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Como decíamos ayer (Fray Luis de León, Sánchez y Clavijo)
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Como decíamos ayer (Fray Luis de León, Sánchez y Clavijo)

Con Fernando Clavijo otra vez al frente del Ejecutivo regional, Coalición disfruta estos días de una posición con la que los nacionalistas se sienten especialmente cómodos

Foto: Fernando Clavijo, Cristina Valido y David Toledo. (EFE/Ramón de la Rocha)
Fernando Clavijo, Cristina Valido y David Toledo. (EFE/Ramón de la Rocha)
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Como decíamos ayer. Si a Fray Luis de León se le atribuye esa frase (que habría pronunciado en su primera clase después de cuatro años alejado de las aulas), anécdota que Pedro Sánchez adjudicó a San Juan de la Cruz para explicar sus sensaciones al regresar a la secretaría general del PSOE, estos días en Coalición Canaria la ha hecho suya. Hay paralelismos y coincidencias suficientes para adoptar las palabras de Fray Luis de León a las que Sánchez recurrió (algo distraído) en su Manual de resistencia. El poeta y teólogo, el presidente y Coalición tienen en común regresar contra pronóstico; en el primer, segundo y tercer caso se protagonizó un retorno poco probable, una resurrección.

Foto: Ana Oramas, frente a Sánchez, Carmen Calvo y Dolores Delgado. (EFE/Mariscal)

Cómo decíamos ayer, en boca de Coalición Canaria, describe la recuperación de la centralidad que perdieron hace cuatro años y que ahora, de vuelta al Gobierno autonómico, cabildos o ayuntamientos y haciéndose un hueco en la crónica del caos aritmético que dejó a su paso el veintitrés de julio, toca por penúltima ocasión a la puerta de CC. Con Fernando Clavijo otra vez al frente del Ejecutivo regional, Coalición disfruta estos días de una posición con la que los nacionalistas se sienten especialmente cómodos. En las Islas vuelven a jugar en la pista central, y en la delgada línea donde habilidad y suerte se abrazan, en Madrid se han colado en el reparto de la película de suspense que tiene al país temiéndose otras elecciones o, en su caso, un periodo de ingobernabilidad que desemboque más pronto que tarde en otra convocatoria electoral.

Foto: Pedro Sánchez en un acto en Tenerife a finales de junio. (EFE/Miguel Barreto) Opinión

En Coalición son conscientes de que deben hilar más fino que nunca. En las Islas gobiernan con el mismo PP que ahora los llama a filas para intentar la suma improbable o imposible que pregona Alberto Núñez Feijóo. Las ecuaciones parlamentarias atribuyen a Coalición la condición de ser un socio conveniente pero no imprescindible, papel que a CC le viene como anillo al dedo. Ser prescindibles, pero convenientes los acerca a rentabilizar su apoyo al partido que finalmente acceda o resista en Moncloa, pero sin que la parte contratante de la otra parte contratante pueda culpar a CC de haberse dado a la fuga.

Foto: El presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo. (EFE/Miguel Barreto) Opinión

Conveniente, sí, pero no imprescindible. El voto de Coalición mejora la foto, pero en ningún caso dará o quitará mayorías. Conviene, poco más. Suficiente. Con todos y ninguno. Eso sí, deben moverse con tacto. Corren el riesgo de molestar política y personalmente a Alberto Núñez Feijóo —que no está estos días para bromas—. La resurrección de Coalición ha contado con la colaboración necesaria de los populares. No pueden permitirse en CC ofender o despreciar en público la mano tendida de Feijóo. Una frase de más o un mal adjetivo puede provocar que la asociación de nacionalistas y populares en las instituciones de las Islas se estrene con tensiones evitables, malos humos que acompañarían a los socios del pacto CC-PP durante la legislatura autonómica y local que está empezando a rodar estas semanas.

