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"El PSOE ha podido explotar en esta Conferencia, y hemos logrado salir vivos"
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Gonzalo López Alba

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"El PSOE ha podido explotar en esta Conferencia, y hemos logrado salir vivos"

“Es el mejor, pero no es la persona”. Este juicio de apariencia paradójica, referido a Rubalcaba, puede servir para sintetizar la Conferencia Política del PSOE

Foto: Alfredo Pérez Rubalcaba. (Efe)
Alfredo Pérez Rubalcaba. (Efe)

“Es el mejor, pero no es la persona”. Este juicio de apariencia paradójica, referido a Alfredo Pérez Rubalcaba, puede servir para sintetizar la clausura de la Conferencia Política del PSOE, el domingo en Madrid. El otro es que los participantes en el cónclave salieron con una sensación de alivio, con un renovado orgullo de ser socialistas y recuperaron el resuello tras sortear un nuevo cabo de Hornos en su travesía del desierto: “El partido ha podido explotar, y hemos salidovivos”.

Pero entre bastidores, lo que siguió primando en la congregación socialista fue, en coherencia con el primer juicio, la fecha de la discordia para las primarias. De menos discordia ya, porque el domingo amaneció con un preconsenso para que se celebren en julio de 2014.

Este es el mínimo denominador común que se ha fraguado durante el fin de semana y que se perfila como la fecha más probable que puede aprobar el Comité Federal, en diciembre o enero.Después de las elecciones europeas y sin esperar al otoño, cuando algunos de los barones más díscolos, como el madrileño Tomás Gómezy el manchego Emiliano García-Page, prevén convocar el proceso en sus territorios, aunque otros, como el valenciano Chimo Puig, se proponen hacerlo inmediatamente después del Comité Federal, si bien la situación de este último es excepcional porque intenta forzar una convocatoria electoral anticipada en su comunidad.

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El Parlamento y la bicefalia

La elección de esa fecha entraña un riesgo no menor porque, de entre todos los dirigentes que están oficiosamente en la parrilla de salida, sólo uno, Eduardo Madina, tiene asiento en el Congreso. Si el elegido fuera otro –Patxi López, CarmenChacón o Emiliano García-Page–, y Mariano Rajoy agota la legislatura, los socialistas tendrían durante 16 meses a un líder que no puede hacer oposición parlamentaria, como le ocurrió al PP (entonces AP) con Antonio Hernández Mancha.

A priori, el PSOE pasaría a estar guiado por un liderazgo bicéfalo porque el mandato de Rubalcaba como secretario general no vence hasta febrero de 2016. Pero, aunque nada está escrito, la bicefalia parece descartada. Tras la funesta experiencia que protagonizaron a finales de los noventa Joaquín Almunia y José Borrell, sea quien sea el vencedor de las primarias se da por seguro que pedirá al día siguiente la convocatoria de un congreso extraordinario para ser investido también como secretario general y, si lo hace, difícilmente el aparato podrá resistirse. De hecho, según ha podido confirmar este diario, esa exigencia figura en la hoja de ruta de varios de los precandidatos si finalmente se postulan y fueran los ganadores.

Conferencia política del psoeLlegados a ese punto, habrá que volver a poner los pesos en la balanza porque cabe la posibilidad de que la actual accionista mayoritaria, la andaluza Susana Díaz, quiera hacerse también con la acción de oro, apoyando la continuidad de Rubalcaba como secretario general para postularse ella misma a este cargo orgánico en un congreso ordinario después de las próximas elecciones generales. Pero, por el momento, esto no pasa de ser una conjetura de quienes ven con recelo que los andaluces vayan de “sobrados”.

La omniinfluencia de Andalucía en el nuevo PSOE que empieza a construirse se vio hasta en algunos pasajes del discurso de Rubalcaba, que, lejos de tirarse a la yugular del PP con la corrupción, el domingo dijo que “no hay corruptos de unos o de otros partidos, sólo hay corruptos a los que echar de la vida política”, más en línea con el pacto que la presidenta de la Junta propuso a Rajoy.

