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Barones del PSOE rechazan el calendario de Alfredo Pérez Rubalcaba
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Gonzalo López Alba

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Barones del PSOE rechazan el calendario de Alfredo Pérez Rubalcaba

El PSOE ha arrancado el nuevo curso político con la batalla interna por el poder aparentemente apaciguada por el efecto anestésico que intramuros han tenido varios

Foto: Alfredo Pérez Rubalcaba y Patxi López (EFE)
Alfredo Pérez Rubalcaba y Patxi López (EFE)

El PSOE ha arrancado el nuevo curso político con la batalla interna por el poder aparentemente apaciguada por el efecto anestésico que intramuros han tenido varios movimientos: el ordenado relevo generacional en Andalucía, que ha dejado descolocado al PP; la munición de Bárcenas, que permite trasladar a la militancia la imagen de que se ha pasado definitivamente a la ofensiva contra el Gobierno; las primeras encuestas del otoño, que reflejan una mejor estimación de voto para los socialistas que para los populares; la disposición que dejan entrever Patxi López y Eduardo Madina de concurrir a unas primarias, que ha relajado a sus partidarios; y el año sabático de Carmen Chacón, que alivia psicológicamente a Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero el cambio fundamental que reclama un sector del partido, el de liderazgo, se quiere posponer cada vez más desde Ferraz y algunos barones ya han puesto una fecha límite para resucitar el debate: la Conferencia Política de noviembre.

El “calendario provisional” con el que Rubalcaba volvió de las vacaciones de verano prevé las elecciones primarias para elegir al candidato presidencial en los primeros meses de 2015, después de las primarias regionales y antes de los comicios municipales y autonómicos de mayo de ese año (El Confidencial, 9/9/2013). Pero, aunque nadie relevante ha levantado todavía públicamente la voz en contra de este nuevo calendario -la idea inicial era hacer la convocatoria en el segundo semestre de 2014-, son varios los barones que lo rechazan.

El valor de las primarias es que los que vamos a presentarnos en las elecciones municipales y autonómicas podamos hacer la campaña con el revulsivo de un nuevo candidato”, argumenta uno de esos dirigentes, sin ocultar que su principal preocupación son las elecciones en su territorio. “¿Alguien se imagina que podemos ganar con Rubalcaba al lado?”, añade otro discrepante. Y un tercero, mirando a los comicios locales, apostilla: “¿Quién va a querer ser candidato con nosotros si se les pide que sean la avanzadilla de la renovación por una dirección que frena su propia renovación?”. La respuesta de la Ejecutiva es que, con el calendario previsto, el PSOE ya concurriría a los comicios locales y regionales con un candidato presidencial elegido en primarias abiertas, y que el efecto movilizador de este procedimiento es directamente proporcional a la cercanía de la cita en las urnas. Pero los críticos con la dirección no se lo acaban de creer y opinan que con ese calendario se produciría un solapamiento de campañas y procesos. En definitiva, sospechan que Rubalcaba sólo persigue “seguir ganando tiempo” en beneficio de sus propias aspiraciones.

Expectativas inciertas

La Conferencia Política de noviembre marcará el final de la tregua interna

A pesar de que la catástrofe de 2011 permite pensar que, como prevé la Ejecutiva, será muy difícil no mejorar aquellos resultados,ninguno de los barones las tiene todas consigo. En Asturias, la única comunidad gobernada por los socialistas de entre las que celebrarán elecciones en 2015, el Gobierno deJavier Fernándezes posible no sólo por el apoyo parlamentario de IU y UPyD sino, sobre todo, por la división de la derecha; en Castilla-La Mancha, que podría ser la avanzadilla de la remontada, las expectativas deEmiliano García Pagepueden verse truncadas por la reforma electoral que pretende María Dolores de Cospedal; en Valencia, el PP puede perder la mayoría absoluta, pero sin garantías de que el PSOE obtenga un resultado que lo convierta en la piedra angular de un Gobierno alternativo; en Extremadura, el pacto de hierro entreMonagoe IU ha enfriado la confianza deGuillermo Fernández Varaen un rápido regreso al poder; y en Madrid, el PP dispone de banquillo suficiente para sustituir a los cuestionadosAna BotellaeIgnacio González.

