El PSOE apuesta su futuro en las elecciones europeas y Pérez Rubalcaba, su liderazgo

El estado de la situación en el PSOE se resume en una frase pronunciada este sábado por Alfredo Pérez Rubalcaba: “Nos jugamos en buena medida nuestra recuperación en lo que pase en las elecciones europeas” del 25 de mayo. Se refería el secretario general de los socialistas a la crisis económica, pero la consideración vale igualmente para su partido y para él mismo, que todavía duda en jugársela a la carta de Elena Valenciano, su vicesecretaria general, o de Ramón Jáuregui, como cabeza de lista.

Del resultado en esos comicios, que se presentan como “la primera oportunidad de parar los pies a Rajoy”, depende que el PSOE pueda empezar a hablar del final de su travesía del desierto. Y también, según opinión generalizada, depende el sentido en el que Rubalcaba resolverá su dilema personal de competir o no por la candidatura para las elecciones generales de 2015. Por lo pronto, la inmediatez de este Rubicón ha sido el principal argumento para que las primarias presidenciales se pospongan hasta al segundo semestre del año.

Serán, con toda probabilidad, el 30 de noviembre. Aunque el Comité Federal no fijó ayer la fecha concreta, avaló por amplia mayoría la propuesta de Rubalcaba para que se celebren “a partir de octubre, en un proceso que deberá culminar a lo largo del mes de noviembre, preferentemente al final”. Es decir: la convocatoria oficial se haría en octubre y las elecciones internas, abiertas a todos los ciudadanos que se inscriban previamente en un censo, suscriban un documento de compromiso progresista y abonen una cuota de dos euros, se celebrarían en el último domingo del penúltimo mes del año.

Con este acuerdo, la dirigencia socialista se felicitaba el sábado de que, tras un debate de meses y meses sobre el calendario, que ha dado para ríos de tinta y en el que ha consumido buena parte de sus energías, “por fin ya tenemos fecha”. Pero, como toda cara, este consenso también tiene su envés. La inquietud se desplazó inmediatamente a la posibilidad de que, dado el pistoletazo de salida -aunque la convocatoria no se producirá formalmente hasta octubre- ahora se precipite la pasarela de candidatos. El clima general es de un pacto implícito para que no sea así, pero el temor se exteriorizó en varias intervenciones.

Chacón cuestiona el censo previo

Los protocandidatos, como los calificó un barón, se atuvieron formalmente al guión, pero con sutiles -o no tan sutiles- diferencias. Los más críticos creen que si el PSOE logra ganar las elecciones europeas, “aunque sólo sea por un voto, Rubalcaba se postulará”. El secretario general sigue siendo dueño de sus silencios, pero ya el sábado alguno de sus partidarios se adelantaba en los pasillos del Comité Federal a justificar esta posibilidad: “Cada vez se ve con más claridad que podemos volver a gobernar en 2015, solos o en coalición. Y la situación del país no está para aventuras, sino para gente sólida, y no tenemos ninguna cabeza por encima de la de Rubalcaba”.

Lo de los “aventuras” es el ariete que utilizan los detractores de Eduardo Madina, al que ya se ataca como “una versión mala de Zapatero”. El joven diputado vasco mostró su pleno acuerdo con el calendario acordado porque, como había venido defendiendo, dará tiempo al candidato que sea elegido para “tener un recorrido suficiente” -un año si Rajoy agota la legislatura-.

El otro protocandidato vasco, Patxi López, propuso “un pacto de silencio” sobre los nombres hasta octubre, pero ha organizado unas jornadas en Euskadi que reunirán a un buen número de pesos pesados, incluido Rubalcaba, que muchos interpretan como una forma de postularse sin postularse. Su apoderado, Rodolfo Ares, sostuvo que las primarias “serán un éxito si la gente las percibe como una apertura a su participación en la toma de decisiones, pero no sí se perciben como un mero instrumento para resolver nuestros problemas internos”.

Y Carme Chacón aprovechó la reunión del sanedrín socialista para volver a recordar que mantiene vivas sus aspiraciones. Por primera vez en dos años, la exdiputada catalana pidió la palabra para hablar ante el Comité Federal. Lo hizo con un discurso que, por una parte, quiso ser alternativa al del secretario general en el análisis de la situación política general, y por otro, abogado del procedimiento que más la puede favorecer a tenor de las encuestas publicadas, que siguen identificándola como la candidata preferida por el conjunto de la población general.