El mejor adiós para Rubalcaba

Así las cosas, era opinión extendida el domingo que “Rubalcaba no puede aspirar a mejor salida que esta Conferencia”. Más allá del déficit de liderazgo que arrastra, su partido tendrá que reconocerle en algún momento que haya pilotado una profunda renovación del proyecto socialista, en medio de una navegación turbulenta y con parte de la tripulación en permanente amotinamiento, actitud que se ha extendido a parte de una Ejecutiva que hace menos de dos años nació bajo el sello de ser un equipo de incondicionales.

El afloramiento de la quiebra de la mayoría que lo aupó al liderazgo en 2012 ha sido uno de los aspectos más relevantes del cónclave de este fin de semana. Pero también es cierto que, en paralelo, se ha configurado a su alrededor una mayoría alternativa en la que confluyen lealtades seguras, como la del asturiano Javier Fernández, con apoyos condicionados, como el de la reunificada federación andaluza, y alianzas fraguadas en el sufrimiento común, como la que le une con el primer secretario del PSC, Pere Navarro –los socialistas catalanes ya no volverán a apoyar en bloque a Chacón si opta a las primarias, al contrario de lo que ocurrió en Sevilla–. Así pues, aunque todo indica que esta vez Rubalcaba se aproxima hacia la jubilación definitiva con la que tantas veces ha amagado, todavía queda mucha por tela por cortar.

Conferencia política del psoeEl domingo, a Rubalcaba se le vio como a su partido: gripado. Pero, incluso con el resfriado a cuestas, su discurso hizo que los delegados se levantaran en varias ocasiones de sus asientos para aplaudir su intervención, que el secretario general quiso resumir en una frase de titular periodístico, a las que tan aficionado es: “Hemos vuelto, el PSOE ha vuelto”.

Con el aplausómetro en la mano, del proyecto aprobado por la Conferencia y de todo lo que allí se trató, aunque no estuviera formalmente en los foros de debate, cabe concluir que lo que más motiva a los cuadros y simpatizantes socialistas que participaron en el cónclave es, por este orden: la reafirmación de que los socialistas “no somos nacionalistas” y de la voluntad compartida de PSOE y PSC de seguir cogidos del brazo para restaurar los puentes entre España y Cataluña –Navarro recibió un ovación de apoyo que agradeció saludando en pie–; la imperiosa necesidad que tiene el PSOE de “estar en las plataformas y en las mareas” que han ocupado buena parte del espacio de movilización ciudadana que los partidos de la izquierda dejaron huérfano; y el compromiso de denunciar el Concordato con la Santa Sede, una iniciativa que el PSOE ya ha manejado en otras ocasiones, pero que nunca ha llevado a la práctica.

Entre las conclusiones aprobadas, la única que provocó una sonora discrepancia fue el respaldo a la Monarquía, a la que se exige “mayor austeridad, mayor transparencia y más eficacia”. Fue acogida en el plenario con abucheos y silbidos de quienes invocan la tradición republicana del PSOE para promover un cambio de régimen –en comisión se aprobó con 15 abstenciones y 24 votos en contra–, pero la mayoría impuso el criterio de que no hay otra alternativa viable y que este pragmatismo no implica una renuncia a su tradición histórica y cultural.

La viabilidad de las propuestas

Como suele ocurrir en este tipo de cónclaves, muchos de los participantes se fueron sin saber realmente qué habían aprobado. Rubalcaba subrayó en su discurso que lo más importante ha sido su propuesta de reforma fiscal, pero a la salida se podía escuchar a algunos preguntando a los que saben de la materia si “lo que hemos aprobado se puede hacer realmente”. También hubo miembros de la vieja guardia que no ocultaron su inquietud ante un discurso económico en el que se defendió que todavía “hay márgenes” para el gasto público, un planteamiento que coincide en el tiempo con la publicación del libro en el que Pedro Solbes relata las discrepancias que, a propósito de esta cuestión, mantuvo con José Luis Rodríguez Zapatero cuando era vicepresidente económico.

“Es el mejor, pero no es la persona”. Este juicio de apariencia paradójica, referido a Alfredo Pérez Rubalcaba, puede servir para sintetizar la clausura de la Conferencia Política del PSOE, el domingo en Madrid. El otro es que los participantes en el cónclave salieron con una sensación de alivio, con un renovado orgullo de ser socialistas y recuperaron el resuello tras sortear un nuevo cabo de Hornos en su travesía del desierto: “El partido ha podido explotar, y hemos salidovivos”.

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