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Acuerdo PSOE/PSC: “No se aceptarán más disidencias” en el Parlamento catalán
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Gonzalo López Alba

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Acuerdo PSOE/PSC: “No se aceptarán más disidencias” en el Parlamento catalán

El acuerdo entre las direcciones del PSOE y del PSC es total y el mensaje, rotundo: “Esta no vez no se aceptarán disidencias”. Y la consecuencia

Foto:  El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el primer secretario del PSC, Pere Navarro
El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el primer secretario del PSC, Pere Navarro

El acuerdo entre las direcciones del PSOE y del PSC es total y el mensaje, rotundo: “Esta vez no se aceptarán disidencias”. Y la consecuencia de esta posición de fuerza que en ambas cúpulas se baraja como más previsible es que alguno de los veinte diputados del PSC en el Parlamento de Cataluña no siga sentado en su actual escaño el día 17, sea porque renuncia antes de la votación de la víspera o porque quien se salte de nuevo la disciplina de voto será “automáticamente” expulsado al Grupo Mixto.

Estos dos son los escenarios que se manejan como más plausibles ante el nuevo desafío que para la cohesión de los socialistas catalanes representa el pleno monográfico convocado para el jueves en el Parlament, que tiene como único punto en el orden del día el debate y votación de la propuesta del bloque soberanista de solicitar al Congreso de los Diputados la transferencia de las competencias para convocar referendos.

No obstante, desde las direcciones de ambos partidos se anticipan a restar dramatismo a lo que puede ocurrir: “En todo caso, no será una ruptura en bloque porque no se irán los cinco” (Marina Geli, Joan Ignasi Elena, Ángel Ros, Núria Ventura y Rocío Martínez Sempere), los que han protagonizado varios episodios de quiebra de la disciplina de voto socialista.

“En Cataluña se habla mucho del derecho de decidir, pero el PSC también tiene derecho a decidir y a que se respeten sus decisiones. La decisión no la tomó el grupo parlamentario, ni siquiera la ejecutiva, sino el Consell Nacional, que es el máximo órgano del partido entre congresos”, se subraya desde la dirección del PSC para enfatizar la legitimación del pie en pared puesto por su primer secretario, Pere Navarro.

Una posición “única”

Añaden las mismas fuentes de la dirección que “dentro del PSC siguen teniendo cabida las posiciones diversas, pero la posición del partido ha de ser una y clara ante todos los ciudadanos”. El debate sobre el proceso soberanista, que las direcciones del PSOE y del PSC consideran abocado al fracaso, ya ha provocado una multitud de pequeños jirones en el partido catalán y el escenario preelectoral obliga a cerrar filas antes de que sea demasiado tarde. Las elecciones municipales, en las que el PSC confía recuperar posiciones, están cada vez más cerca, y antes podrían convocarse unas elecciones plebiscitarias por el president Artur Mas. Históricamente, claridad de posiciones y unidad de acción han sido de los factores con más influencia en el electorado, y el PSC ya no se puede permitir más ambigüedades ni divisiones.

Alfredo Pérez Rubalcaba fragua “estrategias compartidas” con Pere Navarro

En el marco de las “estrategias compartidas” acordadas por las cúpulas del PSOE y del PSC, cuya relación se ha fortalecido con la reincorporación de Miquel Iceta a la Ejecutiva federal en sustitución de José Zaragoza, está la previsión de solicitar la convocatoria de la comisión bilateral de transferencias, una iniciativa que pretende desmontar las maniobras “victimistas” de Mas.

Cada vez que el bloque soberanista traslada el debate al Parlamento, sea el autonómico o el Congreso de los Diputados, la bofetada se la llevan los socialistas catalanes. Pero en la comisión bilateral, el portazo lo recibirá Mas. El Congreso ya ha votado en cinco ocasiones, la última en otoño del año pasado –en vísperas de las elecciones–, sobre la transferencia de la competencia para convocar un referéndum, y siempre se ha rechazado, con el voto en contra de los socialistas.

Pero, con bofetada o con portazo, el problema está instalado en Cataluña y la división –y confusión– que recorre la sociedad catalana se ha instalado también en el interior de los partidos más trasversales. Para muestra un botón: la mayoría de los votantes del PSC quiere que se reconozca el “derecho a decidir” de Cataluña, pero de forma compartida con el resto de los españoles. Y a esto se aferra Alfredo Pérez Rubalcaba cuando defiende que lo que se puede votar es una reforma de la Constitución que facilite el reencaje de Cataluña. Lo malo es que, como reconocen unos y otros, “estamos en medio de un proceso desbocado que nadie controla” en el que el tiempo corre en contra de todos

El acuerdo entre las direcciones del PSOE y del PSC es total y el mensaje, rotundo: “Esta vez no se aceptarán disidencias”. Y la consecuencia de esta posición de fuerza que en ambas cúpulas se baraja como más previsible es que alguno de los veinte diputados del PSC en el Parlamento de Cataluña no siga sentado en su actual escaño el día 17, sea porque renuncia antes de la votación de la víspera o porque quien se salte de nuevo la disciplina de voto será “automáticamente” expulsado al Grupo Mixto.

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