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Cuando los candidatos socialistas esconden las siglas (y a Sánchez)
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Jaime Pérez-Llombet

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Cuando los candidatos socialistas esconden las siglas (y a Sánchez)

Desde que el bipartidismo instauró las olas electorales, las organizaciones autonómicas de PSOE y PP dan o quitan existencia a sus siglas en función de lo que cuenten los sondeos

Foto: Pedro Sánchez observa al presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres. (EFE/Ángel Medina. G.)
Pedro Sánchez observa al presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres. (EFE/Ángel Medina. G.)
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Según las últimas entregas del CIS, el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, goza de buena salud electoral. A años luz de lo que pueda respirarse o escucharse en cafeterías, oficinas o sobremesas, el Centro de Investigaciones Sociológicas augura a los socialistas una legislatura con final feliz. Vicepresidentas y ministros describen al jefe del Ejecutivo y secretario general del PSOE como el indiscutible responsable de la transformación que está viviendo el país, una transición que, en boca de los miembros de su gabinete —de los propios, no de las socias— pone al país en el pelotón de cabeza de los grandes retos de la Unión Europea. Si es así, si los números le cuentan a Tezanos que el presidente está en forma y garantiza un buen tirón electoral, y si sus principales colaboradores creen firmemente en su estrategia y gestión, ¿por qué muchos dirigentes socialistas esconden las siglas del PSOE (en Canarias, por ejemplo) minimizándolas en diseños y escenografías que aderezan la presentación de sus candidaturas autonómicas o locales?

Basta tirar de hemeroteca para confirmar que, desde que el bipartidismo instauró las olas electorales, las organizaciones autonómicas de PSOE y PP dan o quitan existencia a sus siglas, al secretario general o presidente del partido en función de lo que cuenten los sondeos. Si la cosa pinta bien sitúan las siglas en un lugar destacado de vallas u otros soportes. Si mal, las reducen a la mínima expresión. Pero si los candidatos del PSOE creen en el CIS o en lo que les transmite su dirección, lo suyo sería que aprovecharan el buen momento que a ojos de Tezanos o de los más estrechos colaboradores de Pedro Sánchez atraviesa el presidente e, impulsado por él, también las siglas del partido. De ahí que sorprenda (o no tanto) que algunos candidatos socialistas estén optando por difuminar sin disimulo la marca, negándoles el espacio para proyectar otros símbolos —corazones, por ejemplo— y para dar todo el protagonismo al nombre o apellido del candidato o candidata e, incluso, dejando de hablar del PSOE para sembrar la idea de que la plancha electoral es la del equipo que hará posible el proyecto que el o la cabeza de cartel tiene para la institución correspondiente. ¿No se creen lo que les cuenta Tezanos?, ¿no se fían del buen momento político, institucional y electoral que describen sus jefes de filas en Madrid? Así parece. De otra forma, no se comprende que lejos de presumir de Pedro Sánchez y de sus siglas hayan decidido desplazarlas al gallinero del teatro electoral.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acompañado de parte de la dirección del PSOE al inicio del Comité Federal. (EFE/Sergio Pérez)

En el archipiélago los ejemplos afloran en las presentaciones y relatos. De hecho, en alguna ocasión, las primeras imágenes de campaña han llegado a reducir más allá de lo imaginable (a eliminarlas, directamente) las siglas del partido. Fue el caso, entre otros, de la candidata socialista a la alcaldía del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Patricia Hernández. En las primeras imágenes de su candidatura publicadas en las redes era misión imposible averiguar, a ojos de quienes no la conozcan, en qué partido milita la exalcaldesa. Decisión que tuvo continuidad en otro episodio. "He decidido incorporarme al proyecto de Patricia Hernández" —anunció una concejal que ha abandonado Ciudadanos para formar parte de la plancha de Hernández—. En ningún momento aludió al PSOE, solo habló del proyecto de la exalcaldesa. No ha sido la única. María Brito, presidenta de la Federación Canaria de Municipios y aspirante a la reelección al frente del Ayuntamiento de Candelaria —también en Tenerife— proyectó en la presentación de su candidatura imágenes donde el puño y la rosa brillaban por su ausencia. Dan la impresión de no creerse el tirón que les garantizan los gurús del partido en Moncloa o Ferraz y de que, en consecuencia, prefieren que no se note mucho que son los de Sánchez. O, dando un paso más allá, hacer esfuerzos por difuminar que son, en tanto PSOE, quienes tienen sentadas en el Consejo de Ministros a las principales caras de lo que queda de Podemos, con el desgaste que ese maridaje trae consigo.