Si se tiene en cuenta que en las comunidades autónomas sin sentimiento nacionalista el voto varía sustancialmente a rebufo de la tendencia nacional, el primer interesado en un cambio previo del liderazgo en el PSOE es Tomás Gómez, que competirá por segunda vez por la presidencia regional. Y, si se consideran las peculiaridades regionales, los únicos interesados en que las primarias regionales se celebren antes que las presidenciales, y cuanto antes, son el valenciano Chimo Puig, que desde hace tiempo planea exigir elecciones anticipadas en su comunidad, pero no podrá dar ese paso hasta estar revestido con la legitimidad de ser el candidato oficial de su partido; y el murciano Rafael González, que parte con una situación de máxima desventaja.

Para frenar la ansiedad de los dirigentes territoriales, Rubalcaba está dispuesto a ofrecer un cierto margen de libertad para la convocatoria de primarias en cada territorio, después de los comicios europeos de mayo de 2014. Y, a día de hoy, mantiene el apoyo de Andalucía, que, una vez encauzado su proceso de renovación, ahora no ve urgencia en la convocatoria de las primarias presidenciales. Pero Andalucía también será sensible al parecer de otros territorios.

El manejo de los tiempos

Más allá de los intereses particulares de cada dirigente territorial, algunos participan del temor de los más críticos a que la dilatación del calendario interno lleve a que, finalmente, no se celebren primarias y, si no logran sacar la cabeza del hoyo, todo se sustancie en un congreso extraordinario tras los comicios municipales y autonómicos. Desde la Ejecutiva se reitera una y otra vez que “está fuera de toda duda que habrá primarias”, y que todo se reduce a “intoxicaciones” para desgastar a Rubalcaba, que aún no ha cumplido la mitad de su mandato como secretario general.

Pero si la renovación no se realiza ahora, cuando la sociedad la demanda, “se nos puede pasar la vez”, como en La Razón apuntó el miércoles García Page, que no ha dejado de abogar por que las primarias se celebren antes de las elecciones europeas. Entre quienes albergan ese temor, algunos opinan que, si se equivocan los tiempos, la crónica de noviembre de 2015 la anticipó el miércoles José Borrell en El Periódico al analizar el resultado de los socialdemócratas en las elecciones de Alemania: “Los socialdemócratas han sido víctimas de sus ambigüedades y de su falta de credibilidad, personificadas y amplificadas en la figura de su candidato. Un candidato que parecía serlo porque el SPD no tenía nada mejor que ofrecer. Y demasiado lastrado por su pasado”.

En la Ejecutiva se piensa que para recuperar apoyo electoral al PSOE le vendrá bien una mejora de la situación económica, pero los críticos opinan que el electorado de la izquierda “quiere una alternativa ahora, no cuando las cosas hayan mejorado” y que, a pesar de la desafección del electorado del PP hacia las políticas del Gobierno, recuperará su apoyo en cuanto se atisbe esa mejoría.

Por lo pronto, la Ejecutiva mantiene el criterio de que fijar la fecha de las primarias es algo que no corresponde a la Conferencia Política, sino al Comité Federal, órgano donde esta cuestión todavía no ha sido debatida. Pero el PSOE, como se vio hace unos días con el torbellino sobre el modelo territorial provocado por las críticas de José Luis Corcuera en un debate organizado por El Confidencial, hasta que salió a la palestra Felipe González para levantar una compuerta de respaldo a las tesis oficiales, es un partido que se mueve a tirones.

El PSOE ha arrancado el nuevo curso político con la batalla interna por el poder aparentemente apaciguada por el efecto anestésico que intramuros han tenido varios movimientos: el ordenado relevo generacional en Andalucía, que ha dejado descolocado al PP; la munición de Bárcenas, que permite trasladar a la militancia la imagen de que se ha pasado definitivamente a la ofensiva contra el Gobierno; las primeras encuestas del otoño, que reflejan una mejor estimación de voto para los socialistas que para los populares; la disposición que dejan entrever Patxi López y Eduardo Madina de concurrir a unas primarias, que ha relajado a sus partidarios; y el año sabático de Carmen Chacón, que alivia psicológicamente a Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero el cambio fundamental que reclama un sector del partido, el de liderazgo, se quiere posponer cada vez más desde Ferraz y algunos barones ya han puesto una fecha límite para resucitar el debate: la Conferencia Política de noviembre.

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