Tras su derrota en el congreso de Sevilla y, después de haberse enajenado el apoyo en bloque del PSC, sus opciones pasan por unas primarias abiertas con la mayor participación posible. Por eso, cuestionó que se quieran celebrar con un censo previo -se prevé cerrarlo seis días antes de la votación-: “Nos jugamos nuestro crédito en una participación masiva, y de nuestro crédito depende todo lo demás. ¿Hay alguna razón para que en Francia y en Italia participen en las primarias abiertas 30 de cada 100 votantes y aquí nos resignemos a que lo hagan 7, la cuarta parte en proporción, como he leído que anticipaba un miembro de la Ejecutiva?”. Para la dirección, una participación de medio millón de personas ya sería un éxito, pero Chacón reclamó que sea de “millones de ciudadanos”.

Contra el censo previo se pronunció también el portavoz de Izquierda Socialista, Juan Antonio Barrio, por entender también que esta exigencia retraerá la participación. Suya fue una de las dos únicas abstenciones que se produjeron en la votación (la otra fue del manchego José María Barreda, afín a Chacón). Pero la mayoría de la dirigencia opina que el censo es imprescindible si se quieren evitar “pucherazos” y, además, existen requisitos legales de protección de datos que obligan a ello.

Rubalcaba sigue ganando tiempo

Por lo pronto, Rubalcaba vuelve a ganar tiempo. Y, además,se reserva la última palabra. Las primarias autonómicas, salvo excepciones como la aprobada el sábado -en la Comunidad Valenciana se celebrarán el 9 de marzo- o algún caso en que se puedan retrasar -como quieren los castellano-manchegos- se celebrarán antes que las presidenciales, en septiembre. Así, los que más han sobresalido en exigirle la convocatoria de las primarias presidenciales, como el madrileño Tomás Gómez, tendrán que ser los primeros en pisar las brasas. Y los que quieran salirse de ese calendario tendrán que obtener el visto bueno de la Ejecutiva, de amplia mayoría rubalcabista. Salvo que así lo soliciten las direcciones regionales, como ha hecho la valenciana, estas primarias estarán restringidas a los militantes.

Puesto que el calendario es largo y muchos los flecos que quedan pendientes -los relacionados con las primarias autonómicas se concretarán en otro Comité Federal, en marzo-, fueron varias las voces que se levantaron para advertir del riesgo que corren los socialistas de creer que con convocar unas primarias abiertas, por más que sea una decisión de alcance histórico en la vida interna de los partidos españoles, ya habrán resuelto todos los problemas.

La primera en hacerlo fue Susana Díaz, que se estrenó como presidenta de Andalucía ante el máximo órgano del partido entre congresos. “Las primarias no son una panacea, sino un instrumento más. Si creemos que todo se arregla con eso, estaremos equivocándonos. Lo que tenemos que hacer es presentar alternativas y soluciones a los problemas”, vino a decir.

En términos similares se expresó el presidente de Asturias, Javier Fernández, quien puso el acento en que la crisis “no se resuelve con una sonrisa y un poco de glamour o telegenia”, y alertó del riesgo de convertir las primarias en “un espectáculo” que los distraiga de “lo sustancial” en un momento en el que, según dijo, el PSOE ha conseguido renovar su proyecto político, ahormar un discurso territorial y ofrecer una imagen de mayor cohesión interna que el PP.

El desafío catalán y el fin de ETA

Al margen de las primarias, buena parte del debate lo acapararon “el desafío catalán” y el proceso de extinción de ETA. Sobre el primero, hubo amplio acuerdo en que ha de combatirse no sólo con la ley sino que, sobre todo, “se ha de ganar en la sociedad”, como se hizo en el País Vasco en la lucha contra el terrorismo. Y, a propósito de éste, aunque no con estas palabras, Rubalcaba deslizó una crítica de grueso calibre contra el Gobierno, al apuntar que le está “regalando” a Bildu el éxito del final del terrorismo.