Con siete puertas
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Los futuros hipotéticos del expresidente canario
Con la gobernabilidad del país colgando de un hilo, Ángel Víctor Torres mantiene su intención de liderar la oposición en las islas y no desembarcar en Madrid, pero lo hace dejando una puerta entreabierta
"Yo no sé qué va a pasar en el futuro, no sé qué tiene mi secretario general (Pedro Sánchez) en la cabeza —ha dicho—. Mi intención es quedarme en Canarias, pero he estado y estaré a lo que se me indique", aclaró. Así responde el ex presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, cuando un verano después se le pregunta si sigue descartando (por los siglos de los siglos) la posibilidad de desembarcar en Madrid. No ha dicho que se abra de par en par a hacer las maletas, pero noventa días después tampoco lo ha descartado tajantemente.
El último fin de semana de mayo, con cuatro urnas sobre las mesas de los colegios electorales de las islas, un resultado por debajo de sus expectativas — optimistas, sin duda— se alió con una aritmética parlamentaria hostil, frustrando su reelección como presidente de Canarias y, de paso, dejando descontextualizado a Ángel Víctor Torres (secretario general del PSOE en el archipiélago, y hasta esa noche barón al alza en el organigrama autonómico del PSOE). Quedó desconcertado, amaneciendo a una realidad con la que ni él ni lo suyos contaban, descubriéndose en un inesperado fuera de juego. Aquel domingo electoral, con las matemáticas soplándole a la contra, Torres supo que a Coalición Canaria y PP les bastaría cruzarse un par de mensajes de WhatsApp para sumar aquí y allá, en el Parlamento autonómico, cabildos y ayuntamientos, dejando a los suyos lejos de las mayorías de gobierno.
Una de las primeras decisiones del líder de los socialistas canarios fue anunciar, con automatismo, que no se movería de la Cámara regional durante los siguientes cuatro años. Aquella declaración, firme, sin matices, pretendía cortar de raíz cualquier rumor que situara a Torres lejos de la política regional, en Madrid, bien como senador autonómico o, conjugado en futuro hipotético, como ministro, secretario de Estado o adyacentes. Especulaciones. Opciones. Tambores que suelen acompañar a quienes habiendo aspirado a la presidencia de un Gobierno regional pasan a la oposición y, más pronto que tarde, terminan optando por cambiar de aires, de escenario.
Con la gobernabilidad del país colgando de un hilo, Torres mantiene su intención de liderar la oposición en las islas, sí, claro que sí, pero lo hace dejando una puerta entreabierta, resistiéndose a ir contra sus propios actos pero deslizando afirmaciones de manual cuando se está a la espera de destino. No va tan lejos como para tirar de los clásicos y confesarse a disposición del partido. No. No, pero sí. Mantiene que se queda en Canarias. Y sí, pero a saber.
Esta semana se ha estrenado con frases que generan dudas más que razonables. "Yo no sé qué va a pasar en el futuro", ha dicho Torres, midiendo sus palabras. Sabe que estos meses se le han escapado algunos trenes, y aunque no termine de verbalizarlo es consciente de que si Pedro Sánchez logra prorrogar su tiempo en Moncloa se le va a poner cuesta arriba (o abajo) resistirse a la tentación de mover ficha para rearmarse en algún puesto del Gobierno y aledaños. También sabe el expresidente canario que la coyuntura y el calendario, ora envenenados, ora extravagantes, lo invitan a no hablar de su futuro en un país que sigue preguntándose por el suyo. Queda tela por cortar. Quedan investiduras por votar, perder o ganar. Y, a partir de ahí, seguirá quedando un mundo de quinielas, aspirantes, repartos o codazos que dificultan en exceso cualquier profecía individual o colectiva. Con todo, algo ha cambiado.
La noche electoral y la materialización de los acuerdos de Coalición Canaria y PP en las islas dejaron noqueado a quien todos daban como presidente reelegido. Más allá de la lógica del descanso propio de las fechas, Torres bajó la voz hasta enmudecer, generando una sombra de orfandad entre los suyos. El expresidente entristeció. No fue más, pero tampoco menos. Sin embargo, de días a esta parte está dando señales de querer volver al tajo, da muestras de recuperar el pulso.
¿Qué le pasa a Ángel Víctor? Es, probablemente, la pregunta más escuchada en cafés, despachos y sobremesas. De mayo a agosto la duda atendía a los interrogantes que generaba un ex presidente apagado que aparentaba una hibernación inducida. Estos días la pregunta es otra, y se suscita porque Torres vuelve a la carga. ¿A qué obedece que uno de los barones socialistas haya decidido regresar a pista pisando el acelerador? De una parte, Coalición y PP lo han provocado. Han inaugurado el curso proclamando que el gabinete del expresidente ha dejado un agujero presupuestario en Sanidad de más de 550 millones de euros —agujero o desfase, depende de quién lo cuente—. Otros agujeros (o desfases) verán la luz. CC y PP aspiran a evangelizar sobre los rotos que —a su juicio— dejó el anterior Ejecutivo, estrategia que Torres no va a dejar pasar sin más porque no está dispuesto a que desvaloricen su balance. Y, de otra parte, es más que probable que el expresidente esté abandonando el letargo de estos últimos meses porque necesita recuperar el protagonismo perdido.
¿Vuelve como jefe de la oposición o como aspirante a alguna responsabilidad en Madrid si su jefe de filas gana la batalla de la investidura?, ¿qué le pasa a Ángel Víctor Torres?, ¿qué plan tiene en su cabeza uno de los barones socialistas?, ¿realmente se mantiene en la idea de seguir en el Parlamento de Canarias, pase lo que pase a mil ochocientos kilómetros, o baraja secretamente mover ficha y dejarse querer si Sánchez continúa al frente del Gobierno? Formalmente mantiene su idea de ser el jefe de la oposición en las islas durante los cuatro años de legislatura autonómica. O no.
"Yo no sé qué va a pasar en el futuro ni qué tiene mi secretario general en la cabeza", ha dicho, bajando un poco la voz. Unos resultados electorales por debajo de sus expectativas agravados por el exilio parlamentario de uno de sus socios de cabecera (Podemos) facilitó el regreso de CC y PP al Gobierno autonómico. Pudo tener Torres una opción si llega a cuajar la idea del respeto a las listas más votadas, pero no, tampoco. Dos trenes le han pasado de largo. Quedaría un tercero. Si Sánchez gobierna podría Torres ahorrarse cuatro años en la oposición. Resulta difícil imaginar que diga que no si le ofrecen irse a Madrid. No necesariamente a un ministerio. O sí. Depende. Ya lo ha dicho Ángel Víctor Torres, es difícil (imposible, de facto) saber qué tiene Pedro Sánchez en la cabeza.
"Yo no sé qué va a pasar en el futuro, no sé qué tiene mi secretario general (Pedro Sánchez) en la cabeza —ha dicho—. Mi intención es quedarme en Canarias, pero he estado y estaré a lo que se me indique", aclaró. Así responde el ex presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, cuando un verano después se le pregunta si sigue descartando (por los siglos de los siglos) la posibilidad de desembarcar en Madrid. No ha dicho que se abra de par en par a hacer las maletas, pero noventa días después tampoco lo ha descartado tajantemente.