran votar los militantes y también los delegados”, alegan los defensores de este planteamiento que no comulgan con la primarias como un bálsamo de Fierabrás. Pero esta posibilidad es descartada con rotundidad desde Ferraz. La vicesecretaria general, Elena Valenciano, sólo deja abierta la puerta a la posibilidad de convocar, tras las primarias, un congreso ordinario –tendría ese carácter a partir de noviembre de 2014- que refuerce la legitimidad de quien resulte elegido por los militantes para evitar así la bicefalia, que tan mal recuerdo dejó cuando se planteó con Joaquín Almunia y José Borrell.

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El 20 de julio está marcado con un círculo en las agendas socialistas. Para ese día ha sido convocado el Comité Federal del PSOE. No sería lógico, natural, ni creíble que en el Senado del partido -es un órgano de representación mixta, pero básicamente territorial- no se hablara de la crisis económica e institucional, pero tampoco que se pasara por alto la crisis del partido, sometido a periódicas marejadas al socaire de las encuestas de turno y de los movimientos tendentes a alumbrar un nuevo liderazgo que ponga fin al paréntesis abierto en el congreso de Sevilla.

Alfredo Pérez Rubalcaba