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El disputado voto de los huérfanos de Ciudadanos en Canarias
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Jaime Pérez-Llombet

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El disputado voto de los huérfanos de Ciudadanos en Canarias

Serán el PP, en primer lugar, y Coalición Canaria, en menor medida, los partidos que puedan verse beneficiados con la caída de los naranjas. La formación sumó casi 66.000 votos en las últimas autonómicas

Foto: Imagen de archivo de un mitin de Ciudadanos. (EFE)
Imagen de archivo de un mitin de Ciudadanos. (EFE)
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Cuatro fuerzas políticas cerraron en julio de 1987 un pacto que convirtió Canarias en la única comunidad autónoma del país presidida por el Centro Democrático y Social. Cuando expiró la Unión de Centro Democrático, lejos de irse a casa o refugiarse en Alianza Popular, los principales líderes locales de la UCD impulsaron un relato que después de dar sus primeros pasos alumbrando el insularismo —con la isla como pensamiento único— desembocó años después en Coalición Canaria. Hay más. En pocas regiones se adoptó con tanto entusiasmo, siendo o no presidente del Gobierno, a Adolfo Suárez.

Las islas siempre se han llevado bien con las propuestas de centro. En un archipiélago donde, poco dados al exceso de decibelios, la política se mueve lejos de las hipertensiones que contaminan el día a día en el Congreso de los Diputados o alrededores, la moderación siempre ha sido bien recibida por un electorado que se mueve con unas pulsaciones mejor emparentadas con la flema británica —capaz de responder a las situaciones con sosiego y resiliencia— que con una actitud aplatanada. Así se explica que los discursos moderados, que a pie de calle se perciben de centro, hayan tenido en las islas un abanico de siglas más amplio y una esperanza de vida más larga que en otras partes del país.

placeholder Enrique Arriaga (i) es uno de los líderes de Cs en Canarias. (EFE/Miguel Barreto)
Enrique Arriaga (i) es uno de los líderes de Cs en Canarias. (EFE/Miguel Barreto)

Sin embargo, en mayo toca despedir parcial o totalmente a quienes años atrás subieron a escena presentándose en sociedad como la nueva política desde el centro. Cerca de 66.000 votos sobrevuelan las islas sin que los estrategas de los principales partidos —PSOE, Coalición Canaria o PP— sepan a ciencia cierta en qué siglas aterrizarán tantos votos buscando alojamiento cuando en mayo los colegios electorales abran sus puertas. Sesenta y seis mil almas, inquilinas del purgatorio al que han ido quienes votaron a Ciudadanos en las últimas convocatorias electorales, se pasean por los sondeos sin dar demasiadas pistas, sembrando dudas, poniéndoselo difícil a quienes quieren pescar en el río revuelto del día después que la formación está protagonizando estos últimos meses.

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Ciudadanos sumó 65.830 apoyos en las listas al Parlamento de Canarias en 2019, el 7,37% de los votos a la Cámara regional, una cifra que adquiere la condición de tesoro dado el empate que auguran las encuestas a los bloques de izquierda y centro derecha. Con las siguientes aritméticas parlamentarias en las cabezas de los principales líderes, ganarse el favor de quienes habiendo votado Ciudadanos en mayo optarán por el éxodo a otros partidos dibuja un objetivo mayúsculo para los coordinadores de campaña. Ciudadanos resiste en el archipiélago con un suelo que se mueve entre el 1,8% y el 2%. Hay simpatizantes que, en un ejercicio de fidelidad a prueba de disgustos, no han tirado la toalla y se muestran dispuestos a reiterar su apoyo hasta el infinito y más allá, pero las barreras electorales anuncian que regresarán al limbo extraparlamentario y, en consecuencia, serán las fuerzas con mayor presencia en la Cámara las que se repartan el botín.

Aunque los socialistas no renunciarán a pescar algo en el río revuelto de Ciudadanos, y rebajándose a la categoría de anécdota los votos que puedan emigrar a refugios poco probables como los de Podemos o Vox, dentro y fuera del partido naranja se da por hecho que la decepción arrastrará a muchos a la abstención, pero serán PP, en primer lugar, y Coalición Canaria, en menor medida, los partidos que puedan verse beneficiados con la caída de los herederos que Albert Rivera dejó atrás cuando hizo las maletas.

placeholder Visita de Santiago Abascal a Canarias en noviembre de 2021. (EFE/Ángel Medina G.)
Visita de Santiago Abascal a Canarias en noviembre de 2021. (EFE/Ángel Medina G.)

