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Rubalcaba quiere seguir de secretario general del PSOE después de las primarias
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Gonzalo López Alba

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Rubalcaba quiere seguir de secretario general del PSOE después de las primarias

Rubalcaba prefiere ser rehén de sus silencios que de sus palabras. Sigue sin desvelar si concurrirá a las primarias para elegir candidato presidencial del PSOE.

Foto: Alfredo Pérez Rubalcaba (Reuters)
Alfredo Pérez Rubalcaba (Reuters)

Alfredo Pérez Rubalcaba prefiere ser rehén de sus silencios que de sus palabras. Sigue sin desvelar si concurrirá a las primarias para elegir al próximo candidato presidencial del PSOE, pero se propone agotar su mandato como secretario general. “Vamos a cumplir el mandato que recibimos en el 37 Congreso, si no nos echan”, aseguran miembros de su Ejecutiva, de forma tan explícita como gráfica.

Si Rubalcaba opta por disputar la candidatura presidencial y resulta derrotado, entonces no habría lugar para la duda: “En ese caso, tendría que dimitir y convocar un congreso extraordinario”, reconocen las mismas fuentes. Por eso y porque las encuestas no le son favorables, pocos creen que entre en esa competición, aunque nadie se atreve a apostar un céntimo dada la camaleónica capacidad del líder socialista. Tampoco habría espacio para la discusión si se presentase y ganara, ya que entonces a la legitimidad de su elección por un congreso del partido sumaría la obtenida por el voto directo de militantes y simpatizantes.

Es el problema de la “doble legitimidad” que inquieta a tantos dirigentes socialistas ante el horizonte de las primarias y que, de no producirse ninguno de los dos escenarios anteriores, abocaría a los socialistas a un periodo de bicefalia. “¿Cómo quedará el partido después de las primarias?” es una incógnita que obsesiona a quienes tienen un sentido más patriota de la organización. Y a esta, se añade otra: “Todos los secretarios generales han acabado mal y eso no se puede repetir porque lo que se debilita es el propio cargo de secretario general”. Los más críticos con Rubalcaba replican que ha desperdiciado “su mejor oportunidad para irse bien” poniendo como broche a la Conferencia Política el anuncio de que no concurrirá a las primarias.

Bicefalia y congreso

En la memoria de los socialistas está grabada a sangre y fuego la bicefalia de finales de los años noventa con Joaquín Almunia y José Borrell. Por eso, aunque desde Ferraz se sostiene que, en todo caso, sería una bicefalia muy diferente porque, a diferencia de lo que ocurrió entonces, el secretario general no competiría por la candidatura presidencial y las primarias serán abiertas, el criterio dominante es que el candidato electo, si no quiere correr la misma suerte que Borrell, tendrá que exigir de inmediato la convocatoria de un congreso extraordinario, sobre todo si la elegida fuera Carmen Chacón. Hay unanimidad en que su cohabitación con Rubalcaba sería “imposible”.

La cohabitación, aunque temporal, sólo se juzga posible con Eduardo Madina, el único de los potenciales candidatos con escaño en el Congreso, lo que le permitiría ejercer el liderazgo social y parlamentario pactando el ámbito de influencia de cada uno en la elaboración de las listas –la madre del cordero– y del programa electoral.

Por si acaso, desde Ferraz ya se advierte de que “el partido” se revolverá contra un candidato electo que reclame la convocatoria inmediata de un congreso extraordinario. Otra cosa es que el candidato concurra a las elecciones generales investido también de la condición de secretario general, en un congreso que se celebraría antes de los comicios. El mandato de Rubalcaba concluye formalmente en febrero de 2016, pero en febrero de 2015 se entra ya en el periodo de congreso ordinario, ya que los estatutos del PSOE establecen que estos se celebran entre “el tercer y el cuarto año” siguientes al cónclave anterior. Y todo eso con permiso con la accionista mayoritaria, la andaluza Susana Díaz, que podría apuntalar a Rubalcaba hasta después de las elecciones generales para optar ella misma al cargo.

Primarias y candidatos

Así pues, queda mucha tela por cortar. Para empezar, el yoyó de la fecha para las primarias sigue moviéndose y la cuerda no acabará de recogerse hasta que el Comité Federal de mediados de enero la apruebe. La federación andaluza mostró el pasado fin de semana su predisposición a aceptar la convocatoria en julio para apaciguar a los barones más díscolos, como Tomás Gómez y Emiliano García-Page, pero una vez salvado el cabo de Hornos de la Conferencia Política, ahora guarda silencio y vuelve a ganar enteros como fecha más probable el mes de octubre, talismán para los socialistas.

Se alega que hasta finales de mayo “tenemos que pensar y trabajar en las elecciones europeas, y sólo en las elecciones europeas”, y que julio es ya un mes vacacional, de modo que es una mala fecha para lograr la amplia participación que se persigue como palanca de movilización. La gran diferencia de intereses entre los barones favorece el control de los tiempos por Rubalcaba, siempre con permiso de Andalucía. El único consenso absoluto es que todos los candidatos municipales y autonómicos quieren concurrir a estos comicios bajo el paraguas de un nuevo líder.

En cuanto a los posibles candidatos, sólo hay un nombre fijo en todas las quinielas internas: Patxi López. De hecho, según diversas fuentes, el exlehendakari aprovechó la Conferencia para sondear apoyos a su posible candidatura. La identidad del otro finalista dependerá de la decisión final que adopte Eduardo Madina, objeto de todas las presiones, como ya ocurrió en vísperas del 37º Congreso, cuando descartó postularse como tercera vía. Ahora, muchos opinan que, si él presenta su candidatura, Chacón dará un paso atrás, pero también hay quien interpreta que el viaje de la exministra a Madrid para presentar una conferencia de Tomás Gómez tenía un objetivo prioritario: “Fue un aviso a Madina, para decirle que, aunque esté en Miami, ella sigue aquí”.

Elecciones europeas

Si, como todo vuelve a apuntar ahora, las primarias se celebran en el otoño del año próximo, en el discurrir de los acontecimientos tendrá una gran influencia el resultado de las elecciones europeas de mayo. Un triunfo podría impulsar a Rubalcaba a competir en las primarias y una debacle, anticiparlas o incluso precipitar un congreso extraordinario. Así que la hoja de ruta que hoy puede parecer clara, dentro de unos meses puede ser papel mojado.

El PSOE está decidido a “echar el resto” en estas elecciones, con la premisa de que la victoria es posible y de que es la hora de que “los mejores estén en el Parlamento Europeo”, ya que es en Bruselas donde se toman las decisiones –con permiso de Alemania–. Pero está por decidir cuánto es “el resto”.

Elena Valenciano mantiene abierta la puerta para encabezar la candidatura de los socialistas españoles y, en ese caso, conservaría el cargo de vicesecretaria general para intentar neutralizar la imagen de 'desbandada' en el equipo de Rubalcaba. La decisión se postergó hasta después de la Conferencia y ahora está en suspenso porque Valenciano está a medio gas a causa de la neumonía que padeció en vísperas del cónclave. Si no es ella, la alternativa más firme es Ramón Jáuregui.

Alfredo Pérez Rubalcaba prefiere ser rehén de sus silencios que de sus palabras. Sigue sin desvelar si concurrirá a las primarias para elegir al próximo candidato presidencial del PSOE, pero se propone agotar su mandato como secretario general. “Vamos a cumplir el mandato que recibimos en el 37 Congreso, si no nos echan”, aseguran miembros de su Ejecutiva, de forma tan explícita como gráfica.

Patxi López Alfredo Pérez Rubalcaba Carme Chacón