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Los socialistas neutralizan la ecotasa (como baza electoral)
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Jaime Pérez-Llombet

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Los socialistas neutralizan la ecotasa (como baza electoral)

Si en las izquierdas todos la proponen, la bandera de unos pasa a ser la de todos, perdiendo fuelle y fuerza como baza en las urnas. Si es la de todos es la de ninguno. Misión cumplida. Arriba el telón. A la calle. A pedir el voto

Foto: Varios turistas en la playa de Maspalomas. (EFE/Elvira Urquijo A.)
Varios turistas en la playa de Maspalomas. (EFE/Elvira Urquijo A.)
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Fue en abril de 2001, veinte años atrás. La aprobación por el Parlamento de Baleares de una ecotasa molestó, y de qué manera, en Alemania. Liderada por el Bild, una ofensiva en contra de la medida desembocó, entre otras acciones, en el envío masivo de cartas al rey Juan Carlos para evitar su aplicación —protesta epistolar que el diario propuso a cerca de cuatro millones de lectores—. Las reservas para aquel verano en el mercado alemán cayeron de forma notable, alineándose los hoteleros con el enfado de los alemanes. Dos décadas después, el PSOE canario ha incluido la implantación de una ecotasa en su programa electoral. Conscientes de que el impuesto siembra amores y desamores, los socialistas no han escatimado en adjetivos. Abierto. Factible. Finalista. Sostenible.

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Y táctico. Sobre todo, táctico. Con este movimiento el PSOE canario persigue neutralizar a los partidos que, en el sistema solar de las izquierdas, abanderan la ecotasa a la caza y captura del voto más verde. Saben los socialistas que a los empresarios turísticos del archipiélago maldita gracia les hace exigir a sus clientes que abonen algunos euros de más, así se explica que hayan presentado la medida en sociedad anteponiendo su permeabilidad. Han anunciado su ecotasa en el dialecto de los libros en blanco, de las páginas por escribir. Sí (quizá, tal vez). Sí (en abierto, factible). Sí (ya se verá cómo, y cuándo). Tacticismo. Ajedrez de campaña. Los socialistas han dado el paso para cortocircuitar la posibilidad de que el voto verde se les escape por el patio de las otras izquierdas. Podemos tiene la ecotasa en lo más alto de su narrativa electoral. Nueva Canarias tiene en la medida uno de sus mantras favoritos. El presidente y candidato a la reelección, Ángel Víctor Torres, ha decidido incluirla en su partitura con tacto electoral. El líder del PSOE canario es consciente de que subiendo a los socialistas a ese barco deja a Podemos y NC sin uno de sus elementos diferenciales. Estar la medida en todos los programas electorales de las izquierdas es tanto como no estar en ninguno. La unanimidad neutraliza a quienes llegaron antes a esa propuesta, lo extraordinario pierde fuelle y amanece ordinario, común, generalizado.

Los socialistas han esperado a los minutos de descuento para meter a sus vecinos el gol de la ecotasa. La jugada describe un estado de ánimo, un síntoma. Anuncia que Ángel Víctor Torres va a por todas. Con las encuestas mejorándole los días, el secretario general del PSOE no está dispuesto a regalar un solo voto, y no ha querido hacer excepciones con dos de sus tres socios del pacto de las flores (así bautizado cuando se firmó, hace ahora cuatro años) que ha sostenido durante esta legislatura al actual Gobierno regional. Solo la Agrupación Socialista Gomera mantiene una posición diferenciada. Tres de las cuatro flores de actual pacto se suben al tren de una ecotasa que en las islas tiene detractores y defensores, voces a favor o en contra. Si bien mayoritariamente se propone y abandera su carácter finalista, quienes se abonan al escepticismo dicen no tener dudas pero tampoco certezas sobre el destino último de lo que, llegado el caso, recaude dicho impuesto. Los recelos no apuntan tanto al concepto como a su ejecución.

placeholder Un grupo de turistas espera para embarcar en un avión con destino Canarias. (EFE/Koen Van Weel)
Un grupo de turistas espera para embarcar en un avión con destino Canarias. (EFE/Koen Van Weel)