Quien sí cree en Sánchez y en el tirón del jefe del Ejecutivo es el presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres. A diferencia de otros barones o de algunos de sus candidatos locales, ve con buenos ojos que el secretario general haga campaña en las Islas el sábado 6 de mayo —en Gran Canaria— y domingo 7 de mayo —en Tenerife—. Cosas de volcanes, la presencia de Sánchez en las Islas ha sido constante y Ángel Víctor Torres lejos de ver al presidente como un hándicap electoral lo quiere en el archipiélago como un activo. A diferencia de otros, Torres, lejos de esconder Sánchez, lo exhibe y pasea por las Islas.

Foto: El presidente de Castilla-La Mancha y candidato del PSOE a la reelección, Emiliano García-Page.

El presidente canario es una excepción. Ni el CIS ni Ferraz ni Moncloa parecen convencer a los candidatos autonómicos o locales del buen momento político y electoral del presidente, Pedro Sánchez, y del partido. De otra forma no se podría explicar la ocultación del puño, las siglas y la rosa. En los diseños de campaña (también en las Islas, pero no únicamente en Canarias) las referencias al partido parecen condenadas a hibernar en el cuarto trastero de vallas o imágenes en las redes. Al parecer, a dirigentes, estrategas y candidatos les merece más credibilidad el malestar o el enfado que escuchan en cafeterías, bodas y sobremesas que la realidad y las expectativas que les cuentan los suyos en Madrid.

Esconder la siglas no es una decisión que algunos candidatos del PSOE en el archipiélago hayan decidido de espaldas a lo que están haciendo sus compañeros en otras Comunidades Autónomas. Ocurre igualmente en Asturias, donde las referencias al PSOE asoman como letra pequeña de contrato. Otros barones autonómicos no parecen estar por la labor de presumir de Pedro Sánchez en precampaña y campaña, e intentan rebajar el protagonismo o la omnipresencia política e informativa del presidente. Muchos líderes territoriales creen que electoralmente les interesan más las voces propias —el relato local contado por gargantas locales— que la narrativa que Sánchez ejecuta como actor principal.

Foto: Imagen de archivo de una mesa electoral. (EFE/Alberto Estévez) Opinión
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El PP lo ha detectado. A la vista de que los candidatos socialistas han concluido que mejor no pasear demasiado a Sánchez ni dar a las siglas el protagonismo que las marcas merecen cuando tiran más que los carteles electorales locales, los populares meten el dedo en la llaga. "El presidente es un activo tóxico al que sus barones no quieren en su guión de campaña" —llegó a decir la portavoz del PP, Cuca Gamarra—. Los populares quieren contrarrestar la estrategia de los candidatos socialistas en los ámbitos autonómico y local poniendo a Pedro Sánchez en el centro del escenario, en la parte más alta y visible del cartel. Las elecciones del 28 de mayo se han convertido en un referéndum sobre Sánchez y sus políticas —ha dicho el coordinador general del PP y director de campaña, Elías Bendodo—.

En apenas unos días, en las Islas algunos candidatos locales que con sus diseños de campaña dan la impresión de querer arrinconar las siglas del PSOE (dando muestras de no creerse lo que les cuentan Moncloa, Ferraz o Tezanos) se dejarán llevar por la adrenalina del momento, y buscarán una foto con Pedro Sánchez. Pelearán por una imagen de camaradería y complicidad con el presidente del que, sin embargo, hablan en voz baja o al que directamente no aluden en entrevistas o actos de presentación y campaña.

Según las últimas entregas del CIS, el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, goza de buena salud electoral. A años luz de lo que pueda respirarse o escucharse en cafeterías, oficinas o sobremesas, el Centro de Investigaciones Sociológicas augura a los socialistas una legislatura con final feliz. Vicepresidentas y ministros describen al jefe del Ejecutivo y secretario general del PSOE como el indiscutible responsable de la transformación que está viviendo el país, una transición que, en boca de los miembros de su gabinete —de los propios, no de las socias— pone al país en el pelotón de cabeza de los grandes retos de la Unión Europea. Si es así, si los números le cuentan a Tezanos que el presidente está en forma y garantiza un buen tirón electoral, y si sus principales colaboradores creen firmemente en su estrategia y gestión, ¿por qué muchos dirigentes socialistas esconden las siglas del PSOE (en Canarias, por ejemplo) minimizándolas en diseños y escenografías que aderezan la presentación de sus candidaturas autonómicas o locales?

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