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Susana Díaz forzó a Rubalcaba a convocar el congreso que desnaturaliza las primarias
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Gonzalo López Alba

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Susana Díaz forzó a Rubalcaba a convocar el congreso que desnaturaliza las primarias

Alfredo Pérez Rubalcaba se rindió a la palmaria evidencia de que, con él al timón, el PSOE no puede recuperar la confianza ciudadana. Se irá a finales de julio

Foto: Alfredo Pérez Rubalcaba y la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. (EFE)
Alfredo Pérez Rubalcaba y la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. (EFE)

Alfredo Pérez Rubalcaba se rindió a la palmaria evidencia de que, con él al timón, el PSOE no puede recuperar la confianza ciudadana. Se irá a finales de julio, fecha –19 y 20– para la que la Ejecutiva ha convocado un congreso extraordinario, pero hasta entonces mantendrá el control del aparato.

La dirección que él encabeza, que ha pasado a convertirse en una gestora de facto, será la encargada de organizar ese cónclave, que desnaturaliza las comprometidas primarias abiertas –si finalmente se celebran– y desbarata los planes de los que ya se preparaban para competir por el liderazgo en ese escenario de voto directo abierto a la ciudadanía. Así, cuando la militancia y la sociedad claman por una apertura democrática, el PSOE se enroca en los procedimientos tradicionales, una actitud que pone de manifiesto el pánico a las primarias de sus estructuras dirigentes.

Rubalcaba, según ha podido saber El Confidencial, manejó tres respuestas al hundimiento electoral: anunciar que no concurriría a las primarias y adelantarlas a septiembre, presentar la dimisión para dejar el partido en manos de una gestora o convocar un congreso extraordinario. Su propósito era el primero, pero Susana Díaz presionó a favor de la última vía y, como ha venido ocurriendo en los últimos meses, Rubalcaba se plegó al criterio de la accionista mayoritaria.

Las primarias, en el aire

El secretario general del PSOE, cuyo mandato ordinario no vencía hasta febrero de 2016, sostuvo que las primarias abiertas “deben mantenerse”, pero todo queda ahora en manos de la nueva dirección que surja de ese congreso extraordinario y la posibilidad de que finalmente ni siquiera se celebren planeaba el lunes por todo el PSOE. Convencidos de que eso los llevaría al suicidio, no sólo los que habían apuntado su intención de presentarse como candidatos, sino también dirigentes territoriales, se proponen reclamar que se garantice que las habrá.

La alteración de los tiempos previstos, adelantando la elección de un nuevo secretario general a la del candidato presidencial, persigue claramente que la renovación del liderazgo se dilucide con las puertas cerradas, haciendo en todo caso de las primarias un procedimiento de aclamación para la ratificación de quien resulte elegido en el proceso restringido a los militantes, que tampoco podrán manifestar sus preferencias directamente, sino a través de delegados.

Si el nuevo secretario general perdiera las primarias, la fórmula elegida para salir de la crisis abocaría a otra nueva en unos pocos meses. Y si no compite en las primarias, el PSOE pasaría a tener una dirección bicéfala. Para evitar ambos escenarios, se buscará que tanto el congreso como las primarias sean de candidatura única –o con una alternativa testimonial–, como se hizo en Andalucía en el proceso de relevo de José Antonio Griñán.

La operación Susana Díaz

En este contexto, la tesis ampliamente extendida en la organización es que la nueva hoja de ruta anunciada por Rubalcaba ha sido diseñada para el desembarco de Susana Díaz en Ferraz, bien directamente o bien por persona interpuesta. Y son multitud los que creen que en el diseño de esta operación están implicados los principales notables del partido.

Desde que la presidenta de la Junta de Andalucía irrumpió en el panorama de la política nacional, los socialistas andaluces sólo ven un líder para todo: su secretaria general, que ha salido reforzada de las elecciones europeas al conducir al socialismo andaluz a su primera victoria electoral en un lustro, aventajando al PP en diez puntos, aunque también aquí con una importante fuga de votos. El lunes, su secretario de Organización, Juan Cornejo, se adelantó a señalarla como el “gran referente nacional” del PSOE.

 

Pero, en paralelo, desde otros territorios se pusieron de manifiesto los “fuertes recelos” que suscita la presidenta andaluza. “Si se presenta ella para ser secretaria general, cometería una gran torpeza”, advierten algunos barones, aunque confiesan desconocer por completo cuáles son sus auténticas intenciones y tienden a pensar que lo que busca es tener el control. Ni ella ni ninguno de sus colaboradores directos quisieron responder anoche a este diario si contempla o descarta competir por la Secretaría General del partido.

El dilema de los precandidatos

El flanco débil de una hipotética candidatura de Susana Díaz es que, además de comprometer el Gobierno andaluz, responde al perfil de “político profesional” y la exitosa irrupción de Podemos ha sido un claro mensaje de que la gente quiere nuevos y jóvenes dirigentes, pero no sólo jóvenes, sino además ajenos a las “castas políticas”, lo que de golpe y porrazo puede convertir también en antiguos a los precandidatos para las primarias, aunque a unos –Carmen Chacón y Patxi López– más que a otros –Eduardo Madina y Pedro Sánchez–.

Chacón y Madina reafirmaron el lunes su fe y esperanza en las primarias, pero no es lo mismo un proceso de competencia abierta en igualdad de condiciones que enfrentarse al secretario o secretaria general del partido, y ninguno de los dos ha querido desvelar si optará a la secretaría general. En el caso de la exministra, en el congreso de Sevilla recibió el apoyo de Díaz, de modo que ahora le sería más complejo enfrentarse a ella, que no sólo cuenta con el respaldo de Andalucía. El valenciano Chimo Puig, uno de los pocos secretarios generales que mantenía inamovible su apoyo a Chacón, irá de la mano de los andaluces, y juntos tienen fuerza para decantar el resultado del congreso.

Los teléfonos socialistas ardieron y los conciliábulos se multiplicaron durante todo el lunes, todavía bajo el impacto del fin de otra leyenda, la de que el PSOE tenía suelo. El domingo se confirmó que no lo tiene. Y también que el votante socialista no se quedó en casa, sino que apostó por otras opciones de izquierda, las que no están asociadas a un sistema político en quiebra.

Alfredo Pérez Rubalcaba se rindió a la palmaria evidencia de que, con él al timón, el PSOE no puede recuperar la confianza ciudadana. Se irá a finales de julio, fecha –19 y 20– para la que la Ejecutiva ha convocado un congreso extraordinario, pero hasta entonces mantendrá el control del aparato.

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