Quienes se ganen el favor de los cerca de 66.000 votantes a los que Ciudadanos parece dejar en tierra de nadie —o de todos— incrementarán la presencia en la Cámara regional y, caso de quedar en el espacio que ocupan PP y Coalición Canaria, puede acercarlos al objetivo de sumar uno o dos escaños que inclinen la balanza hacia el centro derecha e impidan que el actual pacto de gobierno se mantenga en pie con PSOE, Nueva Canarias, Podemos y Agrupación Socialista Gomera.

Unos y otros, en tanto bloques de referencia en los cálculos electorales, se muestran convencidos —en público, al menos— de que están en condiciones de sumar los 36 escaños que dan la gobernabilidad en Canarias, una cifra —la mitad más uno de los 70 diputados que se sientan en la Cámara regional— que puede quedar en algo menos si finalmente Vox debuta en el Parlamento autonómico con uno, dos o hasta tres escaños, según estimaciones de algunos coordinadores de campaña de los principales partidos.

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Si en el flanco izquierdo del mapa electoral cuentan con que una mayor presencia del PSOE, asociada al empuje electoral del presidente del Ejecutivo canario y secretario general de los socialistas, Ángel Víctor Torres, compensará los escaños que pierdan dos de sus tres socios en el actual Gobierno —NC y Podemos—, al otro lado de la pista Partido Popular y CC hacen sus cuentas, y garantizan que les salen. Dan por hecho sus portavoces que Coalición Canaria no sufrirá el retroceso que pudiera generarles cuatro años de oposición después de haber estado en el poder durante tres décadas y que el incremento de apoyos del PP y lo que rasquen ambas fuerzas del caladero de Ciudadanos los sitúan a las puertas de la gobernabilidad.

¿Y Ciudadanos?, ¿qué plan tienen sus dirigentes en las islas? Por más que al otro lado de sus puertas estén repartiéndose las pieles, en Ciudadanos se saben a la baja, pero advierten de que entre malheridos y muertos hay algunas diferencias. Si bien son conscientes de que en el ámbito parlamentario lo tienen difícil o definitivamente imposible —será Isabel Bello, secretaria de Organización e inminente presidenta de Ciudadanos en Canarias, a quien presenten como candidata a la presidencia del Gobierno regional—, garantizan que van a plantar cara y dar batalla en las urnas insulares, en las elecciones a los cabildos y municipales.

placeholder El secretario general de Coalición Canaria, Fernando Clavijo (izquierda), junto a Aitor Esteban, del PNV, en un acto el pasado mes de mayo. (EFE/Quique Curbelo)
El secretario general de Coalición Canaria, Fernando Clavijo (izquierda), junto a Aitor Esteban, del PNV, en un acto el pasado mes de mayo. (EFE/Quique Curbelo)

¿Concurrirán como Ciudadanos? Sí y no. Con el actual vicepresidente del Cabildo de Tenerife, Enrique Arriaga, como principal arquitecto e impulsor de su estrategia en las islas, concurrirán bien como plataformas de reciente creación —Tenerife en Marcha, por ejemplo— o de la mano de partidos locales en cada municipio. La marca que los ha acompañado estos años, con la que concurrieron en las últimas convocatorias, quedará desplazada al margen inferior izquierdo o derecho de vallas publicitarias y otros soportes de campaña.

Ciudadanos estará en las urnas, pero lo justo y necesario, dando protagonismo a la marca a la que se asociará. Una fórmula que, según apuntan sus dirigentes de las islas, quieren importar en otras plazas como es el caso de Valencia.

Si hace ahora cuatro años fue Ciudadanos el partido que dinamitó un pacto de centro derecha —negándose a apoyar los acuerdos de Coalición Canaria y PP—, en apenas unos meses aspiran a colarse o resistir en las corporaciones locales y, si las matemáticas les juegan al pie, a ser bisagra allí donde los necesiten unos y otros, sin líneas rojas, sin vetos, sin renunciar a intentar su supervivencia, porque hay quienes en el partido se saben malheridos, pero rechazan que se les dé por muertos.

Cuatro fuerzas políticas cerraron en julio de 1987 un pacto que convirtió Canarias en la única comunidad autónoma del país presidida por el Centro Democrático y Social. Cuando expiró la Unión de Centro Democrático, lejos de irse a casa o refugiarse en Alianza Popular, los principales líderes locales de la UCD impulsaron un relato que después de dar sus primeros pasos alumbrando el insularismo —con la isla como pensamiento único— desembocó años después en Coalición Canaria. Hay más. En pocas regiones se adoptó con tanto entusiasmo, siendo o no presidente del Gobierno, a Adolfo Suárez.

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