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el paseo de la playa de Las Canteras en una fotografía de archivo. (EFE/Ángel Medina G.) Opinión
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Coalición lleva en vena una exitosa trayectoria en simultáneas de ajedrez, se mueve como pez en el agua jugando distintas partidas en diferentes tableros, aliándose con unos en las Islas mientras alcanza acuerdos con otros en la Carrera de San Jerónimo. Con esos precedentes, estos días y semanas se saben sobre un escenario de porcelana. Tanto Feijóo como Bolaños se han dirigido estos días a Fernando Clavijo, no tanto en su condición de presidente autonómico como en la de secretario general de CC. El candidato del PP necesita mantener viva la llama de su investidura y en ese objetivo una posición amable de Coalición le mejora el cuadro clínico en las casas de apuestas. No necesita Feijóo encendidas declaraciones de amor de su socio en Canarias, le basta con que públicamente no desmientan la mejor de las disposiciones a echarle un cabo, petición que CC no ha atendido con excesiva dulzura, especialmente su ex portavoz en el Congreso, Ana Oramas, tajante en su negativa a compartir mesa y mantel con Vox. Con el PNV renunciando siquiera a intentarlo, CC incrementa su peso más allá del solitario escaño que ocupan en la Cámara Baja —no es tanto el escaño, es la marca, su tradición—.

Foto: El recién elegido presidente de Canarias, Fernando Clavijo (i) es felicitado por el hasta hoy vicepresidente del Gobierno regional, Román Rodríguez. (EFE/Miguel Barreto)

En el juego de los equilibrios necesarios, las declaraciones de Oramas y el acuerdo de la Comisión Ejecutiva Nacional de CC, anunciando que no darán un voto afirmativo a una investidura si Vox o Sumar se sientan en el Consejo de Ministros, enfrían la complicidad que marca las relaciones de Coalición con el PP, descenso de temperatura que Fernando Clavijo procura contrarrestar manteniendo en paralelo una conversación tan fluida como permanente con Alberto Núñez Feijóo. Al reafirmarse en que Vox o Sumar están al otro lado de las líneas rojas que Coalición anunció a sus votantes, los nacionalistas acampan tan lejos o cerca de Sánchez como de Feijóo, equidistancia que no entusiasma al PP en las Islas. Qué decir si finalmente Coalición, conveniente pero no imprescindible, con la pizarra de las distintas combinaciones situada en un lugar destacado del salón mete finalmente su voto en el cajón de los apoyos parlamentarios que recaba Pedro Sánchez. Obviamente, sembraría malestar con sus socios en el archipiélago, incomodidad que podrían salvar recordando al PP que, efectivamente, han sido convenientes pero no imprescindibles.

CC apurará la jugada con el objetivo de conseguir lo que mejor se les ha dado históricamente, multiplicar panes y peces, lograr con un solo escaño más protagonismo y proyección pública que los otros catorce parlamentarios canarios que se sientan en el Congreso. No quieren ofender a Feijóo. No les interesa ser excluidos del relato de la negociación por el lado izquierdo de la partida. Ni con unos ni con otros, ni lo contrario. Convenientes, sí, pero prescindibles por lo que pueda pasar. Auguran en Coalición que la cosa va para largo, y temen, por el daño que una parálisis de meses generaría a las instituciones autonómicas y locales, que un bloqueo atasque gestión, inversiones y decisiones. Apuestan por ser exigentes, pero constructivos, y en eso están, volviendo a la centralidad, gobernando otra vez en las Islas y manteniendo en Madrid la existencia que tan buenos resultados les ha dado en el pasado. Han resucitado. Han vuelto. Como decíamos ayer.

Como decíamos ayer. Si a Fray Luis de León se le atribuye esa frase (que habría pronunciado en su primera clase después de cuatro años alejado de las aulas), anécdota que Pedro Sánchez adjudicó a San Juan de la Cruz para explicar sus sensaciones al regresar a la secretaría general del PSOE, estos días en Coalición Canaria la ha hecho suya. Hay paralelismos y coincidencias suficientes para adoptar las palabras de Fray Luis de León a las que Sánchez recurrió (algo distraído) en su Manual de resistencia. El poeta y teólogo, el presidente y Coalición tienen en común regresar contra pronóstico; en el primer, segundo y tercer caso se protagonizó un retorno poco probable, una resurrección.

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