Es noticia
Temor socialista a verse en un rincón
  1. España
  2. Interiores
Gonzalo López Alba

Interiores

Por

Temor socialista a verse en un rincón

Los diputados del PSOE respiran aliviados tras constatarse con la Mesa del Congreso que "hay una mayoría de derechas para legislar"

Foto: Vista del comité federal del PSOE del pasado 9 de julio, el primero celebrado tras las elecciones generales del 26 de junio. (EFE)
Vista del comité federal del PSOE del pasado 9 de julio, el primero celebrado tras las elecciones generales del 26 de junio. (EFE)

El PSOE está en aparente y formal modo “espera”, hasta que se constituya un Gobierno o la incapacidad-irresponsabilidad de los representantes políticos aboque a terceras elecciones, pero sigue bullendo por dentro como una olla a presión.

Entre los diputados que el martes tomaron posesión de sus escaños circulaba una nueva inquietud: el temor a verse arrinconados como “el grupo de no”, lo que nunca ha sido el PSOE, que incluso desde la oposición se ha caracterizado siempre por la propuesta de alternativas y la promoción de pactos de Estado. Pedro Sánchez se ha apresurado a presentar una batería de iniciativas parlamentarias para derogar leyes del PP, con el propósito de transmitir la sensación de que la dirección socialista está viva, pero de nada sirve registrar un montón de propuestas si se carece de la capacidad de entablar acuerdos que las hagan prosperar. Pedalear en el vacío solo conduce al cansancio y al agotamiento.

Como subrayaba esta semana uno de sus exdirigentes, de familia socialista de toda la vida, Nicolás Redondo Terreros, “el PSOE todavía vive en una realidad pasada, cree que es igual ser el segundo partido que ser la alternativa al PP”. Pero en el acertado análisis del antiguo líder de los socialistas vascos falta un elemento fundamental para describir la desorientación por la que transita su partido y es que, además, no sabe si debe hacer la oposición al PP o a Podemos.

Disensiones en la cabina de mando

A esa desorientación, producto en gran medida de la falta de reflexión y debate en profundidad sobre por qué el partido vive su peor momento desde la recuperación de la democracia –solo bosquejado, en forma de crítica a la actual dirección, en la última reunión de su comité federal–, no es ajena la realidad de que el PSOE navega con un timonel que vive en tiempo de descuento y, como consecuencia de ello, de una dirección fragmentada, tanto que hasta se ha cuarteado el núcleo duro del secretario general.

El núcleo duro de Pedro Sánchez se cuartea con el distanciamiento del secretario de Organización, César Luena, y el portavoz parlamentario, Antonio Hernando

El secretario de Organización, César Luena, dejó de ser el ‘alter ego’ de Sánchez durante la última campaña electoral; y al portavoz parlamentario, Antonio Hernando, que hace ya tiempo que trabaja con un ojo puesto en Ferraz y otro en el Palacio de San Telmo –sede de la presidencia de la Junta de Andalucía–, sus propios compañeros le han descubierto en varias ocasiones en fuera de juego. La designación del segoviano Juan Luis Gordo para una secretaría en la Mesa del Congreso apunta a la mano de Óscar López, antiguo secretario general de Castilla y León y ahora portavoz en el Senado, al que Sánchez incorporó formalmente al último comité electoral. Quienes tratan con Ferraz interpretan que es el que fuera secretario de Organización con Alfredo Pérez Rubalcaba quien está llevando la manija para que el barco no quede varado en alta mar. Pero todos están sometidos a la estrecha vigilancia de los barones, que abortaron un intento de pactar en el Senado con Podemos.

Al condicionar el calendario orgánico al institucional, el PSOE ha copiado el método de Mariano Rajoy de dejar que los problemas se pudran dilatando su solución hasta que emerjan otros nuevos, pero los problemas de los españoles llevan esperando demasiado tiempo: siete meses viendo la reposición del 'nodo democrático' sin que la película comience nunca harán que, si las hojas del calendario siguen cayendo, tarde o temprano empiecen los abucheos de la platea al coro de “que se vayan todos”.

Como al sediento cualquier líquido le vale, los socialistas pudieron dar el martes un suspiro de alivio –el tiempo dirá si pasajero o no–, cuando la elección de los miembros de la Mesa del Congreso puso de manifiesto que las derechas, cuando quieren, se entienden –al contrario que las izquierdas, que no lo consiguen ni cuando quieren–. “Se ha demostrado que hay una mayoría conservadora para formar la Mesa y, por tanto, para legislar. Solo falta que esa mayoría se traduzca en una mayoría para gobernar”, subrayaban de forma unánime los socialistas tras verificarse que 10 votos nacionalistas apoyaron el pacto entre PP y Ciudadanos para la elección del órgano de gobierno de la Cámara Baja, y que, en el Senado, el PP hizo posible que el PNV tenga un representante en la Mesa de la Cámara Alta.

El riesgo de la puntilla tras la estocada electoral

Que esta sea la razón del alivio, la esperanza de ver que se aleje de ellos el foco de la presión para hacer posible la investidura de Rajoy en lugar de la confirmación del regreso a la dialéctica de las ideologías prematuramente enterradas por el adanismo narcisista de “lo nuevo”, dice mucho sobre la situación que vive el PSOE. En síntesis de un veterano parlamentario que ha pasado por diversos puestos de responsabilidad: “Estamos hechos unos zorros”.

Susana Díaz intensifica los aprestos para lanzar el asalto a Ferraz en cuanto haya un Gobierno

Maltrechos todos, Susana Díaz sigue haciendo los aprestos necesarios para lanzar a sus huestes a la conquista de Ferraz. Entre los socialistas andaluces se da por seguro que hará sonar las trompetas en cuanto haya un presidente del Gobierno. Pero la ‘sultana andaluza’ no puede declararse libre de culpa de lo ocurrido en el PSOE desde la renuncia de José Luis Rodríguez Zapatero: como secretaria de Organización en Andalucía fracasó en su cometido de proporcionar la mayoría a la candidatura de Carme Chacón frente a la de Rubalcaba, como ‘esperanza blanca’ falló al amagar sin dar en sus aspiraciones de liderazgo nacional, como líder de la federación más importante se equivocó al señalar con su dedo a Pedro Sánchez y como principal referente orgánico-institucional de su partido no ha sabido cohabitar con el secretario general.

A fuerza de tanto tira y afloja por intereses creados y ambiciones personales de mando o influencia, entre unos y otros acabarán fracturando y destrozando al PSOE, dándole la puntilla después de la estocada electoral. El PSOE necesita como nunca un soplo de aire fresco. Y si en 2000 no podía traerlo José Bono, tampoco Susana Díaz en 2016.

El PSOE está en aparente y formal modo “espera”, hasta que se constituya un Gobierno o la incapacidad-irresponsabilidad de los representantes políticos aboque a terceras elecciones, pero sigue bullendo por dentro como una olla a presión.

Pedro Sánchez Antonio Hernando Susana Díaz Castilla y León Alfredo Pérez Rubalcaba Mariano Rajoy José Bono Óscar López Carme Chacón Ciudadanos