En el archipiélago va calando la necesidad de hilar fino con las tareas que impone la sostenibilidad. Aplicarse correcta y colectivamente en esa dirección es una idea cada vez más extendida a pie de calle. Otra cosa es la confianza (o no) que genera el compromiso de destinar los eco-euros que paguen los turistas —caso que de la medida prospere— a los fines anunciados. Los empresarios van más allá en su contestación, cuando no rechazo frontal, a la medida. Consideran que gravar más el destino traerá consigo la pérdida de turistas. Algunos hoteleros dicen no terminar de entender qué es o qué finalidad real tiene la medida. Creen que con ella se castiga al sector turístico y, con la mirada en la experiencia balear, anuncian que si bien ayudará a incrementar los recursos no revertirá en las finalidades prometidas. Penalizar al cliente con la ecotasa nos hará menos competitivos —apuntan algunos empresarios— e incluso antipáticos a ojos de nuestros principales mercados.

No lo ven así algunos expertos que trabajan con los principales mercados, voces que descartan que el turista deje de elegir Canarias si se les impone una ecotasa, entre otras razones porque, remitiendo a incontables estudios realizados, los turistas están enormemente sensibilizados con la sostenibilidad y no ponen reparos a pagar más para contribuir con esta tasa. Los precios de la planta alojativa se han incrementado este último año de forma significativa —la rentabilidad por habitación ha subido un 12%— sin que dicho encarecimiento haya provocado que los turistas dejen de elegir a Canarias para disfrutar de sus vacaciones y el cliente de calidad que se pretende no pondrá pegas a una tasa verde —apuntan quienes no ven en la tasa una amenaza—. Otros conocedores del sector no lo ven así. Algunos entienden que la voracidad recaudatoria de lo público no se ha traducido o aprovechado para invertir con la finalidad que argumentan los defensores de la tasa. ¿Cuántos millones del IGIC turístico se ha destinado a proyectos medioambientales?, se preguntan. Bastaría con comprometer un porcentaje de ese impuesto destinándolo a proyectos finalistas medioambientales para hacer más, y mejor, sin necesidad de activar una ecotasa —advierten—. Los turistas ya pagan tasas a diario, concluyen, también los clientes de las islas, a los que se les aplica el 7% de IGIC de pernoctación.

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¿Hipocresía?, ¿electoralismo?, ¿qué pesa más en la fontanería de campaña de los principales partidos? Difícilmente se puede argumentar contra la necesidad de avanzar en cualquier línea de actuación que acerque al archipiélago a la sostenibilidad y a los cambios en el modelo exigidos o exigibles, a corto y medio plazo, tanto por las directivas como por clientes que valoran cada vez en mayor medida si el destino elegido está haciendo bien las tareas en este campo. No basta con proyectar buenas intenciones. Hay que pasar a los hechos. Hace falta avanzar en el plan. Pocos o ningún actor u operador pone en cuarentena estos puntos de partida. Ahora bien, hay quienes recuerdan que no basta con recaudar o incrementar recursos que, como ocurre con algunos fondos europeos, a veces quedan en tierra de nadie por falta de músculo administrativo para gestionarlos.

Con el PP advirtiendo de que quienes impulsen la tasa turística los tendrán de frente, y con Coalición Canaria tachándola de experimento, los socialistas han incorporado la medida a su programa electoral con el mal disimulado propósito de evitar que se les escapen votos por el lado más medioambientalista del electorado. Abierto. Factible. Sostenible. Finalista. Y táctica. La fórmula anunciada por el PSOE está cargada, sobre todo, de tacticismo. Si en las izquierdas todos la proponen, la bandera de unos pasa a ser la de todos, perdiendo fuelle y fuerza como baza en las urnas. Si es la de todos es la de ninguno. Misión cumplida. Programa electoral rematado. Adversarios neutralizados. Arriba el telón. A la calle. A pedir el voto.

Fue en abril de 2001, veinte años atrás. La aprobación por el Parlamento de Baleares de una ecotasa molestó, y de qué manera, en Alemania. Liderada por el Bild, una ofensiva en contra de la medida desembocó, entre otras acciones, en el envío masivo de cartas al rey Juan Carlos para evitar su aplicación —protesta epistolar que el diario propuso a cerca de cuatro millones de lectores—. Las reservas para aquel verano en el mercado alemán cayeron de forma notable, alineándose los hoteleros con el enfado de los alemanes. Dos décadas después, el PSOE canario ha incluido la implantación de una ecotasa en su programa electoral. Conscientes de que el impuesto siembra amores y desamores, los socialistas no han escatimado en adjetivos. Abierto. Factible. Finalista. Sostenible.

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