Es noticia
Sánchez pierde también el bastión parlamentario
  1. España
  2. Interiores
Gonzalo López Alba

Interiores

Por

Sánchez pierde también el bastión parlamentario

Los suyos llevan tiempo diciéndole que para competir por la Presidencia del Gobierno necesita dar un salto de calidad en el discurso. Tomó nota, pero puede que tarde

Foto: Pedro Sánchez, con Thomas Piketty (EFE)
Pedro Sánchez, con Thomas Piketty (EFE)

A Pedro Sánchez llevan ya tiempo los suyos diciéndole que está muy bien lo de hacer rápel para darse a conocer, pero que para competir por la Presidencia del Gobierno necesita dar un salto de calidad en el discurso. Y el secretario general del PSOE parece haber tomado nota del consejo, pero puede que demasiado tarde y sin argamasa suficiente.

Si en julio del año pasado se produjo una conjunción de intereses que lo encumbró al liderazgo del PSOE, el movimiento de los astros socialistas, que se desplazan con los pronósticos electorales, permite barruntar que el reloj corre para él más rápido que para nadie y sin marcha atrás posible. Lo que dicen los sondeos de arranque del gran año inaugural es que la principal motivación de la gente para votar a Podemos es apartar del Gobierno a PP y PSOE. Y al punto al que se ha llegado, mover esa piedra se ha convertido en tarea de titanes. Desde el IBEX hasta la última agrupación socialista, pasando por los “ex” del partido, sólo se percibe con fuerza suficiente a Susana Díaz. O ella o el desastre, dicen las susanistas.

Replican los sanchistas que Díaz está inquieta porque Sánchez se consolida ante la opinión pública. Pero si la desafección hacia el secretario general comenzó en los territorios y entre los arrepentidos que lanzaron su candidatura, ha llegado ya hasta el último bastión del secretario general, el grupo parlamentario, dentro del que su opción se impuso de forma apabullante a la que encarnaba Eduardo Madina, ahora cortejado por Susana Díaz para participar en lo que venga después, aunque el diputado vasco mira a la Universidad.

Una deslucida cumbre parlamentaria

La frialdad hacia Sánchez se palpaba en la reunión interparlamentaria que convocó el jueves en el Congreso a modo de “Comité Federal extraordinario”, ya que se produjo fuera del periodo ordinario de sesiones y con invitación expresa a todos los secretarios generales y portavoces en los Parlamentos regionales, con los miembros de la Ejecutiva federal como inusual cohorte del secretario general en una reunión de estas características.

Junto con muchas caras de circunstancias, hubo notorias ausencias, como la del valenciano Ximo Puig, que fue uno de los abanderados de su candidatura, pero sobre todo un gran agujero negro, el que se visualizó con la ausencia de Susana Díaz y sus dos pretorianos: el senador Juan Cornejo, secretario de Organización de Andalucía, y el portavoz en el Parlamento andaluz, Mario Jiménez.

Sánchez hizo, a juicio de la mayoría de los parlamentarios consultados, un discurso pesado y excesivamente largo, privado incluso de garra discursiva por la lectura que hizo del texto y orientado en último término, aunque de forma elíptica, a reclamar a la desesperada un cierre de filas en torno a su figura. El colofón –“así que manos a la obra, compañeros y compañeras, a trabajar, porque vamos a ganar”– dejó tras de sí una estela de escepticismo.

La inquietud en el grupo parlamentario, a cuyo portavoz, Antonio Hernando, no se ha escuchado una palabra de elogio o defensa de su secretario general, ya se había dejado notar a finales del año pasado. Sánchez ha hecho intervenciones aseadas, pero la mayoría opina que no ha logrado acertar con el tono y los ritmos de oposición.

Especial desasosiego produjo entre los diputados la forma en que Carmen Montón, secretaria de Igualdad, recibió al entonces recién nombrado ministro de Sanidad, Alfonso Alonso: “Rajoy lo ha nombrado como verdugo para rematar las políticas en contra de las mujeres”. Sánchez tuvo que corregir y reconocer veinticuatro horas después que también el exportavoz del PP tiene derecho a los tradicionales cien días de gracia. Nerviosismo y dificultad para acertar con el tono de la crítica.

“No podemos esperar”

Unas horas después de la reunión en el Congreso, Sánchez tuvo que escuchar de boca del economista francés Thomas Piketty lo que sus parlamentarios no se atrevieron a decirle: “No hay propuestas y no podemos esperar tanto”. En el PSOE no es un secreto que las posiciones de Manuel de la Rocha jr., secretario de Economía, y las de María Luz Rodríguez, secretaria de Empleo, no siempre son coincidentes. La falta de creatividad de la izquierda resulta alarmante, incluso en el caso de Podemos.

Y así, sobre el tapete socialista aparecen algunas preguntas inevitables: ¿Quién manda en el PSOE? ¿Alguien está pensando en la política de alianzas a seguir después de las elecciones municipales y autonómicas de mayo? ¿Hay una hoja ruta para afrontar un escenario de desgobierno? A lo más que se llega es a vaticinar que en julio habrá “otro PSOE”, lo que no quiere decir otro partido, sino otro liderazgo.

A Pedro Sánchez llevan ya tiempo los suyos diciéndole que está muy bien lo de hacer rápel para darse a conocer, pero que para competir por la Presidencia del Gobierno necesita dar un salto de calidad en el discurso. Y el secretario general del PSOE parece haber tomado nota del consejo, pero puede que demasiado tarde y sin argamasa suficiente.

Susana Díaz Thomas Piketty Pedro Sánchez Eduardo Madina